Dudosa estrategia
Ustedes condenan todas las dictaduras, pero les encanta hacer negocios con ellas (Pablo Iglesias)
En verdad que no queda muy claro las consecuencias de las sanciones occidentales a Rusia. Sí queda visiblemente explicado —en artículos anteriores— quiénes son los ganadores y perdedores de este conflicto. Los complejos militares, financieros y energéticos de Estados Unidos, así como la sigilosa China, sobresalen como ganadores. La economía mundial, los países necesitados de energía, alimentos, y los consumidores europeos son los grandes derrotados.
En medio, hay una serie de eventos poco o nada mencionados por diferentes motivos, que la prensa occidental los elimina de su matriz, ocultándolos para la mayoría del mundo. Este sería el caso las 18 guerras actuales de alta intensidad de las cuales se excluyeron para la gente 17, quedando visible solamente Ucrania — como muestra el video de La Base #25 — o porque se distorsiona y deforma tanto la información que una parte de ella queda condenada a una especie de limbo irresoluto. Y es hacia esa imperfecta silueta a la que nos dirigiremos.
El 2 de marzo del presente, los 193 países que componen la ONU votaron una resolución de condena de la invasión rusa de Ucrania e instaba a Moscú a retirarse inmediatamente y sin condiciones del país vecino. La iniciativa obtuvo 141 votos a favor, cinco en contra —Bielorrusia, Corea del Norte, Eritrea, Rusia y Siria— 35 abstenciones y 12 países, entre ellos Venezuela, que no asistieron a la sesión. Es decir, que en total 52 países no adhirieron a la condena. No porque no la crean necesaria, sino por aspectos de autonomía y negocios. Pero lo importante es que India, Pakistán y China se abstuvieron. Entre los tres hay 734 ojivas nucleares y 3.000 millones de personas, casi el 40% de la población mundial.
Y aquí si hay un serio problema, porque la burocracia europea, para poner un ejemplo, perdió su autonomía política y el enfoque económico a medida que los estadounidenses ganaban en las decisiones de geopolítica. El resto del sur global, o al menos un 70% de él, no lo abandonó ni se sometió a la lógica americana. Aquí no hay ángeles y demonios, hay negocios y geopolítica.
Si bien la idea americana de divorciar a Europa de Rusia dio resultado, las sanciones también activaron de manera colateral una serie de medidas defensivas por un lado, y de alerta a otros países, por el otro, que quizás resulten perjudiciales para el área dólar, más allá del concebido aumento de la inflación mundial.
Las medidas sancionatorias a Rusia son en apariencia las más duras desde las impuestas a Irán en 2010 y Corea del Norte en 2013. Pero, como vimos en escritos anteriores, una parte, sobre todo las sanciones financieras y del retiro de los bancos del sistema SWIFT, que veremos en detalle posteriormente, son bastante endebles o deliberadamente novelescas, al dejar fuera a los bancos relacionados con la venta de energía.
Estados Unidos y Europa Occidental esperan in eternum una “guerra feliz”, cosa que no va a suceder. Alemania y otros países no han comenzado a sentir el dolor de la falta de gas, minerales y alimentos. Sin embargo, no hay todavía contra sanciones anunciadas formalmente por Rusia, como si el país no tuviera su propio equipaje de trucos.
En principio, medidas de sustitución de importaciones para tratar de neutralizar las sanciones, como la idea de la autosuficiencia con inversión propia, y en algunos casos nacionalización de empresas, se está viendo como una sana opción. Esta idea tiene sustento en la reconversión de la producción alimentaria, que llevó a que Italia perdiera 27.000 millones de euros en exportaciones desde el 2014 y Rusia ganara en autoabastecimiento.
