La subida del precio de la luz

El pasado mes de marzo fue el más barato del año con una media de 40,18€ MWh, y el precio ha ido subiendo mes a mes hasta los 71,30€ MWh de Septiembre. Esta subida la hemos notado en nuestras facturas de la luz ya que supone pagar 3,11 céntimos más antes de impuestos por cada kWh que consumimos.

Proporcionalmente en el mercado del gas la subida ha sido aún mayor, ya que por ejemplo para un contrato a 12 meses para todo el año 2019 el precio del MWh en febrero de este año rondaba los 18€ y en este momento ronda los 28€. Esta diferencia supone pagar 2 céntimos más antes de impuestos en nuestras facturas por cada kWh de gas que consumimos.

 

Derechos de emisión: el desconocido a quien echar las culpas

Mucho se ha hablado de la subida de precio de los derechos de emisión para justificar el encarecimiento de nuestras facturas de la luz pero quizás esto sea una vez más una disculpa a una situación que daña la economía y el día a día de muchas personas.

El Régimen de Comercio de Derechos de Emisión (ETS) de la UE arrancó en 2005 con la idea de que si se ponía precio a cada tonelada de CO2 que se emitía a la atmósfera a las empresas les compensaría hacer inversiones y cambios para reducir emisiones. Los principales informes hablaban de precios entre 15€-20€ por tonelada para que esta idea se llevase a la práctica.

En junio de 2008 el precio de la tonelada de CO2 alcanzaba los 26,86€, valor que fue disminuyendo durante los años siguientes debido a la crisis, la cual propició menos emisiones por parte de las empresas y por lo tanto una sobreoferta que se tradujo en precios que oscilaban entre 3€ y 10€ por tonelada de CO2 entre los años 2012-2017. Pero en 2018 la cosa cambió, pagándose en enero 8,34€ la tonelada y ascendiendo hasta los 21,43€ de Septiembre.

Teniendo en cuenta que una central de ciclo combinado produce 0,4 toneladas de CO2 por cada MWh que produce, una variación de 15€ en los derechos de emisión representa 6€ por MWh producido impuestos de generación aparte.

Con estos datos parece que lo que pagamos de más respecto a hace unos meses no puede deberse exclusivamente a los derechos de emisión. En la economía en la que para producir electricidad hay que quemar combustibles fósiles tenemos también otros culpables:

  • Subida del precio del gas natural: tenemos una gran dependencia del gas natural para la generación eléctrica, si este sube el precio de la electricidad subirá.

  • Subida del precio del petróleo: aunque no lo notáramos al llenar el depósito, el barril de Brent en junio de 2017 estuvo a 45$, llegando a finales de septiembre del 2018 a 84$, en años anteriores llegó a estar por encima de los 125$.

  • Subida del precio del carbón: el mínimo (ICE CSX Coal) de 2018 fue en abril a 56$ y el máximo a 77$ hoy en día.

 

¿Pero está fallando también algo más?

El 01/01/2018 tuvimos durante muchas horas un precio de 2,06€ por MWh. Sí, no es un error 2,06€ por MWh frente a los 71,30€ de septiembre, cualquiera lo puede ver en la página web del operador de mercado OMIE. Ese día tuvimos un temporal que hizo girar con fuerza los aerogeneradores y la demanda fue propia del día de año nuevo.

Los aerogeneradores también se han demonizado en los últimos tiempos con el argumento de sobrecostes por las primas al eólico y que se trata de una energía que no se puede almacenar. Sin embargo tienen algunas virtudes:

  • Bajo coste: la cantidad de electricidad generada no depende de la cantidad de materia prima quemada, por lo que cuesta casi lo mismo producir mucho que poco.

  • Hay competencia: los parques eólicos son gestionados por multitud de empresas que no tienen nada que ver con las 4 o 5 grandes, por lo que hay más competencia en cuanto al precio de venta de su energía.

  • Esta energía no se puede almacenar: sí, es una virtud en lo referente a precios al menos en el sistema actual. Estamos viendo como por ejemplo el agua embalsada sólo se emplea para producir electricidad cuando hay tanta demanda que no baja el precio de la energía. En el eólico o se produce electricidad o se pierde.

 

¿Qué nos espera?

El año pasado hubo 2 subastas de energías renovables con las que se pondrían en funcionamiento casi 10GW de potencia instalada antes del 2020. Esto iba a abaratar enormemente los precios pero a día de hoy se ha instalado menos de la centésima parte y muchos nos vemos sorprendidos acerca de cómo se combina la producción energética para llevar los precios al alza. Por otro lado las declaraciones a nivel político de cerrar las centrales nucleares y de carbón a corto plazo han generado mucha incertidumbre en los mercados.

Sin embargo hay que ser optimistas de cara al futuro ya que la energía solar fotovoltaica está irrumpiendo con fuerza ya que su precio se ha desplomado y su rendimiento ha mejorado enormemente y va a seguir haciéndolo. Una instalación fotovoltaica con garantía de 25-30 años se vende ya instalada a precios que rondan 1€ el Wp, amortizables ya en menos de 10 años en las zonas más sombrías de España. Además la reciente eliminación del impuesto al sol garantiza que la energía generada en una instalación de autoconsumo no tendrá cargos adicionales.

Las innovaciones tecnológicas y el agotamiento de los combustibles fósiles propiciarán que la energía sea cada vez más renovable y puede ser más barata. Esperemos que nuestros gobernantes y los lobbies energéticos no retrasen una transición que es imparable y tengan en cuenta que la energía barata es una necesidad de la que depende toda la economía.