Educación
El hábito de la lectura
Con toda probabilidad hemos oído hablar multitud de veces sobre la importancia de adquirir desde la infancia y mantener a lo largo de la vida el hábito de lectura, pero es quizá más primordial hoy en día, ya que esta costumbre está en clara desventaja frente a otras formas de entretenimiento relacionadas con internet, la televisión o los videojuegos.
Amaya González | profesora en Academia Tecnosforma
Son innumerables e inherentes a este género comunicativo las ventajas que aporta a todas las edades la práctica de la lectura: aumenta el vocabulario, la capacidad de expresión oral y escrita, mejora la concentración y la velocidad de lectura, estimula la imaginación y aumenta la capacidad ortográfica y de redacción, pero sobre todo es imprescindible para mejorar la comprensión lectora o la capacidad para entender lo que se lee: y es que una persona que entiende lo que lee es a la larga capaz de lograr un mejor desarrollo profesional, técnico y social.
La lectura además da facilidad para exponer el propio pensamiento y posibilita la capacidad de pensar, es una herramienta extraordinaria de trabajo intelectual ya que promueve el desarrollo de las habilidades cognitivas fundamentales: comparar, definir, argumentar, observar, caracterizar, etc. Además aumenta nuestro bagaje cultural, proporciona información, conocimientos de diferentes aspectos de la cultura humana, amplía los horizontes de la persona permitiéndole ponerse en contacto con lugares, gentes, experiencias y costumbres lejanas en el tiempo o en el espacio. La lectura estimula y satisface la curiosidad intelectual y científica, asimismo desarrolla facultades como la creatividad, la originalidad y la sensibilidad.
¿Cómo inculcar ésta sana costumbre desde la infancia?: la manera más sencilla es el ejemplo: que nos vean a nosotros hacerlo en casa; hay que empezar con libros cortos para ir despertando su interés e ir paulatinamente hacia libros más largos y complejos, hablar de lo que han leído o incluso compartir lecturas que nos gustaron a su edad. También es bueno establecer un horario de lectura fijo y que les sea cómodo, invitarles a hacer los deberes en la biblioteca, ir poniendo libros a su disposición, así como ofrecerles aquéllas lecturas que más puedan interesarles.
E igualmente importante es continuar con el hábito en la adolescencia, donde es un hecho que suele disminuir notablemente o perderse la costumbre y es una herramienta muy útil en esta etapa de su desarrollo intelectual.
Así que niños o mayores, no dejéis de tener uno o varios libros en vuestra mesita, porque para viajar lejos, no hay mejor nave que un libro.