Lo que más me gusta de los libros y las obras en general que ganan este premio es que no solo son sublimes artísticamente, sino que el tribunal siempre valora casi por encima de ello la crudeza, los hechos, la rudeza de verdades que te explotan en la cara.

Las uvas de la ira es un gran Premio Pulitzer por eso, porque te cuenta una historia cruda, realista y terriblemente conmovedora. Son los años 30 en Estados Unidos, la gran depresión ha dejado el país desolado y a cientos de familias en la miseria. Es peor la situación para la gente del Este donde, por si fuera poco, llevan una etapa de sequías constantes. La mayoría de las granjas terminan siendo embargadas por los bancos y cada una de esas familias se quedan, de un día para el otro, sin casa, trabajo ni futuro. Así es como da comienzo la gran migración hacia California, tierra prometida para algunos. Un mar de personas llenan las carreteras de camino hacia ese lugar donde todos dicen que hay cosechas, trabajo y un sol que no asesinará sus sueños.

La familia Joad es una de ellas. Estos protagonistas heroicos en su terquedad representan a la perfección a todas esas que emigraron rumbo al Oeste. Steinbeck retrata a la sublime la situación vivida durante esos años en EE.UU. Conoce el carácter de su gente y hace fotografías literarias a cada página. La novela además usa recursos literarios que no suelen ser comunes en las obras de Jhon y que sin embargo aquí maneja a la perfección: Hay cambios bruscos de ritmo, lenguajes diferentes según la escena e interrupciones de la acción para dar paso a unos fragmentos que son un placer lector.