Un dominio desvencijado
El gran tablero de ajedrez, de Zbigniew Brzezinski, fue publicado originalmente en 1997, y más allá de describir el papel de los Estados Unidos en el mundo, marcó las estrategias que debería adoptar para mantener su dominio. En este libro argumentó que el escenario más peligroso para Estados Unidos sería cuando China, Rusia, y quizás Irán, trabajasen juntos en formas que se asemejarían a una coalición «antihegemónica».
La idea se materializó 26 años después, aunque vale la pena aclarar que ningún color quedó organizado en la misma cara del cubo Rubik. Si bien todos los comensales en clave de susurro le ponen fecha de caducidad a la guerra de Ucrania, el verano para ser precisos, este murmullo hace que ante tal expectativa todos se acomodan para ocupar un espacio en la fotografía, sin dejar sola a China. Aparentemente, como en Las meninas, la obra maestra del pintor español Diego Velázquez, siempre hay algo más detrás de cada uno de los integrantes de esta supuesta fotografía.
Veamos este cuadro un poco más de cerca. Los singulares alemanes ejecutan movimientos distractivos, pero con una inclinación y predilección tal marcada hacia un sector que se contradice con sus intereses. El canciller Olaf Scholz emprendió a finales del 2022 un criticado viaje a China, que ese año se mantuvo como el primer socio comercial de Alemania por séptimo año consecutivo. De acuerdo a estos datos, la visita sería obvia debido a sus intereses comerciales. Pero según desde donde se vea, puede resultar el mayor socio comercial alemán o un rival sistémico. La Comisión Europea, a la que volveremos en breve, advertía recientemente a los Estados miembros «no ser ingenuos» cuando se trata de inversiones chinas en Europa, y de la poca libertad que gozan en el país asiático con sus empresas, pero nada dice de las trabas en Europa a empresas chinas ni de las compras de armamento y energía a EE.UU.
Dentro de la misma lógica hay iniciativas contradictorias que dinamitan cualquier plan alternativo a la guerra. La destrucción del gasoducto Nord Stream y las declaraciones del Ministro de Defensa alemán, más el ingreso de Finlandia a la OTAN, son un buen ejemplo. Comencemos por el canciller alemán. Como dijimos, viajó a China, pero también lo hizo a Washington en marzo de este año, sin comitiva, sin periodistas ni rueda de prensa, con su servicio secreto. Mantuvo una reunión de 80 minutos con el presidente estadounidense, Joe Biden, sin que ni siquiera estuvieron presentes sus ayudantes. No hubo declaraciones ni acuerdos escritos publicados por ninguno de las dos naciones. El problema a resolver con su homólogo americano es que el canciller Scholz está claramente implicado desde el otoño pasado en el apoyo a la operación de encubrimiento de la administración Biden en el mar Báltico, volar el gasoducto Nord Stream 1 y 2, la alternativa para reconstituir los lazos de amistad y comercio con Rusia o, si se quiere, ser el partícipe de destruir todos los puentes que podrían llevar a una cercamiento de Europa con Rusia.
Lo cierto es que la visita y la reunión de ambos líderes disparó en el New York Times una de las historias más ridículas del atentado que tenga conocimiento, que no desarrollaremos aquí, pero que pueden encontrar en este link. Lejos de aclarar algo con tan absurda historia, lo que resultó patente fue la falta de autonomía del gobierno alemán para tomar decisiones, desde energéticas, geopolíticas, hasta bélicas, idea que se vio confirmada con una entrevista en el periódico alemán Die Welt al relativamente novel Ministro de Defensa Boris Pistorius. Sus increíbles respuestas son analizadas en detalle por el Dr. Ezequiel Bistoletti aquí.
Nosotros sobrevolaremos dos temas importantes. Que todo incremento de presupuesto en defensa tendrá que salir de otra partida presupuestaria para equilibrarlo, es decir, inversión social por armas. Alemania aumentará en U$S 100.000 millones sus gastos en defensa en este ejercicio. Estas sumas, desde la caída del muro de Berlín, fueron redireccionadas de defensa a salud, educación, bienestar social, etc. Pero quizás lo más sorprendente del ministro es que expone la guerra en clave de elecciones americanas, lo que confirmaría su fin en el verano. Una de las hipótesis alude a un posible arribo de Trump a la presidencia. Respuesta, sería un caos, y si llegara un demócrata, la guerra giraría hacia el Indo-Pacífico y Alemania tendría que colaborar con su flota naval con EE.UU. y romper o tensar las relaciones con China. Un verdadero despropósito.
