Un Bretton Woods más orgánico, más destructor, más disputado
La saga Bretton Woods se desarrolló en una encrucijada única en la historia moderna. Una superpotencia anticolonial en ascenso, Estados Unidos, usó su influencia económica sobre una potencia imperial insolvente, Gran Bretaña, para establecer los términos por los cuales esta última cedería su dominio sobre las reglas y normas del comercio exterior y las finanzas mundiales. Pero debe quedar claro que Estados Unidos no es la heredera de la supremacía británica, sino la que cambió el juego para su beneficio. No es como se decía del Ford T, un carro sin caballos, no es un carro, es un auto, una innovación, un nuevo diseño en el manejo mundial, para bien o para mal.
El último grito de la moda de un poder emergente que amenaza con desplazar a un gran poder existente, la tan mentada trampa de Tucídides, la probabilidad de guerra en tales confrontaciones está dada por el ascenso de China en el siglo XXI, un aspirante a superpotencia colonial. Y que está utilizando su influencia económica sobre una superpotencia existente, los Estados Unidos, para fijar los términos en que ésta cederá su dominio sobre las reglas y normas del comercio exterior y las finanzas mundiales. Esta posta, tan diferente como el diseño de un carro sin caballos, ya comenzó y sólo se está intentando, de manera denodada, aplazarla, aunque con un final establecido.
Dentro de esta lógica, todas las armas serán ejercidas por el Estados Unidos para mantener, preservar, y prolongar su dominio. Las organizaciones de Bretton Woods, desde el FMI, Banco Mundial, y las no tanto ONU u OTAN, entre otras, fueron diseñadas para estar y permanecer a su servicio. Ninguna de ellas está exenta de disputas, rivalidades, objetivos, metas diagramadas de poder, etc. Todas ellas están, como veremos, delineadas para servirles, aunque a veces es necesario ocultar las contradicciones, sobre todo del FMI como bombero financiero del mundo, cuando ha sido el mayor incendiario.
Las políticas básicas del FMI y su diseño llevan agua para su molino, y han mostrado que pocas veces en la historia se ha visto un recaudador tan eficaz para cobrar las deudas, garantizar intereses o renegociar lo innegociable, como ellos. Pero no es menos cierto que partes de las élites de cada país o sus administradores gobernantes han utilizado al FMI como chivo expiatorio, como responsable de las políticas económicas que de todas maneras y sin ese organismo se hubieran implementado. El agrado de otorgarle el poder de vigilancia o asistencia técnica, descripto como un sistema formal de revisión y supervisión de las políticas macroeconómicas, como si quienes estudiaron en la casa matriz no lo supieran hacer. Es sólo la muestra de la necesidad de apoyo político y cualquiera de los organismos de Bretton Woods es una buena carta de presentación, nunca el FMI obligó a perpetuar la Ley de Entidades Financieras de la dictadura argentina y, sin embargo, ahí está y nadie la tocó.
Es verdad que no es fácil negociar con esta gente, como veremos, a pesar de la apariencia de la anatomía burocrática, de su democracia interna como un grupo monolítico, desde la dirección política del FMI, a cargo de la Junta de Gobernadores, el Directorio Ejecutivo o el Director General. El cuadro que sigue deja ver el prontuario de los directores ejecutivos o la Gerencia del FMI, ninguno resultó seminarista y mucho menos admirador de las carmelitas descalzas. Más bien han sido estafadores de guante blanco, corruptos ministros o inocentes damas acechados por bufetes de Wall Street, contratados por ser allegados al Departamento de Estado, para obscuros propósitos. Aunque si quieren algo de ellos, la central está en el Departamento del Tesoro.
Directores ejecutivos del FMI por país y situación procesal desde el 2000 a la actualidad
¿Estos señores son quienes toman las decisiones en el organismo? La verdad es que no, la trampa de los órganos creados en Bretton Woods tiene que ver con su forma de gobierno, y la obstinada presentación de una administración cuya toma de decisiones es ampliamente democrática. A diferencia de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en cuyo seno cada país tiene un voto, el número de votos y la toma de decisiones en el FMI reflejan la posición económica relativa de los países miembros.