Según publicó el diario italiano La Repubblica, el Gobierno había pedido a los empresarios italianos en enero de este año que anulasen una reunión por videoconferencia programada con Putin o que, al menos, no acudiesen a ella los directivos de compañías participadas por el Estado. La élite empresarial italiana la celebró de todas maneras. En ella se constató la disposición de ambas partes para reforzar sus inversiones pese a la enorme tensión que enfrenta a Europa y Rusia. Un suministro de gas barato y nuevos negocios tras la pandemia protagonizaron la presentación del líder ruso a los directivos de gigantes como Pirelli, los bancos UniCredit e Intesa San Paolo, y la energética Enel, entre otras compañías. “Siempre digo que las mejores inversiones y los mejores negocios se hacen en los tiempos difíciles”, le respondió el presidente de la cámara de comercio italiano-rusa, Vincenzo Trani.
El principal resultado de las sanciones entre EE.UU. y Europa fue un cambio en la estructura geográfica de las relaciones económicas exteriores de Rusia a favor de China, cuya expansión compensa completamente la reducción de las relaciones comerciales y económicas con la UE. Los consumidores europeos tienen que cambiar a proveedores de energía estadounidenses más caros.
En el período 2014-2020, en términos monetarios, el volumen de comercio de Rusia con China aumentó a U$S 104.000 millones. La participación de los países de la Conferencia Económica de Asia Pacífico (APEC) y Organización de Cooperación de Shanghái (SCO) en el volumen de negocios del comercio exterior de la Unión Económica Euroasiática (UEE) aumentó durante este período de 29% a 36,4%. La participación de la UE en el volumen de negocios del comercio exterior de la UEE, por el contrario, disminuyó del 46,2 % en 2015 al 36,7 % en 2020.
Dentro de las medidas que Rusia está barajando se encuentra el congelamiento de los reembolsos de préstamos a bancos occidentales y colocar los fondos en una cuenta congelada en un banco ruso. Medidas de endurecimiento cambiario por la fuga de capitales. Que la inversión se acelere para desarrollo de su propia base tecnológica en las áreas afectadas por las sanciones, en primer lugar, la industria de defensa, energía, transporte y comunicaciones y alimentos.
Aquí hay una perla que ya se está implementando, y que había sido propuesta como “la caja negra de defensa de la economía”, y que plantea que Rusia adopte compensación cero para propietarios de patentes de países hostiles. Para el director del Centro de Investigación Económica del Instituto de Globalización y Movimientos Sociales (IGSO), Vasily Koltashov, la clave es confiscar la tecnología, o dejar de reconocerle a EE.UU. derechos de patentes.
En lo que califica como “liberar la propiedad intelectual estadounidense”, Koltashov pide que se apruebe una ley rusa sobre “estados amistosos y hostiles”. Si un país resulta estar en la lista hostil, entonces podemos comenzar a copiar sus tecnologías en productos farmacéuticos, industria, manufactura, electrónica, medicina. “Puede ser cualquier cosa, desde detalles simples hasta composiciones químicas”. Esto requeriría enmiendas a la constitución rusa. O sea, podría usarse “el extenso know-how de China con sus últimos procesos tecnológicos de producción para copiar productos occidentales”: la liberación de la propiedad intelectual estadounidense causará daños a los Estados Unidos por un monto de $ 10 billones.
Esta idea se convirtió en realidad a través del Decreto Nº 299/2022. “El gobierno ruso ha adoptado el decreto que permitirá a empresas e individuos locales utilizar invenciones, modelos de utilidad y diseños industriales en poder de propietarios de “países hostiles” sin su consentimiento y sin pagar compensación alguna”.
Aterrizamos en un último punto. Todo lo que tiene que ver con el sistema financiero y la exclusión de Rusia del SWIFT. Durante toda la semana los medios financieros internacionales trataron de condenar de manera anticipada a Rusia y asegurar que caería en incumplimiento si no se abonaban U$S 117 millones de intereses de bonos en dólares. Ni lerdos ni perezosos las agencias de calificación crediticia que están a los dos lados del mostrador, entre ellas Fitch, rebajó la calificación de la deuda soberana rusa a “C”, indicando que “un impago soberano es inminente”. S&P Global Ratings también rebajó las calificaciones crediticias soberanas de Rusia en moneda extranjera y local a CCC. Lo cierto es que Rusia pagó y nada pasó.
