Comercio de barrio
Tamago: el rinconcito para descubrir el café de especialidad y algo más
Los responsables detrás de esta acogedora cafetería son Santiago y Fran, una pareja argentina que llegó a España hace unos años con un sueño que comenzó a gestarse hace más de una década: tener su propia cafetería.
“Cuando vivíamos en Argentina, Fran trabajaba en una cafetería de especialidad, y ahí fue cuando conocí este tipo de café. Fue un antes y un después para mí. Nunca había probado algo así”, recuerda Santiago.
¿Qué hace especial a Tamago?
Primero, el café. No es cualquier café.
Aquí todo gira en torno al café de especialidad, un producto con trazabilidad total. Eso significa que saben exactamente de dónde viene cada grano, quién lo cultivó y qué puntuación obtuvo según la Asociación de Cafés de Especialidad (SCA). El café que usan viene de un tostador en León, y según cuentan, “es el que más nos gusta a nosotros”.
“Queríamos que más gente conociera esta calidad de café, pero sin los precios prohibitivos del centro. Aquí un café con leche cuesta 1,70 euros, que es casi la mitad de lo que cobrarían en otros lados. Claro, sacrificamos algo de margen, pero así todos pueden probar un buen café”, explica Fran.
Un lugar para quedarse
Pero Tamago no es solo café. La idea es que puedas entrar, tomarte algo rico y quedarte un rato, si quieres. Desde quienes vienen con el portátil a trabajar hasta familias con niños que disfrutan del espacio más relajado del fondo, todos tienen su lugar aquí.
En la carta hay de todo un poco: tostas con ingredientes originales como huevo marinado en salsa japonesa, sándwiches (el Tamago Sando de ensalada de huevo japonesa es un favorito), baos rellenos con ingredientes gallegos y dulces que hacen que quieras repetir.
Las manos mágicas de Fran
Fran, además de ser copropietario, es el pastelero detrás de las maravillas dulces de Tamago. Desde Milie Crepes, unas tartas japonesas hechas de capas finas de filloas con ganache de sabores, hasta clásicos como la tarta de zanahoria o bizcochos que van cambiando cada semana.
“Todo lo dulce lo hago yo, menos los croissants, que vienen de un obrador local que hace fermentación lenta con mantequilla de verdad. Aquí lo que importa es la calidad, no lo industrial”, comenta Fran.
¿Y el nombre?
Tamago significa “huevo” en japonés, y es un guiño a uno de sus platos estrella, el Tamago Sando, y a su intención de incluir cada vez más bollería y recetas japonesas en la carta. Eso sí, todo a su tiempo: “No queremos asustar a nadie con cosas raras. Vamos de a poco”.
Un comienzo con sorpresas
Abrir un negocio nunca es fácil, y menos cuando la primera semana los clientes no paran de comparar precios. “Al principio venían y se quejaban porque decían que al lado había cafés más baratos, pero el café que ofrecemos no tiene nada que ver. Eso sí, una vez que lo prueban, vuelven. Y ahora muchos son clientes fijos que vienen todos los días”, asegura Santiago.
¿Qué sigue?
Para estas navidades, Tamago prepara sorpresas como el clásico roscón y tartas especiales. Mientras tanto, Santiago y Fran siguen pensando en maneras de hacer que más personas disfruten de un buen café sin salir del barrio.
Si todavía no los conoces, pásate por la calle Gaiteira, número 47 Bajo Izquierda, y prepárate para decir “guau” con cada sorbo. ¡Ah! Y no te olvides de probar el Melón Pan. Te lo advertimos: ¡vuela!