Las visitas de los líderes de la Unión Europea a China muestran que muchos países aún creen más en los negocios que en un mundo multipolar, aunque ambas idea no se lleven muy bien. El primer ministro español, Pedro Sánchez, comenzó su visita de Estado a China en un año marcado por el 50 aniversario de las relaciones diplomáticas entre los dos países. Emmanuel Macron, presidente de Francia, y Ursula von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea, emprendieron una inusual visita conjunta a China, en un intento de reforzar la relación de la Unión Europea con Beijing, y en el caso de la presidenta de la Comisión Europea tratando de mantener en su sitio al único semi díscolo europeo con China.
Si bien las negociaciones fueron por cuestiones comerciales, una parte del discurso versó sobre el disparate planteado por los medios occidentales, en medio de la creciente rivalidad global, política y económica, entre Pekín y Washington, brindando un recordatorio a China que no sería conveniente que venda armas a Moscú, aunque nadie entiende muy bien por qué Europa y EE.UU. pueden vender armas a Ucrania y China no puede hacer los propio con Rusia. Por otra parte, es cierto que el déficit comercial de la UE con China se duplicó en solo 7 años, pasando de 2014 € 114.400 millones a € 248.900 millones en 2021, tema que debería haber sido central por parte de la Presidenta de la Comisión.
Al parecer el problema está no sólo en el conflicto bélico sino en las demás guerras en disputa dentro de la misma guerra, la guerra comercial, la financiera, etc. El hecho de que los líderes de EE.UU., la OTAN y la UE, ni siquiera reconocieran el papel de China en la mediación exitosa de un acercamiento entre Irán y Arabia Saudita recientemente reflejó el mismo pensamiento estrecho, y aunque no lo digan, cambió con la visita a China.
La guerra en Ucrania tendrá mucho protagonismo, sobre todo tras la reciente visita de Xi a Moscú. “China es el único país del mundo que puede tener un impacto inmediato en el conflicto, en un sentido u otro”, apunta una fuente del Eliseo. Y si bien ninguno de los líderes de EE.UU., la OTAN y la UE, ha comentado nada de la propuesta china de paz, Macron ha hablado positivamente del documento de posición de 12 puntos para poner fin a la crisis de Ucrania. Y, pese a que todos creían que el texto no sería tenido en cuenta, la foto donde China quiere «construir un camino hacia la paz», dejando fuera a los EE.UU. es cada vez más real.
Aquí se empieza a entender por qué la visita de Macron a China y las reuniones con Xi molestaron a muchos comentaristas y medios de comunicación estadounidenses y británicos. El New York Times publicó el siguiente titular: “La diplomacia francesa socava los esfuerzos de Estados Unidos para controlar a China”. The Telegraph escribió: “Macron se ha humillado a sí mismo y a la UE, hasta aquí llegó la unidad occidental”. Foreign Policy calificó el viaje de Macron como “una misión de tontos”. La decisión de tontos no se condice con los hechos. Aquí la idea es que el centro de Europa sea Francia, no Alemania, que Europa de separe del área del dólar o dependa menos y afianzar el concepto de “autonomía estratégica europea”, sobre todo en Taiwán. Macron cree que el viejo continente tendría que salirse de esta encerrona y ver cómo se ordena para la fotografía de la paz en Ucrania.
Esta línea argumental parecería ser la indicada, ya que desde diciembre del año anterior comenzaron a surgir filtraciones informativas, y como siempre, el goteo controlado de información es porque alguien quiere que comencemos a aceptar lo contrario a lo que nos vendieron. Y el alto al fuego en Ucrania, la salida estadounidense de la tregua y la foto son una de ellas. De la noche a la mañana el NYT no solo encuentra a los bombarderos de Nord Stream, sino unas aproximadamente 100 diapositivas informativas, recientemente filtradas, de datos operativos sobre la guerra en Ucrania, mostrando que esta es claramente diferente. Y es, según ellos, el prestigio inmediata de la inteligencia lo que más preocupa a los funcionarios de la Casa Blanca y el Pentágono.
Parte del material más sensible –mapas de las defensas aéreas ucranianas–, con 40 días de antigüedad, que podrían estar en manos de rusos, chinos, paquistaníes o cualquiera que tenga interés en la guerra. Son los documentos «secretos» y «supersecretos», y las pistas que contienen para las próximas operaciones, lo que hace que estas revelaciones sean particularmente dañinas. Las más de 100 páginas de diapositivas y documentos informativos no dejan dudas sobre cuán profundamente involucrado está Estados Unidos en la conducción cotidiana de la guerra, proporcionando la inteligencia y la logística. También los datos de los muertos, relación de 4 ucranianos a un ruso, defensas antiaéreas inexistentes, retroceso en todos los flancos, en síntesis, el eminente fin de la guerra o un impasse por razones obvias.
