Central térmica de As Pontes
Central de As Pontes: transición justa, victoria ambiental o destrucción
En enero de este año se hizo definitivo el cierre de la planta térmica de As Pontes. La empresa Endesa productora, distribuidora y comercializadora de energía que pertenece a la empresa pública italiana de energía Enel, señaló la inviabilidad técnica y económica de la cocombustión como solución al problema medioambiental
Administraciones, sindicatos y trabajadores reclaman una transición justa que no deje atrás a nadie.
Mientras tanto las asociaciones ecologistas celebran lo que consideran una victoria ambiental.
La planta termoeléctrica de As Pontes está contra las cuerdas. En el tiempo de descuento para su cierre definitivo, todavía no hay nada claro para los trabajadores y la localidad que depende de su actividad. Desde la Federación CIG Industria explican que: “As administracións: Miteco, Xunta, e Concello de As Pontes quedaron de valorar económicamente o proxecto de cocombustión nuns días. A partir de ahí clarificarase a situación.”
Por su parte Luis Pico, presidente del comité de empresa (CIG), cuenta que: “A situación é desagradable hay moita incerteza”. Los trabajadores exigen una transición justa. Esta pasa, en su opinión, por no destruir los puestos de trabajo existentes en la comunidad y de los cuales dependen alrededor de 700 familias. “Todos temos que poner da nosa parte. As administracións teñen que traballar en conxunto e sintonía”: indica Luis Pico.
Las reivindicaciones de los trabajadores y los sindicatos son claras. La Federación CIG Industria las señala así: “Ante as actitudes mostradas por Endesa reclamamos que as administración paralicen o expediente de peche mentres non se concrete un plan industrial que garanta o emprego e a economía na localidade e sexa acordado cos axentes sociais, non pode ser que primeiro se destrúa e despois a agardar o que poida vir. Tamén defendemos que si Endesa non acada un acordo cos axentes socias non poida optar a novos MW, non ten sentido que quen non peche un ciclo correctamente poida beneficiarse de futuro.
Á Xunta de Galiza esixímoslle que manifeste cales dos proxectos tractores que anuncia na prensa van ser instalados nas Pontes, tendo en conta que somos a localidade mais afectada pola transición enerxética da Galiza.“
Las asociaciones ecologistas insisten en que las transiciones no tienen que ser traumáticas y no tienen que conllevar consecuencias sociales desastrosas. Xosé Veiras del Área de energía de Ecoloxistas en Acción Galiza señala que “Unha das condicións maís importantes que se teñen que dar para unha transición xusta e a anticipación: Facelo con tempo e non de forma abrupta e en función das circunstancias do mercado. Esta é unha condición que non se deu na central térmica das Pontes.”
¿Cómo comenzó el problema?
La historia de la planta térmica de As Pontes está irremediablemente unida a la trayectoria de su propietaria. Endesa nació en Noviembre de 1944 como un intento por parte del estado español por controlar el sector estratégico de la energía. Fue fundada por el Instituto Nacional de Industria con el nombre de Empresa Nacional de Electricidad SA. En un primer momento la empresa pública buscaba reducir la dependencia de la energía hidráulica, por eso instaló y construyó centrales termoeléctricas. El sistema eléctrico español de la época sufría constantes incidencias que derivaban en escasez energética a lo largo y ancho del país. Esto le aseguró a la empresa un certero crecimiento que topó cotas máximas entre los años 80 y 90.
Para entonces la central térmica de As Pontes ya llevaba camino andado. Esta comenzó a construirse en 1972 en la localidad de As Pontes de García Rodríguez. La decisión vino dada porque en este territorio existían minas de lignito, principal combustible en aquellas plantas de Endesa. La idea era sencilla: Instalar las plantas allí donde había minas para abaratar todo lo posible los costes de producción. En 1976 dio comienzo la actividad en su interior y quedó configurada en la mente de la comarca la imagen de la chimenea de As Pontes como algo característico. La Endesa Termic, nombre de esa inmensa chimenea, mide 356 metros de alto y 36 de diámetro de base. No resulta extraño que se haya convertido en una de las imágenes recurrentes de la identidad de As Pontes, no en vano es una de las más altas del mundo.
