Comercio de barrio
Ventajas y retos del comercio de barrio
El comercio de barrio es vital para las ciudades y para los vecinos. En la actualidad sobrellevamos un contexto de crisis económica que hace peligrar multitud de pequeños negocios. Por eso es más necesario que nunca poner la mirada en las ventajas y retos de futuro para nuestros comercios.
Un barrio es parte de una población de extensión relativamente grande, que contiene un agrupamiento social espontáneo y que tiene un carácter peculiar, físico, social, económico o étnico por el que se identifica.
Los barrios y la vida en los mismos tienen una importancia vital para las personas. Como una de las unidades básicas de la convivencia humana, nos obligan a coexistir con gentes muy diferentes a nosotros mismos en cuanto a ideas, pensamientos, cultos y experiencias. Este aprender, desde lo más básico, a convivir y relacionarnos en sociedad, nos ayuda a aprender a establecer relaciones pacíficas, a resolver conflictos e incluso a ser más empáticos.
Las consecuencias positivas de defender y de proteger la vida de los barrios, tal y como se ha conocido tradicionalmente, tiene muchos beneficios que han sido objeto de profusos estudios a lo largo y ancho del mundo. Fortalecer el tejido social en los barrios significa contribuir a generar el sentido de cuidado y preocupación por el otro, el vecino. Aunque no se conozcan entre si, las personas son conscientes de que existe un vínculo y un sentido de pertenencia.
La comunidad, el barrio, es esencial para entender la convivencia en la ciudad. Es un concepto más flexible, capaz de organizarse y agruparse para cumplir multitud de objetivos comunes. De hecho, la tendencia que se observa en muchos países es que los vecinos se asocian de manera cuasi espontánea y coyuntural dirigido a temas concretos. Desde el barrio, desde los barrios, las personas unen fuerzas para hacer reivindicaciones, homenajes, tributos, defensa de valores... Es una forma que comprendemos natural y cercana de unirnos a los otros.
Si la vida de barrio, la vida en la comunidad, es importante; no lo son menos las actividades económicas que se realizan en él. Los comercios y negocios de barrio, entendidos como las tiendas de siempre, significan mucho en la prosperidad de un barrio y de las personas que en él viven. Este desarrollo, este progreso también influye en la seguridad de los vecinos, sus expectativas e incluso en sus ambiciones. Son en gran medida estos negocios los que se ocupan de hacer crecer las comunidades y ayudarlas a desarrollarse hacia una mayor prosperidad.
Lo que es evidente a primera vista es que los negocios y comercios de barrio ofrecen puestos de trabajo, que a su vez se revierten de una manera u otra en la sociedad. La buena actividad de un local de nuestros vecinos, asegura una llegada de ciudadanos, clientes y compradores que pueden derivarse a las otras tiendas. No es en vano que cuando existe un negocio que funciona bien en una localización, pronto se vayan acumulando a su alrededor otros que también aportan y se ven beneficiados. Así se configuran las zonas comerciales de los barrios y cuanto mejor les va a los individuos, mejor le va al barrio. Este concepto de que en realidad puedes ver las gratificaciones de tu trabajo en todas las esquinas, es otra de las cosas positivas del ejercicio de la vida en los barrios. Nos ofrece una visión directa de cómo unos influimos en los otros de forma irremisible e inevitable. Las personas estamos conectadas en redes macro y micro, pero evidentemente esto es algo palpable en las agrupaciones comunitarias como lo son los barrios.
Ventajas y retos para el mañana
En los últimos años los estudios han demostrado dos tendencias simultáneas y que, pese a lo que pueda parecer, no son contradictorias. El aumento de las compras online y un tímido incremento del consumo local. Como podemos ver en el estudio realizado por el Gobierno de España en 2019 sobre hábitos de consumo, la mayor parte de la gente pretende continuar comprando en el barrio e, incluso, hacerlo más habitualmente. Estos datos no tienen en cuenta lo ocurrido con la pandemia, que ha arrojado algunos cambios al respecto. Son muchas las asociaciones de comerciantes del país que señalan un aumento en la tendencia de los más jóvenes a la compra local. Algo que se explica con un aumento en la sensibilidad y la solidaridad de los considerados generación Z, en el contexto de emergencia de salud. Aunque hay algunos comerciantes que opinan que esa tendencia se revertirá en cuanto volvamos a una situación de normalidad, lo cierto es que puede significar una oportunidad para el comercio de barrio.
Las ventajas del pequeño comercio que destacan los consumidores siguen siendo las mismas que en los últimos años:
Los consumidores valoran favorablemente su atención personal, la proximidad y la confianza. Además, consideran un ahorro en el gasto la ausencia de desplazamiento. Los vecinos consideran que los negocios de barrios son bastante o muy importantes para las zonas donde está presente, incluso sienten que su existencia les afecta personal y directamente. Además, los compradores siguen entendiendo las tiendas locales como los lugares donde el trato, la especialización y el asesoramiento son mejores. Tres conceptos que continúan siendo relevantes a la hora de escoger el establecimiento.
No obstante, el comercio de barrio tiene grandes retos por delante. Unas pruebas que, de ser encaradas e implementadas pronto y eficientemente, podrán convertirse en oportunidades indispensables para su crecimiento:
El primer reto y, seguramente, el más importante es el de la presencia online. Las tiendas de barrio deben actualizarse y asumir la omnicanalidad. Es decir, el comercio debe existir tanto en los entornos digitales como físicos, para aprovechar al máximo las oportunidades del mercado y cubrir las necesidades de los consumidores. Tampoco es desdeñable el viejo reto de la relación calidad precio. Los compradores pueden admitir el sobrecoste de las pequeñas tiendas, siempre que este tenga un claro reflejo cualitativo. No estarán dispuestos a pagar más por el mismo producto. Y es en este sentido en el que aparecen dos nuevos retos: Especialización y posventa. Ofrecer un servicio que solo nuestro negocio pueda ofrecer, por su especialización, es una forma certera de fidelizar consumidores y captar a los nuevos. Ofrecer nuevos servicios relacionados y derivados de la compra inicial, una atención personalizada y constante en el tiempo, puede ayudar a que un pequeño negocio crezca exponencialmente. Por último, hay algo que los consumidores del país le reclaman al comercio de barrio y que resultará difícil de ignorar: Más oferta, más gama de productos... Variedad.
Superar todas o algunas de estas pruebas son una receta magnífica para asegurar el crecimiento del comercio de barrio. Los vecinos debemos poner de nuestra parte, valorando en su justa medida la importancia vital que tiene para todos la tienda de la esquina. Mientras tanto, ese pequeño establecimiento debe aceptar que los tiempos cambian y que en ocasiones cabalgar estos cambios de sistema implica correr algunos riesgos para apostar en el futuro.
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