Quienes deberían, desde el punto de vista unipolar, interceder en este escenario desde el otro lado del Atlántico son los EE.UU., pero al perecer las cosas no están del todo simples en la carrera presidencial, lo que afecta a la guerra en su conjunto. Algunos republicanos no creen que el expresidente Trump sea el mejor candidato para disputar la presidencia, y nuevamente, con filtraciones controladas, Donald Trump se convirtió en el primer ex presidente de Estados Unidos en enfrentar cargos penales; de hecho, el juez le informó de 34 cargos que se le imputan, todos relacionados con el pago por el silencio de una ex actriz porno con la que supuestamente mantuvo una relación. Lo bueno de ser filtración controlada es que no salieron a la luz los demás negocios con el deep state americano.
Del lado de los demócratas las cosas parecen igual. Filtraciones controladas ponen un gran interrogante al supuesto candidato a la presidencia, el actual mandatario Joe Biden, acusado de participar en un modelo de negocios familiar por tráfico de influencias, soborno y corrupción con Ucrania y China. El problema aquí es un poco más intrincado, el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes citó a cuatro importantes instituciones financieras en su investigación sobre los acuerdos comerciales de Hunter Biden. Los bancos, Bank of America, Cathay Bank, JP Morgan Chase y HSBC, recibieron citaciones relacionadas con la investigación del panel sobre el esquema global de tráfico de influencias de la familia Biden.
Lo más complicado del asunto está en que Volodímir Zelenski llegó a la presidencia del país gracias a Ihor Kolomösky, el tercer hombre más rico de Ucrania, antiguo dueño del mayor banco ucraniano, PrivatBank. Las acusaciones de que saquearon el banco provocaron importantes investigaciones tanto en Ucrania como en los Estados Unidos, incluida una investigación criminal por lavado de dinero por un valor de USD 5.500 millones. El lavado terminaba en Delaware, de donde fue senador y ahora presidente Biden y el involucrado en el lavado es su hijo.
Jamie Dimon, el presidente ejecutivo de JP Morgan Chase & Co, será interrogado sobre la relación del banco con el difunto delincuente sexual y antiguo cliente Jeffrey Epstein. El suicidado trabajaba en Bear Stearns,el banco que dio la patada inicial para la crisis del 2008. Cuando Dimon tomo el timón de JPMorgan, presidió las adquisiciones de inversión Bear Stearns y de Washington Mutual, la entidad de ahorro y préstamo cuya quiebra fue la mayor de la historia de Estados Unidos. Al parecer, el CEO de JP Morgan y traficante de sexo eran socios. Hasta aquí no habría problema si no fuera que BlackRock y JP Morgan están negociando con la Secretaria del Tesoro cómo arreglar la fuga de depósitos de los bancos regionales americanos a los grandes bancos, o sea, a ellos.
Presidentes acosados, una Secretaria del Tesoro que negocia con gente poco sana, no parecerían ser quienes tuvieran una alternativa viable, más allá de la concentración ante los potenciales riesgos que causaría el yuan en el comercio mundial, al menos después que estallaron eventos geopolíticos de alto perfil y, en solo un año, esa divisa se convirtió en la moneda más negociada en el mercado ruso, por poner un ejemplo. Y, por primera vez, la moneda china superó al dólar en los volúmenes de operaciones de cambio en febrero de 2023, y nadie sabe qué pasará con los BRICS.
EE.UU. proclama ser el único defensor del principio de soberanía e integridad territorial cuando habla extensamente sobre el respeto a la soberanía y la integridad territorial de Ucrania. Al mismo tiempo que le falta el respeto a la soberanía y la integridad territorial de China cuando se trata de la cuestión de Taiwán. La entrega de armas es otra prueba del doble rasero de los Estados Unidos. EE.UU. advierte a China que no suministre armas a Rusia, mientras sigue vendiendo armas a Taiwán, en violación del Comunicado del 17 de agosto, un documento en el que EE.UU. asumió solemnes compromisos políticos con China.
La manipulación y la condicionalidad de Estados Unidos para obtener ganancias políticas y económicas, sobre todo en Europa, no reflejan más que su miedo desesperado a perder su poder hegemónico de dictado e interferencia en los asuntos mundiales. El problema es que los tiempos se aceleraron. La idea de Brzezinski se materializó y la multipolaridad está con nosotros, no que arribará en un tiempo cercano. Pero este mundo desvencijado, una Europa desorientada y un EE.UU. inmerso en una pelea por la presidencia no son buenos augurios para la humanidad.