No la conocía mucho más allá de la imagen de marca comercial que ha llegado superficialmente hasta nuestros días. No soy una persona a la que le apasione el cine y no sabía demasiado sobre ella profesional o personalmente.

Me tocó leer mucho acerca de su historia e informarme a destajo sobre cada detallito de su vida. Así fue como conocí Blonde de Joyce Carol Oates.

He de admitir que, después de intensas investigaciones, llegué a admirar mucho a la persona de Norma Jeane Baker que se escondía tras la careta de la brillante Monroe. Siempre me han gustado las personas perseverantes y Norma era capaz de dejar a un lado su dolor, que no era poco, si tenía trabajo que hacer.

No voy a hablaros de la vida de Monroe aquí, para eso está el libro y Oates lo hace muy bien. Voy a hablar de esta obra que fue publicada en los 2000. Antes de nada, aclarar que se trata de una biografía novelada y por lo tanto tiene mucho de ficción. Este género es el perfecto para aquellas personas que son tan mayúsculo personaje literario, que no podemos evitar caer en la tentación de novelarlo. Por triste que sea o que suene. Con todo esto advierto de que no todos los pasajes responden a la más fiable veracidad, pero a grandes rasgos sí.

Como novela es buena, Oates es minuciosa y no deja un solo cabo suelto o un girón de lana sin tejer. Lo desgrana, lo describe todo. La escritora intenta entender la psicología de Monroe y se nota ese afán, tanto que si no te gusta el personaje, puede resultar pesado. Si te gusta, puedo asegurar que el libro te enamorará.

Vida

- Soy de tus dos direcciones...
- De algún modo permaneciendo colgada hacia abajo...
- Casi siempre...”.

Aquí un poema de Norma, de Marilyn o de las dos. Una faceta suya no tan conocida, pero deliciosa para quienes nos hemos adentrado en ella.