El párrafo anterior, en buen romance, o dicho con claridad y de manera que sea comprensible para todos, debe entenderse como quien más tiene más puede. El FMI es el gobierno de los países ricos. Refleja, de manera lo más precisa posible, la geografía del poder mundial. Si uno tuviera que describir la anatomía de la gobernanza del FMI habría que dividirla en tres: una Junta de Gobernadores, donde cada uno de los 190 países se encuentra representado por un miembro, un Directorio Ejecutivo, con 24 miembros, y un Director Gerente y cuatro subdirectores generantes, que conforman lo que el FMI llama la alta gerencia.
Hasta aquí es una simple descripción que se puede encontrar en el propio organismo, ahora la pregunta es, si la Junta de Gobernadores, donde están los 190 países, delega en una Directorio Ejecutivo su poder, cómo se elige a estos 24 miembros que son quienes deciden en realidad. El cuadro siguiente muestra cual es la lógica en toda su dimensión del tan poco democrático funcionamiento del FMI. Cada una de las potencias tiene un asiento con un porcentaje de participación en la votación, una ponderación, un peso específico dependiendo de su aporte monetario al organismo. Después hay países que tienen más peso dentro del grupo que representan, para tener un voto, España para poder un ejemplo, es quien tiene mayor poder de voto, en un grupo al que representa y consta de siete países (Colombia, Costa Rica, Guatemala, Salvador, Honduras, México y España).
Es decir, los grandes son los que toman las decisiones, porque son quienes tienen un asiento con un porcentaje mayor de los votos. Pongamos ejemplos, el G7, los países más desarrollados tienen casi quórum propio, ocupan el 42% del peso de la votación. Estados Unidos tiene el 16.50% de peso en su voto, cada tema importante necesita el voto de la mayoría, es decir, el 85%, pero como EE.UU. tiene el 16.5%, quiere decir que 100 – 16.5 = 83.5%, o sea, no hay mayoría, ergo, no se trata si EE.UU. no quiere. Por ejemplo la revisión de las cuotas, lo que aporta cada país y el porcentaje de su voto, esta idea se pensó para llevarse a cabo y ser revisada cada cinco años con el objetivo declarado de abordar la distribución de peso mundial. En febrero de 2020 se abandonó oficialmente la 15.ª revisión de cuotas del FMI, después de que EE.UU. no viera la necesidad de un aumento de la cuota que probablemente habría redistribuido los votos a favor de China.
Directores ejecutivos del FMI y poder de voto por país a julio 2023
La asignación de cuotas está determinada por una fórmula de distribución específica, basada en términos generales en la posición relativa de un país en la economía global. La fórmula actual consta de cuatro elementos: PIB (50%), apertura (30%), variabilidad económica (15%) y reservas internacionales (5%). Las cuotas están denominadas en Derechos Especiales de Giro (DEG), el activo de reserva internacional del FMI. El valor del DEG se basa en una canasta de cinco monedas: el dólar estadounidense, el euro, el renminbi chino, el yen japonés y la libra esterlina británica.
Para entender esto mejor. La Junta de Gobernadores del Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó el 2 de agosto de 2021 una asignación general de derechos especiales de giro (DEG) equivalente a USD 650.000 millones, con el fin de apuntalar la liquidez mundial por la pandemia del Covid. El mapa siguiente muestra cómo la distribución se dio de manera increíblemente desigual, la mayor parte la recibieron los países centrales, de hecho, el G7 recibió fondos por el 43% del monto total, mientras el centro de África no alcanzó a superar el 2.5%.
Como se ve, el FMI se describe a sí mismo como una “institución basada en cuotas”, lo que significa que a cada uno de sus miembros se le asigna una cuota cuando se unen, lo que determina tres cosas específicas: 1) la cantidad de financiamiento que proporciona al FMI; 2) el monto que puede pedir prestado al FMI, y 3) su poder de voto en la Junta. A menudo se ha hecho referencia a esto como un «sistema de un dólar, un voto», pero en el Directorio Ejecutivo hay 2 votos que representan a 46 países del África subsahariana, lo más pobres, una terrible recordatorio de la poca importancia que tienen.
Distribución DEG por país y monto en U$S asignación Covid-19
El Grupo Banco Mundial no cambia en mucho los formatos de la toma de decisiones en base a los poderosos. El Grupo lo forman la Asociación Internacional de Fomento (AIF), el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF), la Corporación Financiera Internacional (IFC) y el Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones (MIGA), que tienen su propia estructura accionaria. Al igual que el Fondo, la junta de gobernadores es el máximo órgano de decisión del Banco Mundial y está integrada por un gobernador y un gobernador suplente designados por cada país miembro.