La trayectoria de Endesa como empresa pública empieza a cambiar durante el mandato de Felipe González. Concretamente comienza su privatización en el año 1988. Un proceso que finalizó en el año 2003.
Estos años también fueron clave para la planta de As Pontes pues sufrió su primera adaptación significativa. La preocupación por el medio ambiente comenzó a ser una prioridad en cuanto a algunas directivas de la Unión Europea y así fue con la del año 1995 al respecto de aplicar un límite de restricciones atmosféricas más estricto. Entre 1993 y 1996 se realizaron los cambios pertinentes para comenzar a usar el lignito local en una mezcla al 50% de carbón foráneo de bajo contenido en azufre.
A medida que la sociedad se vinculaba más con la lucha por el medio ambiente y se hacía evidente la necesidad de una transición energética, hubo muchas personas, grupos políticos, asociaciones ecologistas y entidades sociales de todo tipo que comenzaron a exigir la desaparición de las centrales de carbón. Apenas dos años después de la remodelación de As Pontes, España firmaba el famoso Protocolo de Kyoto de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Concretamente esta firma se realizó en Nueva York el 29 de Abril de 1998. En la misma línea trabajó la directiva de 2001 de la Unión Europea, mediante la cual las emisiones atmosféricas deberían ser reducidas de forma drástica.
La planta de As Pontes, pese a la remodelación de su actividad anterior, continuaba siendo un foco de preocupaciones y de discusiones al respecto de sus emisiones contaminantes. Fuentes de la federación CIG Industria cuentan que: “ A Central Térmica das Pontes nos últimos tempos acometeu inversións para adaptarse a a directiva europea de emisións industriais.“ Aún así, en base a datos del 2006, la WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza) la colocó como la novena central más contaminante de Europa. Endesa tuvo, por lo tanto, que acometer nuevos cambios para comenzar a utilizar exclusivamente carbón foráneo.
Para algunos este fue un triunfo ambiental. La mina de lignito finalizó su actividad. La que fuera la mayor explotación a cielo abierto de la Península Ibérica fue restaurada hasta dar lugar al lago más grande de España. Esta restauración ambiental ya había dado comienzo durante la vida activa de la mina, pero se hizo definitiva cuando esta terminó. El resultado final fueron 2400 hectáreas rehabilitadas y convertidas en un enclave perfecto para la biodiversidad de flora y fauna. Aunque en un principio esta restauración trajo consigo cierta controversia, finalmente el consenso general la vio como positiva.
Para otros el cierre de la mina fue una catástrofe social. La localidad y la comarca recibieron un fuerte golpe por la pérdida de esa actividad que traía consigo una cantidad importante de empleos directos y auxiliares. Para As Pontes la central térmica de Endesa y todas sus actividades relacionadas han sido y son su motor económico principal.
Sin embargo en 2008 la emergencia para la central de As Pontes parecía haber pasado: Una remodelación de su sistema de emisiones había conseguido reducir estas en un 9.5% y acababan de estrenar un ciclo combinado con Gas Natural. Estas mejoras en cuanto a su contaminación y su rendimiento, dejaban a la central preparada para 40 años más de actividad. Al menos esas eran las expectativas de Endesa.
