La ciudad de Marcela y Elisa arropa a las personas LGTBI
Esto no tenía que haber pasado. Lo que empezó como un malentendido acabó como un asesinato homófobo, machista y cobarde.
La violencia sembrada y cultivada con discursos discriminadores ha dado su fruto. La extrema derecha puede estar contenta: han matado a una persona. ¡Muy machotes los 13 cobardes!
Sin embargo, no es odio lo único que ha sido sembrado. También están los discursos de la igualdad, del feminismo, de la diversidad LGTBI, los que dicen que lo importante es ser humano y que nadie debe sufrir discriminación. Frente a la violencia está la conciencia de lo violenta y repugnante que es la violencia. Y estos discursos también dan su fruto.
Hoy se ha visto en la plaza de María Pita. Y en los alrededores, porque no cabíamos sólo en la plaza. Y en más de setenta localidades gallegas y en varias ciudades españolas.
En María Pita se palpaba el cariño hacia la familia de Samuel. Tras cada frase, que en realidad sólo se oía en las primeras filas, había un aplauso atronador de toda la plaza, que se ha llenado de una afectuosa solidaridad que tan bien saben expresar las personas LGTBI. Ha habido lágrimas, abrazos y momentos de esos que ponen la carne de gallina y te reconcilian con tu ciudad.
Hoy ha ganado el discurso del amor.