paz y noviolencia
¿Habrá fiesta en Hiroshima y Nagasaki?
Muy cerca del punto cero donde estalló la primera bomba atómica (A-Bomb Dome) se encuentra el Café Book Social Colibrí (Hachidori-sha Social Book Café) que impulsa Erika Abiko en Hiroshima.
Un ámbito muy acogedor lleno de libros y muebles de madera rústica que mezclan el uso japonés (sentados en el suelo) y el occidental (en sillas) al gusto de todos. En este espacio se proyectó el documental “El Principio del Fin de las Armas Nucleares” el pasado 13 de enero, al paso por Japón de los miembros del Equipo Base de la Marcha Mundial.
Un evento con la colaboración entre la Marcha Mundial y Peace Boat
El evento fue posible gracias a la relación establecida entre la Marcha Mundial y Peace Boat en Barcelona en octubre de 2019, y al compromiso de sus activistas.
El hecho de que se celebrara a pocos centenares de metros del epicentro de la primera explosión atómica contra personas, uno de los momentos más trágicos de la historia de la humanidad, lo convertía en un reto de alto valor simbólico que seguro traería importantes recuerdos y vivencias a los asistentes.
Comenzó con una presentación breve de la Marcha Mundial, destacando el compromiso con la eliminación de las armas nucleares y el apoyo al TPAN como uno de sus ejes principales.
El público se repartía entre miembros de algunas asociaciones (National Off. on Human Rights and Peace), ex funcionarios de Naciones Unidas (T. Morikawa), algún medio de comunicación (Kyodo News), y los asiduos del Café Book Colibrí, jóvenes y mayores, cercanos algunos a la época del suceso e incluso a una de las protagonistas del documental, la hibakusha Setsuko Thurlow.
Una “fila cero” vacía para los ausentes
Delante de ellos, una “fila cero” de asientos vacíos para los ausentes.
Todos vieron la proyección con atención intensa y contenida que se mantuvo incluso en los momentos de más crudeza y también en el prolongado silencio que llenó la sala y sustituyó a los aplausos al final.
Tras cinco minutos de pausa sugeridos por Erika para retomar la conexión con lo cotidiano y poder alejarse del horrible escenario de ese mismo lugar hace unas décadas, recién revivido en el film, arrancó un coloquio alrededor de la pregunta de cómo conseguir algún avance real para que eso no se repita jamás.
Ante la incredulidad de algunos de los asistentes, se explicó la situación en que se encuentra el apoyo internacional al TPAN, a falta sólo ya de 16 firmas para su entrada en vigor en Naciones Unidas y con un horizonte temporal posible de menos de un año para hacerse realidad.
La tristeza y la preocupación dieron paso a la esperanza, pero fue la propuesta del coordinador de la Marcha Mundial lo que cambió definitivamente el estado de ánimo general haciendo surgir por fin un aplauso espontáneo de todos los asistentes: celebrar, el día de la entrada en vigor del TPAN, una gran fiesta en Hiroshima y Nagasaki.
Una fiesta que se extienda y contagie por todas las ciudades del mundo con Hiroshima y Nagasaki como epicentro, esta vez, de la alegría.
Los miembros de la Marcha Mundial quedamos comprometidos con difundir y apoyar esa propuesta en todas partes.