Durante este tiempo, pese a la aparente calma, las asociaciones ecologistas siguieron explicando que la solución no pasaba por contaminar un poco menos sino por dejar de quemar carbón. Lo cierto es que desde hace más de una década, casi todo el mundo concuerda en que el carbón es insostenible y debe desaparecer más pronto que tarde de nuestra manera de generar energía. Desde Ecoloxistas en Acción Xosé Veiras explica cómo la transición energética ha sido y es una asignatura pendiente para Galicia y España: “ É unha materia pendente. Avanzouse algo, pero queda moito camiño por percorrer. Que o carbón se abandone é un gran paso adiante por que o carbón tiña un peso importante no mix eléctrico español e sobretodo nalgunhas Comunidades Autónomas como Galiza. O carbón é o combustible fósil maís contaminante no deterioro de aire e nas emisión que provocan o efecto invernadoiro”. Una transición, la de la energía, que trae consigo cambios drásticos y que en ocasiones provoca perjuicio social. “Esto comeza a ser unha revolución industrial, todo o mundo da combustión vai cambiar... É un momento malo para todos”.
Desde algunas plataformas ecologistas se informaba de la proporción desmesurada de emisiones que realizaba la planta de As Pontes. En el año 2018 se situó como la industria con mayores emisiones territoriales de toda España y la número 17 de la Unión Europea. Sin embargo y pese a lo llamativo de estas cifras, la central de Endesa cumplía con los reglamentos y su actividad no parecía estar en peligro.
Transición energética: La asignatura pendiente
Así parecía, al menos hasta 2019. Durante este año se encareció el precio de las emisiones de CO2 hasta el punto en el que la planta de As Pontes quedaba fuera del mercado. Algunos partidos políticos apoyaron a los trabajadores de la planta, señalando como responsable al gobierno central por no ejecutar medidas que suavizaran este encarecimiento.
“Os prezos sobre as emisións de CO2 veñen derivado de normativas europeas, cuxo obxecto é penalizar estas emisións. Cando se pon esta normativa a andar era o Secretario de Enerxía Europeo o Sr. Arias Cañete do Partido Popular, co apoio tamén o Partido Socialista. Mais no ámbito do Estado Español, puidéronse tomar medidas que facilitasen de maneira temporal que a xeración de enerxía con carbón puidese continuar temporalmente, podendo así encetarse un proceso de transición xusto e ordenado e con garantías para o emprego e a economía dos territorios afectados.”: Explican desde la Federación de Industria de la CIG.
El punto de no retorno llegó en septiembre de 2020 cuando Endesa anunció su intención de cesar la actividad definitivamente de As Pontes. La empresa explicó que el encarecimiento de los derechos de emisión de CO2 y la caída del precio del gas provocaba una profunda modificación de las condiciones de mercado que reducía la competitividad de la planta. La compañía buscó alternativas para mantener en funcionamiento la central mediante el uso de biomasa. Sin embargo en Noviembre Endesa presentó la solicitud de cierre, asegurando que los resultados de estas pruebas eran insatisfactorios ambiental y económicamente.
Aunque la empresa se comprometió a recolocar a todos los trabajadores, la inquietud no tardó en hacerse notar. Un malestar que reunía bajo el mismo paraguas a trabajadores de la planta, empresas auxiliares, camioneros, gobierno local y a casi todas las personas que viven y trabajan en As Pontes. La compañía aseguró que las recolocaciones no serían traumáticas. Sin embargo, Luis Pico cuenta que estas recolocaciones tienen destinos como, Badajoz, Baleares, Canarias, los Pirineos... “Conciliación familiar non hai, eso está claro”. El cierre definitivo de la central afecta a alrededor de 700 familias entre trabajos directos e indirectos.
Fue entonces cuando comenzaron las protestas: Los compromisos de Endesa eran inciertos, además de que dejaban fuera a los trabajadores auxiliares y en verdadero peligro la coyuntura económica y laboral de la localidad. El comité de empresa veía el futuro negro y apostaba por la opción de la combustión de residuos agrícolas, lodos de depuradoras y otras industrias. Este plan de la cocombustión fue el que defendieron también el gobierno local, la Xunta y el Ministerio de Transición Ecológica. En contra se situaba Endesa que aseguraba una improbable viabilidad y las asociaciones ecologistas que veían en la cocombustión un espejismo y apostaban por elegir energías totalmente renovables.