¿Qué es lo interesante de esta puesta en escena? Desde la supuesta exclusión del SWIFT al pago de la deuda, el terrorismo financiero que rodea al mercado hizo sonar la alarma a cuanto país pueda tener alguna desavenencia con EE.UU., lo que podría llevarlo a ser sancionado y no tener opciones financieras, desde movimientos de dólares para el cobro de exportaciones, pago de importaciones o financiamiento, si esto sucede.
Según Bloomberg, “Sacar a Rusia del sistema global crítico, que maneja 42 millones de mensajes al día y sirve como salvavidas para algunas de las instituciones financieras más grandes del mundo, podría resultar contraproducente, elevando la inflación, empujando a Rusia más cerca de China y protegiendo las transacciones financieras del escrutinio por el oeste. También podría alentar el desarrollo de una alternativa SWIFT que, eventualmente, podría dañar la supremacía del dólar estadounidense”.
Y la última parte es la central. El desarrollo de una alternativa al SWIFT y el daño a la supremacía del dólar. La opción se está llevando a cabo y varios países la tendrían como alternativa ante cualquier desvarío americano, por lo que su desarrollo es algo seductor. En principio, el sistema MIR de pagos ruso y la Union Pay china, que esta por alcanzar a Visa, se encuentran unidas y funcionando. De tal manera que cualquier extracción de un cajero europeo, que tiene sanciones contra Rusia, podrá realizarla cualquier ciudadano ruso, porque lo avala Union Pay, que no está sancionada.
Las acciones chinas relacionadas con los pagos subieron cuando los inversionistas apostaron que expulsar a los bancos rusos del sistema SWIFT beneficiaría al propio sistema de pagos transfronterizo de China, Sistema de Pago Interbancario Transfronterizo (CIPS, por sus siglas en inglés) y aceleraría el desarrollo de la moneda digital del país.
No solo aceleraría el desarrollo del sistema chino, sino la unión con el desarrollo del sistema ruso, Sistema de Transferencia Financieras de Mensajes (SPFS, por sus siglas en inglés). Moscú ya vinculó su sistema de pago SPFS no solo a China sino también a India y los países miembros de la Unión Económica de Eurasia (EAEU). El sistema ruso ya se conecta a aproximadamente con 400 bancos.
Pero en realidad, el importante, y con perspectivas a futuro, como vieron los mercados, es el sistema chino, al cual los rusos, con desarrollo propio, están conectados. Este sistema procesó alrededor de U$S 12,68 billones en 2021, un aumento del 75% respecto al año anterior, según el periódico estatal Jiefang Daily. A fines de enero, CIPS tenía alrededor de 1.280 instituciones financieras en 103 países y regiones, que se habían conectado al sistema. Incluye 30 bancos en Japón, 23 bancos en Rusia y 31 de naciones africanas que reciben fondos en yuanes a través de proyectos de infraestructura bajo la Iniciativa Belt and Road.
CIPS cuenta con varios bancos extranjeros como accionistas, incluidos HSBC, Standard Chartered, Bank of East Asia, DBS Bank, Citi, Australia and New Zealand Banking Group y BNP Paribas, según datos de Qichacha, un proveedor de información que utiliza fuentes oficiales de registro de empresas. Standard Chartered Bank (Hong Kong) Ltd el 14 de febrero se convirtió en el primer banco extranjero calificado como participante directo en CIPS fuera de China continental.
Por ahora, CIPS aún depende en gran medida de SWIFT para la mensajería financiera transfronteriza, pero tiene el potencial de operar de manera independiente y tener su propia línea de comunicación directa entre organizaciones financieras. Quizás la mayor de las virtudes sea que China compra de manera compulsiva y sus acuerdos están siendo en yuanes, al menos con países africanos, Rusia, Irán, India (RIC) y la Unión Económica Euroasiática (UEE), bombardeando el área dólar, lo que resulta muy grave para Estados Unidos.
Me da la sensación que esta estrategia no es la más acertada para Estados Unidos; lo de Europa es simplemente cómico.