Circuito Musical en Coruña
“Detrás de un buen directo hay muchísimas horas de trabajo”
ENTREVISTA | Nando Deibe, líder de Deibes
Nando Deibe volvió a subirse a los escenarios hace diez años, cuando regresó a A Coruña después de una larga temporada en Madrid, lejos de ellos. Al principio, cuenta, no sabía qué le pasaba. Una sensación extraña, como si algo hubiera cambiado. “No sentía lo mismo. No era que los directos fueran mal, pero notaba algo raro. Tardé años en darme cuenta. No basta con ensayar, subir y tocar. Hay que sentir. No basta con ser músico, hay que creerse lo que tocas y lo que cantas. Hay que interpretar”.
Deibes, la formación que lidera, tiene dos discos en el mercado: A caballo del viento y el más reciente Sombras de ciudad, en el que, ojo, el oyente puede sentirse reflejado, porque sus letras están pegadas al enlosado de A Coruña, tal y como advierte la nota final que acompaña al libreto del cedé: “Si alguna persona creyera que parte de su vida está reflejada en alguna de estas canciones, es muy probable que no sea una mera coincidencia, y que se haya producido, posiblemente, con total intención del autor”.
Nando es uno de los ponentes del debate sobre el circuito musical de A Coruña que se celebra a las seis de la tarde del próximo jueves en el Garufa Club de A Coruña, dentro de la Semana de la Música en Vivo El acto, organizado por los diarios EntreNós, Coruña Hoy y La Duda es abierto al público, y tras él habrá un concierto gratis de los propios Deibes, junto a Calma Chicha y a La Dance.
- ¿Cómo está funcionando el disco?
- De maravilla. Prácticamente a los dos meses de sacarlo ya estaba agotado. Sólo en la presentación en el Garufa Club ya habíamos vendido cien ejemplares.
- ¿Cuántos habían editado?
- Fue una tirada de 250.
- ¿Y no se plantea reeditarlo?
- Pues sí que lo pensamos, pero al final decidimos no hacerlo. Quienes tengan uno, que lo guarden bien.
- ¿Qué ventajas e inconvenientes tiene el autoproducirse?
- Las desventajas son los costes, claro, y también la promoción y la distribución. Pero hacerlo así te da una libertad absoluta para trabajar, para elegir los temas, el orden, el diseño, los músicos que quieres... Y sobre todo, la producción. Si grabas con una discográfica tienes que plegarte al producto que ellos quieren sacar. Producirte a ti mismo té permite sacar el sonido que tú quieres. Y hoy en día en A Coruña hay varios estudios con equipos de una calidad magnífica y con unos técnicos muy muy buenos con lo que puedes hacer de eso una realidad.
- Es un disco muy suyo, muy en su estilo, rockero con notas de blues y letras descriptivas, voces y guitarras desgarradas...
- Sí. El primero era quizá más oscuro, más acústico, grabado a dos guitarras eléctricas y una acústica.
- Usted tiene una querencia especial por la guitarra acústica.
- Me gusta porque es muy versátil. Yo empleo varias técnicas, el fingerpicking, la púa, el rasgueo... Y la acústica me da mucho juego. Además, me he acostumbrado a adaptarme a la guitarra eléctrica de mi hermano Javier y nos ensamblamos muy bien.
- Lleva décadas tocando, ¿cómo ha cambiado el circuito musical de A Coruña en estos años?
- Es cierto que hace años había muchos pubs donde tocar, pero ahora la calidad de los equipos de sonido de algunas salas es increíble. E insisto en que los técnicos son muy buenos. Hacen que tu sonido crezca.
- ¿Y con respecto a la oferta musical de la ciudad?
- Hay muchísimas bandas y muchísimos conciertos, prácticamente todos los días. A veces es un problema, porque tienes que elegir y te pierdes cosas que te gustaría ver.
- Pero las bandas locales, sobre todo las más jóvenes, se quejan de que no lo tienen fácil para entrar en la programación de las salas de renombre.
- Puede ser. Pero para mí el problema es que A Coruña es una ciudad pequeña. Si das un concierto y te ven doscientas personas, es difícil que esas doscientas personas repitan esa misma semana o eso mismo mes en otro recital. Y para poder vivir de los directos tendrías que dar tres conciertos a la semana. Es imposible. Así que la única salida es desplazarte, viajar a otras ciudades... Y eso supone muchos gastos.