Si las cosas estaban tensas, a partir de Enero todo se volvió más complejo si cabe. Endesa hizo público, a mitad de mes, que se confirmaba el cierre definitivo de la planta de As Pontes. Este anuncio se hizo unilateralmente, sin contar con el grupo técnico en el que las administraciones públicas están representadas y que llevaban meses trabajando para encontrar una solución viable. Esta decisión de la compañía iba acompañada de un informe en el que se confirmaba la inviabilidad ambiental y económica de usar biocombustibles. Según este, aunque se consiguiera alcanzar una combustión óptima en el sentido ambiental, el precio de producir esa energía sería muy superior a la media del mercado y, por lo tanto, no sería competitivo.
El anuncio generó crispación entre muchos sectores. Los trabajadores continuaron exigiendo un plan, una alternativa que no pasase por el cierre de la planta, la Xunta acusó a la empresa de romper sus compromisos por actuar unilateralmente en una cuestión que afecta a toda la comarca y a toda Galicia y señaló que las últimas pruebas resultaban viables. Por su parte, diferentes partidos y sindicatos no solo apoyaron a los trabajadores sino que apuntaban ciertas sospechas al respecto del informe de Endesa. “Tendo enconta que se constituiu un Comité Técnico e un Comité de Seguimento composto polo MITECO, Xunta de Galiza e Concello das Pontes, co obxeto de valorar a viabilidade do proxecto dende o punto de vista mediambiental e técnico. A actitude de Endesa de publicar nos medios un informe de parte sen consensualo e sen coñecemento das administracións mostra unha actitude pouco honesta cara as administracións e a sociedade das Pontes.”: Indican desde la CIG.
Pese a todo, una vez más hay personas y entidades que remarcan la importancia positiva que tiene este cierre en el sentido ecológico. Entienden que esta es la victoria definitiva en As Pontes contra una situación insostenible de perjuicio medioambiental.
El futuro de la central de As Pontes permanece pendiente de un hilo. Hasta mitades de febrero no tendremos más detalles acerca de este. Existen diferentes opciones. La idea de Endesa, al menos sobre el papel, es la de recolocar a los empleados y desarrollar un plan Future E de energías renovables para la localidad. Sin embargo, como han señalado algunos, ese plan no está sobre la mesa. Luis Pico, presidente del comité de empresa, explica que los trabajadores solo quieren trabajar y que los compromisos de Endesa serían tranquilizadores si al menos fuesen un documento firmado: “Se aquí hai potencial para facer unha transición xusta, ainda que se permute por outra industria e non sexa xusto para todas as persoas, polo menos non sería destrucción total”. El plan que sí que ha aparecido es el de hacer un cambio de operador como nos cuentan desde la CIG: “Na última xuntanza da mesa de Transición das Pontes, solicitamos que ademais de facer a valoración económica se fixese o Plan de Negocio para concretar de que proxecto se está a falar. Mais dende a Xunta de Galiza, por medio do Vicepresidente Segundo Francisco Conde xa se manifestou a necesidade dun socio industrial.“
Desde Ecoloxistas en Acción Galiza entienden que el caso de la central térmica de As Pontes puede servir como ejemplo corregir errores en los futuros cierres y transformaciones que todavía quedan por acometer en todo el Estado español: “É un bo exemplo de cómo negarse a ver que hai industria e actividades económicas que non teñen futuro por que non son económicamente sustentables, fai o proceso máis difícil. Mais tendo en conta que son procesos que tampouco son fáciles e menos ainda no contexto económico actual”.
El medio ambiente, el cambio climático y el cuidado de nuestra atmósfera son cuestiones de vital importancia que cada vez configuran más las realidades económicas, industriales, políticas y sociales. No obstante, las transiciones eficientes y eficaces son transiciones responsables.
Habrá que esperar para conocer el grado de responsabilidad que subyace a la transición en As Pontes.