Paz y noviolencia
"Si eres neutral en situaciones de injusticia, es que has escogido el lado opresor": Desmond Tutú
Ayer, lunes 27 de diciembre de 2021, me encontraba temprano en la mañana leyendo las noticias del día, cuando un titular me dejó paralizada por un instante: Desmond Tutú había fallecido en la mañana del domingo. Otro héroe que se nos va, otra ausencia que resuena por lo inmenso de su vida y lo silencioso de su muerte.
El actual presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, comunicaba la terrible noticia y la definía como: "Un nuevo capítulo en el adiós de nuestra nación a una generación de sudafricanos excepcionales que nos legaron una Sudáfrica liberada" También definió a Tutú como un hombre de una inteligencia extraordinaria íntegro e invencible contra el apartheid.
Desmond nació en Klerksdorp en 1931. Su madre era empleada doméstica y su padre maestro y director de la escuela en donde el pequeño comenzaría su educación. Quería ser médico, pero la situación económica de su familia no se lo permitió. A cambio se convirtió en profesor, todavía sin imaginar las lecciones que unos años después le daría al mundo por entero.
Más adelante, estudió Teología y se ordenó sacerdote. Fue el primer obispo negro de la Sudáfrica meridional. Recibió el cargo en 1975 y, poco a poco, trasladó al púlpito y a sus conferencias una idea fundamental por la que hoy le recordamos: El Apartheid, la terrible discriminación segregacionista que sufrían los negros en Sudáfrica, era una injusticia intolerable y un atropello de los más básicos derechos humanos. A acabar con el odio consagró gran parte de su vida.
Desmond fue imparable en su lucha, no podía descansar sin ver cumplido el objetivo de llevar a lo más alto a la que denominó Nación arcoíris. Un nombre, que a partir de entonces, se utilizaría para hablar de la mágica diversidad cultural presente en su país.
En 1984 el mundo reconoció su labor y le fue otorgado el Premio Nobel de La Paz. Un objetivo por el que siguió trabajando a partir de 1994 en la Comisión para la Verdad y la Reconciliación de Sudáfrica. Tutú fue su director y, junto a Mandela y otros extraordinarios seres humanos que confluyeron en el momento oportuno, dejaron todos sus esfuerzos en tratar de reconstruir su país.
Jamás abandonó el camino del encuentro. Entre otras cosas, trabajó en el Comité Consultivo sobre la Prevención del Genocidio de la ONU. También se dedicó a luchar contra la expansión del VIH.
En definitiva Tutú fue una de esas personas excepcionales que dedicaron su vida por entero a la defensa de los derechos humanos, la reivindicación y el activismo por la paz y la noviolencia y que servirán para siempre como una inspiración para aquellos y aquellas que, al igual que Desmond, creen que se puede cambiar el mundo. En sus propias palabras:
"Si eres neutral en situaciones de injusticia, es que has escogido el lado opresor".