Elecciones y movimientos sociales

Desde el punto de vista de los movimientos sociales, no dramaticemos.

Vale que el PP ha conseguido su cuarta mayoría absoluta, lo cual es letal para el pueblo gallego: continuarán los proceos de privatización de sanidad y educación, de recorte de derechos, de nula política cultural, de servicios sociales de caridad… El retroceso social continúa.

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Reunión de Movimientos Sociales en Guayaquil | Imagen de Pressenza

Pero una mayoría absoluta parlamentaria no es una hegemonía de pensamiento social. Sólo el 28% del censo ha votado al PP. No es ninguna gran mayoría. Es menos de una tercera parte. Simplemente refleja que no hay alternativa a la vista. No se ha construido ni se está construyendo una alternativa, por lo menos a nivel electoral. 

Sobre las confluencias.. Lo que irrumpió como las candidaturas de la gente, no tardó en convertirse en cúpulas partidistas tan desconectadas de la gente como cualquier partido tradicional. No se han desarrollado mecanismos de participación ciudadana, ni vínculos con los movimientos sociales.Lejos de desarrollar la democracia interna, han desarrollado un esquema más vertical y menos participativo que el de los partidos tradicionales.  Han terminado ocupando el espacio electoral de Izquierda Unida. Eso, en Galicia, equivale a cero escaños.

Sin embargo, hay que reconocer que han mostrado mayor cercanía y receptividad a los movimientos sociales (de los que provenía parte de su núcleo orgánico) que los partidos tradicionales. Estos, a su vez, mientras articulaban su propio relevo generacional, también se han vuelto más receptivos a los movimientos sociales. 

Pero los movimientos sociales no han aprovechado el cambio de mentalidad para avanzar. Se han mantenido a la misma distancia que estaban. No han penetrado en los partidos con sus propuestas y sus reivindicaciones, en todo caso las han tratado de exponer “desde afuera”, desde la calle y desde la prensa.

Son los movimientos sociales los que deben articularse y arraigarse en la sociedad, los que tienen que establecer una orgánica con implantación territorial. Y los que tienen que desarrollar una capacidad de relación, tanto con el pueblo como con las instituciones que resulte determinante para las expectativas electorales de los partidos políticos.

Cuando haya desarrollo y articulación de los movimientos sociales, entonces habrá cambio.