CIRCUITO MUSICAL EN CORUÑA
“Lo importante de hacer música es que puedas transmitir tu personalidad”
ENTREVISTA | Paula Pérez, vocalista de La Dance
La primera experiencia de Paula Pérez en el escenario, fue a los 17 años en la final de un concurso de maquetas. Le tocó tocar en público solas ella y la guitarra. “No lo pasé nada bien”, reconoce. “Me vi allí sola, nerviosísima, entre grupos que tenían todo preparadísimo, con bastante instrumentación, arreglos perfectos... Pensé que no era lo mío, descubrí un miedo escénico que hasta el momento desconocía".
Paula es hoy la vocalista de La Dance, que ofrece una de las propuesta musicales más originales de A Coruña. “Un proyecto basado en la autogestión y plena independencia creativa”, tal y como se definen en su página web, donde pueden escucharse muchos de sus temas.
La banda está liderada por el compositor y guitarrista Víctor Ledo, y la integran además Ana Pérez-Urria (bajo); Carlos Castro (bases electrónicas y proyecciones); Paloma Bello (piano) y Carlos Posada (batería). En la actualidad tocan también en La Dance María Gómez (bajo) y Manuel Seoane (guitarra eléctrica). La banda acaba de presentar Cruz del Sur, su tercer trabajo después de Noches rojas de Ljubliana y Ciclosférico, y participan este jueves, a partir de las seis de la tarde en la sala Garufa, en el debate sobre el circuito musical coruñés que organizan los diarios EntreNós, Coruña Hoy y La Duda dentro de la programación de la Segunda Semana de la Música. Víctor Ledo participa como ponente en el acto, abierto al público y al que sucederá un concierto gratuito de La Dance, Deibes y Calma Chicha.
- ¿Cómo se formó La Dance?
- Fue gradualmente. Víctor tenía en mente el proyecto, y yo me uní sobre el año 2009, cuando lo conocí a través de una amiga común y escuché un par de temas suyos que me entusiasmaron. Víctor quería una voz femenina, probamos y poco a poco fuimos ensamblando las cosas. Como le digo, La Dance se formó poco a poco, y la verdad es que al principio no teníamos un concepto de banda propiamente dicho. De hecho el primer disco, Noches rojas de Ljubliana. lo grabamos casi sin conocernos entre nosotros, entre los propios músicos. Pero empezamos a ensayar, y a tener muchos temas. En el segundo disco, Ciclosférico, ya teníamos ese concepto de grupo, que en Cruz del sur ya está consolidado.
- No debe ser fácil acoplar una banda de tantos músicos. No lo digo sólo por el sonido, sino porque todos trabajan. ¿Cómo se las arreglan para cuadrar horarios de ensayos, bolos...?
- Bueno, la ventaja que tenemos es que somos muy versátiles, de forma que si uno de nosotros no puede ir a un concierto, podemos cambiar el formato. Podemos tocar en acústico, en eléctrico, con una o dos guitarras... Nos adaptamos muy bien a todo.
- Usted interpreta las canciones que compone Víctor, cuyas letras son muy metafóricas y literarias. ¿Cómo se las arregla para darles sentimiento, para creérselas y asumirlas como propio?
- Después de conocernos y de que Víctor me enseñara aquellas canciones, creo que empezó a componer teniendo en cuenta no sólo mi voz, sino también mi personalidad. Porque lo importante de hacer música es que puedas transmitir tu personalidad. Me pasa a mí y a todos mis compañeros en el grupo. Es verdad que a veces hablamos sobre el sentido de las letras, porque no las entendemos de igual manera. Aunque, no crea, no es lo más frecuente. Muchas veces Víctor compone pensando en una cosa, y el resto interpretamos la canción pensando que significa otra cosa distinta para cada uno de nosotros. Pero eso es lo normal, ¿no?. Quienes la escuchan también puedendarle un sentido que nosotros no habíamos visto.
- El sonido de La Dance es muy peculiar, no sólo por original, sino muy particular, todo parece muy encajado hacia la misma dirección: los efectos, el piano, la voz, las guitarras...
- Sí, lo que intentamos es que prime el sonido. Ahora, en los directos, tenemos a nuestro propio técnico, porque somos muchos. Antes teníamos muchos problemas de acoples, demasiado ruido, dificultades para integrar los coros, que en nuestro caso son muy importantes... Ahora creo que hemos conseguido que el sonido sea más nítido. Además, el local de ensayo no te da una referencia de cómo vas a sonar en una sala, y no es bueno llegar al escenario sin saber cómo van a ir las cosas.
- ¿Cuántas horas de ensayo cuesta ensamblar instrumentos, personalidades, criterios?
- Las cosas llevan su tiempo lógicamente, luego depende de cómo sea el concierto en concreto, pero nos lo pasamos francamente bien.
- ¿No les gustaría vivir de la música?
- Claro que nos gustaría, pero la verdad es que yo ahora mismo no me lo planteo. Me conformo con aprender y disfrutar con lo que hacemos . Claro que cuanto más dure, mejor, pero lo que nos interesa es ir consiguiendo cosas, mejorar, pasárnoslo bien y que quienes nos escuchan disfruten con ello. ¿Que el proyecto no sale adelante? Pues nos quedamos con lo bueno.
- ¿Pero no le da pena que resulte tan difícil para los músicos poder vivir de la música?
- Por supuesto, pero creo que la pregunta es si la gente hoy en día consume música, o si está dispuesta a pagar por consumir música. Yo a veces propongo a gente ir a un concierto, tal vez de un grupo que no conocemos o del que sólo tenemos referencia porque nos han hablado bien de él, y la respuesta muchas veces es otra pregunta: “¿Hay que pagar?”. Claro, cada uno tiene sus prioridades y preferencias.
- Y las salas de música en vivo tampoco lo tienen fácil...
- Claro. Tienen que pagar licencias, impuestos, nóminas...
- ¿Por qué cree que la gente está dispuesta a dejarse 45 ó 60 euros por el concierto de una banda o un intérprete que ya conoce sobradamente, pero pone pegas para pagar 5 ó 10 por ver a un grupo que podría llegar a gustarle tanto o más? Es un poco contradictorio, ¿no?, la música en directo debe tener ese componente de sorpresa, de descubrimiento...
- Sí, es contradictorio. De hecho, creo que hay bandas excelentes que no tienen el éxito que merecen por puro desconocimiento. Hoy hay más posibilidades de difusión gracias a las redes sociales, pero aun así no resulta nada fácil.
- Cuando sube al escenario, ¿sigue teniendo aquellos nervios que tuvo de adolescente en su primer concierto?
- Siempre hay tensión, pero, como le decía, lo que procuro es disfrutar con lo que hacemos, como el resto de mis compañeros. Es verdad que ninguno tenemos una personalidad que nos lleve a sobreactuar. A veces nos dicen que tenemos que movernos más, que tenemos que dar más espectáculo, que eso mejoraría los directos. Y es cierto, igual todavía somos algo tímidos en el escenario, pero yo no creo que mejorar signifique hacer algo que no te sale, algo que no quieres hacer. Yo prefiero que un músico sea natural, que sea él mismo.