Ya no sopla ningún viento a favor. El año 2020 trastocó todas las luchas progresistas y, cómo no, la lucha feminista. Pero es sólo un recodo de un amplio camino por el que avanzan a paso ligero las mujeres y con ellas, el género humano.
La pandemia puso en primera línea de fuego el trabajo de cuidados, ejercido muy mayoritariamente por mujeres; también puso en evidencia que los cuidados en el hogar lo hacen las mujeres; confinó a maltratadores con maltratadas; redujo la brecha salarial precarizando el salario masculino; expulsó al paro principalmente a las mujeres (en torno el 70% de parados son mujeres); apareció un neo irracionalismo que dice que el machismo no existe; en Madrid, se prohibió la manifestación feminista, todo un símbolo mundial.
De repente el camino feminista está cuesta arriba. Quienes siempre se oponen a cada avance de la igualdad hoy se disfrazan de feministas y tachan a las feministas de feminazis.
Pero el clamor por la igualdad de géneros sigue creciendo: se amplía con la reivindicación transexual, se profundiza en el cuestionamiento de los micromachismos, se avanza legislativamente en la criminalización de los feminicidios, se rompe un techo de cristal tras otro… y esto sucede en todas partes, en todos los países el feminismo avanza en su lucha y en sus logros. Es un movimiento histórico y universal, capaz de superar este recodo y muchos más que se presentarán.
En A Coruña pudimos recoger la opinión de diferentes generaciones que salieron a expresar este clamor creciente que ya está cambiando el mundo.
También pudimos escuchar la voz de las mujeres inmigrantes, doblemente afectadas por el machismo en la pandemia, que reivindicaron su presencia, exigieron la derogación de la ley de extranjería y el antirracismo inherente al feminismo.
