Más y mejor vida a nuestros años
Dice un dicho popular que la mayor de las fortunas es tener más de 50 años y levantarse sin sentir ningún dolor. La edad no es solo una cifra en el carnet, la descubrimos en esa arruga que no desaparece en el entrecejo, cuando ya no leemos con facilidad la composición de una etiqueta, si nuestro cuerpo nos pasa factura en los amaneceres de una noche de fiesta, o cuando nuestro cerebro se pelea para obtener esos datos que se nos enredan en la punta de la lengua y que no dejan que pronunciemos ese nombre o palabra precisa. El 1 de octubre se celebra El Día Internacional de las Personas Mayores, una etapa a la que todos llegaremos con un poco de suerte y buena salud.
Se suele atribuir a nuestra herencia genética muchos de los achaques que van surgiendo e identificar la artrosis de la abuela en ese dedo que se engatilla al coger el ratón del ordenador. Nos reconocemos como hijos de nuestros padres en las canas o en la calvicie, pero no todo es genética y podemos hacer mucho más que dejar que los genes “chungos” se expresen libremente.
La acción que puede cambiar el envejecimiento saludable pasa por la dieta, el ejercicio y evitar hábitos nocivos, como el tabaco y las drogas. El alcohol es una de ellas, aunque esté socialmente aceptada.
En el libro Anti-envejecimiento, de Rose Marie Gionta Alfieri, la doctora asegura que “a diferencia de nuestra estructura genética, todos estos aspectos se encuentran bajo nuestro control. Si se efectúan simples modificaciones en estos hábitos cotidianos se pueden lograr maravillas para ayudarnos a llevar una vida joven, cualquiera que sea nuestra edad. Quizás biológicamente tengamos 60 años, pero, si seguimos unos hábitos de vida sanos y tomamos suplementos con nutrientes, nuestra edad en cuanto a vitalidad y al riesgo de enfermar podría ser considerablemente menor.”
Una de las teorías más aceptadas por la comunidad científica es que los radicales libres producen daños celulares que nos hacen más vulnerables al cáncer, las cardiopatías y a la pérdida de elastina y colágeno de la piel. Pero no hay que olvidar que son un producto natural de la oxidación y que sin oxígeno y nutrientes no existiríamos. Del mismo modo que el cuerpo produce radicales libres produce también antioxidantes como enzimas para neutralizarlos. Eso es lo que la ciencia busca activar y resolver ¿Podemos suplementarnos con sustancias que limpien esos radicales?.
Somos lo que comemos
Cuando cumplimos años nuestros mejores aliados son el aumento de consumo de frutas y las verduras, la disminución de ingesta de carnes y evitar procesados. Una comida sana mantendrá la piel y el cabello saludables, llenos de vitalidad y ayudará a prevenir enfermedades relacionadas con la nutrición, como las patologías cardíacas, la diabetes y la osteoporosis.
Fitoterapia para prevenir enfermedades
Cuando el cuerpo no genera suficientes antioxidantes es recomendable suplementarnos para que actúen ayudándonos a reparar el daño celular irreversible que pueden producir un exceso de radicales libres. Por mis años de experiencia al frente de una farmacia, y como investigadora, no puedo dejar de recomendar una ingesta adecuada en dosis y bien proporcionada de fitoextractos naturales que contengan vitaminas, minerales y flavonoides combinados de tal forma que van a mejorar nuestras funciones cognitivas y evitar enfermedades neurodegenerativas. Algunos estudios señalan que se puede retrasar el envejecimiento mental en dos años y medio y constatan que la antocianina, uno de los componentes principales del CIST10, desarrollado por el laboratorio Lp10, potencia la memoria. Su alto contenido en antioxidantes, especialmente el ácido gálico y resveratrol, neutralizan algunos de los radicales libres hasta en un 20% y evita que estos dañen el ADN, lo que los convierte en preventivos del desarrollo de células tumorales. Además, reducen la oxidación del colesterol LDL y logran reducir la presión arterial hasta en un 6%.