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Raquel Guzmán: “El aprendizaje del inglés debe ser dinámico, práctico y lleno de sonrisas”
¿Quién es Raquel Guzmán?
Soy una ferrolana que vino a A Coruña a estudiar Filología Inglesa hace ya casi tres décadas, y que encontró en esta ciudad su lugar en el mundo.
Cuando empecé en la universidad no tenía claro hacia dónde orientaría mi futuro; probé distintos trabajos y di clases particulares hasta que entré en un proyecto para dar clase a trabajadores de la Diputación de A Coruña. Y descubrí que disfrutaba mucho dando clase, me sentía útil y me resultaba muy interesante el proceso de aprendizaje y buscar nuevas técnicas para hacer más fácil a los alumnos adquirir destrezas.
Y aquí sigo, años después, tras haber dado clase a niños, adultos, profesionales de distintos sectores, y conservando la curiosidad y las mismas ganas.
¿Qué es Small Talk?
Small Talk es mi proyecto. Después de años dando clases en distintos centros y con un alumnado muy diverso, decidí dar el salto y dar forma a mi propio espacio.
Mi principal objetivo era y es crear un lugar agradable, familiar, lejos de las aulas asépticas y frías por las que he pasado como alumna y como profesora. Siempre me ha parecido que la atmósfera tiene una enorme influencia en el aprendizaje, y mucho más cuando tratas con los más pequeños, y para mí es esencial que se sientan cómodos y relajados; quiero que mi clase sea un entorno seguro para jugar, preguntar y trabajar. Y lleno de sonrisas y diversión.
¿Cuál es tu motivación a la hora de enseñar inglés?
Cada día me enfrento a mis clases con el objetivo de que mis alumnos aprendan inglés combinado el aprendizaje basado en el juego con los recursos que he ido adquiriendo a lo largo de estos años.
Trabajo siempre con grupos muy reducidos para poder atender las necesidades de cada uno, y porque así podemos hacer actividades que en grupos mayores resultan inviables. En el colegio o el instituto se centran mucho en aprender vocabulario y gramática, que, obviamente, es muy necesario, pero en Small Talk la prioridad es más práctica, más orientada a fomentar la participación oral, a perder la vergüenza con juegos y ejercicios más dinámicos, y mucho más divertidos.
¿A quién diriges tus clases, sólo a niñas y niños o también a adultos?
Tengo alumnos de todas las edades, desde los dos años en adelante. Es de todos sabido que, en el aprendizaje de un idioma, cuanto antes empiezas, mayor facilidad de aprender; para los más pequeños es un juego, y aún no les da vergüenza equivocarse. Les cuesta mucho lanzarse a hablar en un idioma que les resulta extraño, pero tardan poco en entender, ya que en las clases vamos introduciendo el idioma progresivamente.
A los niños en edad escolar es importante reforzarles los conocimientos que van adquiriendo en el colegio, pero haciendo más énfasis en las destrezas oral y de escucha, que se trabajan menos en ese entorno.
Los adultos suelen venir más con objetivos concretos: prepararse para conseguir una titulación oficial, o practicar conversación por necesidades laborales, o refrescar conocimientos que hace tiempo que no utilizan, o muchas veces manejarse en lo básico para poder viajar con más confianza.
En nuestro país no hemos dado mucha importancia a aprender otros idiomas; ¿ha cambiado esa mentalidad? ¿Cómo ha sido ese proceso?
Es cierto que España ha ido a la cola en el estudio y aprendizaje de otros idiomas durante décadas; creo que debido a una combinación de factores históricos, políticos y sociales. Pero eso ha cambiado mucho. Ahora hay una enorme conciencia social de lo necesario que es manejar otros idiomas en un entorno laboral global, mucho más especializado, más técnico y muy competitivo. Desde los años 80 se ha avanzado muchísimo en la preparación del profesorado, y las Escuelas de Idiomas han jugado también un papel importante. También la creación a nivel europeo de una escala, una manera conjunta de evaluar los conocimientos y competencias ha ayudado a elevar el nivel. Pero, en mi opinión, la sociedad da mucha más importancia a los idiomas, pero seguimos sin hacer ejercicios tan sencillos como ver series o películas en el idioma que queremos aprender, o escuchar un podcast, música y, sobre todo, leer (revistas, cómics, periódicos, novelas), que son las formas más útiles y efectivas de aprender un idioma.