Al igual que el FMI, la junta de gobernadores ha delegado la mayor parte de la toma de decisiones cotidianas en las cuatro juntas de directores ejecutivos independientes que rigen las cuatro entidades financieras del Grupo del Banco Mundial: la Asociación Internacional de Fomento, el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, la Corporación Financiera Internacional y el Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones. Las juntas directivas actuales del Grupo del Banco Mundial están compuestas por 25 directores ejecutivos. Si bien los votos se asignan de manera diferente en cada organización, los cinco principales accionistas del Grupo del Banco Mundial son Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia y China.
En 2010, los gobernadores acordaron un conjunto de reformas destinadas a mejorar la voz y la participación de los países en desarrollo y en transición en el Grupo del Banco Mundial, en particular a través de un aumento en el poder de voto y una participación accionaria realineada de acuerdo con el peso económico y las contribuciones al desarrollo. En 2018, se acordó un aumento general de capital para el BIRF y la IFC, lo que dio como resultado el dominio continuo de los países de altos ingresos sobre ambas instituciones tanto EEUU como la UE conservaron un veto efectivo sobre las decisiones importantes en el BIRF.
El Banco se ha enfocado durante mucho tiempo en promover la privatización. El uso del financiamiento basado en la deuda y la condicionalidad de las políticas, presionando por la desregulación en nombre de la creación de un entorno propicio para el sector privado, ha erosionado cada vez más la capacidad del Estado. El Banco ha sido acusado, incluso, de haber apoyado a clientes privados para evadir impuestos en países que albergan proyectos, mediante el depósito de fondos en paraísos fiscales.
Una investigación independiente sobre denuncias de manipulación de datos, a pedido del comité de ética del Banco, derivó en un informe donde se encontraron serias irregularidades éticas, incluido el conflicto de intereses dentro de los servicios de asesoría del Banco y la manipulación de datos de las clasificaciones de Doing Business. para apaciguar a China y otros accionistas importantes, con la participación del expresidente del Banco, Jim Yong Kim, y la entonces directora ejecutiva del Banco Mundial, y actual directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva.
Cuando existen auditorías los hallazgos suelen ser siempre los mismos, un total autoritarismo para la toma de decisiones, desproporcionada centralización en quienes tienen mayores aportes, políticas contrarias a los intereses de los países, prestamos sujetos a desarrollo y privatización de sectores de importancia estratégica para las potencias con beneficio para las elites locales o multinacionales de los sectoriales. Este formato discrecional de préstamos, con profundo sentido político, queda claro en los tres primeros deudores del FMI que, de hecho, son los propietarios de casi el 50% del total de la deuda pendiente global total, que se situó en $ 155 mil millones el 31 de marzo de 2023, y los 5 primeros del 60% del total.
Los primeros 5 deudores del FMI en millones de U$S
Pero si algo llama la atención y deja plasmada la fuerza política de quienes mandan realmente en el organismo, y que no es ninguno de la estructura de gobernanza del mismo, sino la presidencia estadounidense y la Secretaria del Tesoro. Argentina recibió préstamos por 127 veces la capacidad de endeudamiento y 1200% de la cuota que aporta, Egipto 770% más de su cuota, y Ucrania, un estado en guerra y fallido, que jamás podrá devolver el préstamo, queda atrapado, al igual que los dos primeros, a las condiciones y condicionalidades del organismo.
Mauricio Claver, el funcionario más importante por ese entonces año 2018 del presidente de los Estados Unidos para América Latina, explicó en un foro diplomático la decisión geopolítica que ejecutó la Casa Blanca para facilitar los créditos Stand-By para sostener el programa económico de Mauricio Macri antes de las elecciones. Trump respaldó a Macri sin dudar en el FMI, y forzó un crédito histórico e imposible de pagar por 57.000 millones de dólares. Mauricio Claver Carone fue posteriormente presidente del BID y destituido por mantener una relación amorosa con una subordinada, a la que benefició económicamente.
Cuando hay que devolver los intereses y el principal de la deuda, los organismos técnicos del FMI y los ministerios de Economía de cada país discuten seriamente la capacidad de las variables macroeconómicas para la devolución del crédito. ¿Cuál habrá sido la evaluación técnico financiera para la devolución de los préstamos por parte de Ucrania o qué banco prestaría 127 veces más de su capacidad crediticia de un cliente como lo hizo el FMI con Argentina o Egipto?