La salud mental, la gran olvidada
Cuando hablamos de salud, de cómo nos encontramos, de si tenemos algún problema, solemos centrarnos en las enfermedades o patologías físicas, como las del riñón, el corazón, la rotura de algún hueso, problemas en las articulaciones, dolor de espalda… Pero son pocas las veces que hablamos sobre cómo nos sentimos.
Quizás por el estigma que hay sobre la salud mental, quizás porque mostrar los sentimientos siempre ha sido un símbolo (erróneamente) de debilidad, o quizás porque no lo consideramos algo tan importante como lo mencionado anteriormente.
Según la Encuesta Nacional de Salud de España, más de 1 de cada 10 personas han sido diagnosticadas de algún problema de salud mental, en su mayoría mujeres. Un alto porcentaje revela una ansiedad o depresión crónica, y, está demostrado, que alrededor de un 60% no pide ayuda ante estas situaciones porque no las consideran “graves” o, incluso, porque sus familias no les brindan el apoyo o la comprensión necesaria. Además, es muy importante recalcar que para el año 2030 se espera que las enfermedades mentales sean la primera causa de discapacidad en el mundo, un dato estremecedor.
En estos meses, la salud mental ha estado en el centro del debate en diversas ocasiones, por ello es importante que no caiga en saco roto, que cada vez que un familiar, un amigo o una amiga, tenga un problema de este tipo, le apoyemos y le brindemos la comprensión que merecen.
Todavía es un estigma decir que se sufre ansiedad o depresión, pero, por el contrario, cada vez es más normal que alguien sufra alguna de ellas. Se estima que 1 de cada 5 personas va a sufrir algo así a lo largo de su vida por lo menos una vez. Cada año se suicidan en el mundo 800.000 personas. Todos estos datos son estremecedores, y deberían estar más aún en boca de todos nuestros representantes políticos.
Por suerte, en los últimos presupuestos apoyados, los del año 2021, el Gobierno de España destina 7.330 millones más al Ministerio de Sanidad, donde se mejorará la estrategia de salud mental y se aumentará la red de psicólogas y psicólogos públicos, así como de psiquiatras y consultas. Esto es un pequeño paso, todavía queda mucho camino por recorrer, y, en parte, es tarea de todos y todas nosotras.
Es fundamental que sigamos haciendo ruido, que defendamos y reivindiquemos la importancia de un problema que nos ataca a todos en algún momento de nuestra vida. Este asunto no entiende de colores, es una cuestión de bienestar general, y es por eso que tenemos que seguir adelante, sin olvidar lo que es verdaderamente importante y que, muchas veces, nuestro peor enemigo es nuestra propia mente.