- Los gerentes de las salas dicen que ellos tampoco lo tienen fácil.
- Efectivamente. Las salas tienen que vivir con dos o tres conciertos a la semana. Y para tener una sala en condiciones tienes que hacer una buena inversión, salvar los trámites administrativos, tener un portero, un técnico de sonido, un par de camareros como mínimo... Son muchos gastos, y sólo estoy hablando de los costes de personal.
- ¿Cómo cree que podrían apoyar las administraciones más y mejor a las salas de música en vivo?
- Deberían darles condiciones especiales en lo que respecta a sus costes de personal y también a la fiscalidad, con impuestos reducidos. Porque las salas son transmisoras de cultura.
- En A Coruña hay desde hace decenios una gran efervescencia musical, pero en los últimos tiempos son muy pocas las bandas y los artistas que han logrado salir del circuito local y regional para trascender a nivel nacional e internacional. Es una pena, ¿no?.
- Es cierto. Para crecer tienes que salir de aquí. De hecho, los artistas y bandas que han salido en los últimos años, como Xoel López o Triángulo de Amor Bizarro, por ejemplo, empezaron a crecer fuera. Desde A Coruña es muy difícil conseguir que te conozcan en Madrid o Barcelona si no tienes el respaldo de una discográfica. Es prácticamente imposible.
- Los músicos locales que quieren vivir de esto están en varios proyectos a la vez: en un trío de jazz, en una formación rockera, como músicos de estudio, dando clases... Debe resultar mentalmente agotador.
- Sí, lo es. Detrás de un buen directo, detrás de un buen intérprete, hay muchísimas horas de trabajo. Por eso es difícil vivir de esta actividad. Hay que tener mucho tiempo si quieres acabar dedicándote profesionalmente a ello. La mayoría de los músicos que conozco, sobre todo por encima de la cuarentena, tienen otro trabajo. Y los que viven de la música pueden hacerlo porque tienen varios proyectos, o porque se dedican a la enseñanza de los instrumentos que dominan. Muchas veces las opciones son esas: o irte fuera, o el multiproyecto.
- Además del recital que darán el jueves en el Garufa, acompañando al debate sobre estas cuestiones que se celebrará antes, y en el que usted participa como ponente, lleva semanas preparando otro concierto en el Mardi Gras. ¿Cuántas de horas de trabajo previo requiere un bolo?
- Puede que yo no sea el ejemplo a seguir, porque me dejo los cuernos para preparar un concierto. Con el del Mardi llevo tres meses pensando en la música, en los temas que vamos a llevar, en los invitados que van a venir, cuadrando horarios, ensayando incontables veces... Sí, son muchísimas horas de trabajo.
- ¿Recuerda su primer concierto?
- La primera vez que toqué en público fue en 1974, en la iglesia de Santo Tomás, en Monte Alto. Pero lo que puede llamarse el primer concierto de verdad fue en el Playa Club. Tocaba yo sólo, antes de USA, la banda de Suso Rey. Luego, en los primeros locales de A Coruña que empezaban a ofrecer algo de música en vivo: el Metáfora, el A100... Muchos de los primeros pubs de la ciudad los inauguré yo.
- Hablábamos antes de que en A Coruña hay una buena oferta de bandas de estilos distintos. Y una de sus apuestas ha sido colaborar con otros intérpretes. El proyecto Cinco Paredes, con Félix Arias, Luis Moro, César de Senti y Silvia Penide, va en esa línea. A lo mejor una solución para los músicos sea precisamente esa: no competir, sino colaborar.
- Estoy totalmente de acuerdo. Y he hablado mucho de esto con otros compañeros. Poner en marcha conciertos conjuntos, que un grupo o un solista presente tu recital, invitar a otros intérpretes... Todos ganan, todos ganamos, porque podemos acceder a un público que no te conocía y al que a lo mejor tendríamos complicado acceder. Al formato de los conciertos en solitario cada vez le veo menos salida. Pero sí a la colaboración, incluso entre músicos que toquen distintos palos, de distintos estilos... Como le digo, he hablado mucho de esto con otros colegas, entre ellos Félix Arias y Juan Cordonie, para ver si recuperamos Entrecruzados, un proyecto que desarrollamos hace unos años y que iba en esa onda de cooperación que acabo de explicar.