Medio ambiente

SEXTA EXTINCIÓN Transición a una economía limpia y un ejemplo: la agricultura biológica

En el Día Internacional del Medio Ambiente, Pedro Burruezo (The Ecologist/Asociación Vida Sana) aborda el tema de la extinción de especies también desde un punto de vista económico y de sus nefastas consecuencias para la economía mundial.

SEXTA EXTINCIÓN Transición a una economía limpia y un ejemplo: la agricultura biológica
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4 de Junio de 2019. Asociación Vida Sana y Biocultura.- Se basa en un informe monográfico de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y otros trabajos de reputados expertos. Un ejemplo en la transición hacia una eco-nomía completamente justa y limpia: la agricultura ecológica.

Recientemente, el IPBES, el panel de expertos internacionales vinculado a la ONU, ha alertado de que un millón de especies está en peligro de extinción, animales y vegetales. Un desastre ecológico sin parangón. La 6º gran extinción. Pero el asunto no se queda ahí. No es algo puramente ecológico. Es transversal. Afecta a todos los ámbitos de nuestra existencia. También a la economía. En el citado informe monográfico, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) advierte sobre las consecuencias de la conocida como “sexta extinción masiva” e insta a los países a actuar ante la pérdida de biodiversidad, “uno de los grandes riesgos del siglo XXI”. Porque de ello se deriva una debacle económica que conllevará paro, hambrunas, conflictos bélicos por los recursos, desazón social…

¿QUIÉN PAGA?

El informe de la OCDE, según han repicado diversos medios, recuerda a los Estados que “es necesario revertir la tendencia de pérdida de biodiversidad si se quiere garantizar la seguridad alimentaria, la reducción de la pobreza y un desarrollo más inclusivo y equitativo”. Y lamenta que los países dediquen muchos más fondos a subvencionar actividades dañinas para el medio ambiente que a su protección. Si no se actúa en consecuencia, el coste para las economías nacionales de muchos países va a ser altísimo. El informe certifica: “Actividades como la polinización de los cultivos, la purificación del agua, la protección frente a las inundaciones y la captura y secuestro del dióxido de carbono —“vitales para el bienestar humano” y ligadas a la biodiversidad— se están viendo ya afectadas”. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos señala que esos “servicios” que la Naturaleza y su biodiversidad llevan a cabo gratuitamente podrían tener un costo de entre 125 y 140 billones de dólares —entre 112 y 125 billones de euros— a la economía planetaria. ¿Quién los pagará cuando la Naturaleza deje de hacer sus funciones?

ALGO PRESENTE

No estamos hablando de problemas futuros, sino de realidades presentes, que ya se están manifestando, con sus consecuencias. El informe citado también advierte de que la degradación de los suelos ha reducido ya un 23% la productividad de la superficie terrestre mundial. Y la OCDE añade que están en riesgo cultivos por valor de 235.000 a 577.000 millones de dólares anuales si se pierden las especies que, por ejemplo, se encargan de la polinización. Es algo que venimos denunciando desde hace mucho tiempo. La agricultura industrial, sus manejos y sus pesticidas están acabando con las abejas y con otros polinizadores. Hay suficientes estudios al respecto. Pero las instituciones no actúan, mientras la población de abejas sufre una devaluación constante. Es sólo un ejemplo de los muchos posibles. Mientras, los políticos miran hacia otro lado o se enrocan en problemas personalistas, partidistas o ideológicos que no ayudan a solucionar los verdaderos problemas a los que nos enfrentamos.

AGRICULTURA ECOLÓGICA

María Loureiro, profesora de Economía Ambiental de la Universidad de Santiago de Compostela, ha dicho: “Los efectos calculados indican que el sector primario de la agricultura y la pesca serán de los más afectados. Y existen muchos trabajos científicos que relacionan una mejor biodiversidad con una mayor producción agraria sostenible”. Pero eso no hace falta que se lo expliquen a los que manejan fincas ecológicas en cualquier punto del planeta. Trabajando de la mano de la biodiversidad es posible tener rendimientos iguales a los de la agricultura industrial sin menoscabar a las especies no cultivables (sean animales o vegetales), sino con su ayuda. Es muy importante, a nuestro entender, dejar de ver la agricultura como un sector primario y tradicional con poco que decir en los asuntos medioambientales, algo de lo que pecan muchos políticos e instituciones. La agricultura orgánica es un factor decisivo en el mantenimiento de la diversidad, tanto por no utilizar ni pesticidas ni organismos modificados genéticamente. Y también por el tipo de manejos y la necesidad de “vivificar” los suelos y la biodiversidad en las fincas, que son “vacunas” contra las plagas y los enemigos de los cultivos. La agricultura ecológica, además, ayuda a mitigar los efectos del calentamiento global y enfría el clima, lo que, a su vez, es una herramienta extraordinaria para combatir la extinción de especies. Fomentar los circuitos comerciales de proximidad en relación a la agricultura orgánica protege la diversidad vegetal y animal y también humana, pues conlleva un reparto de la riqueza más justo que la economía neoliberal de la agricultura industrial.

ECONOMÍA PETRODEPENDIENTE

Muchos estados, por no decir todos, continúan con sus políticas de subsidios y ayudas públicas a los combustibles fósiles y a las prácticas agrícolas y de cualquier otro sector derivadas de una economía dependiente de la industria del petróleo. El informe de la OCDE cifra estas ayudas públicas en 500.000 millones de dólares al año (447.000 millones de euros). El mismo informe sentencia que las políticas para el mantenimiento de la biodiversidad en el planeta no llegan a los 50.000 millones de dólares.
Para algunos científicos la 6ª extinción ya ha empezado. Para otros, estamos en sus albores, pero ya no hay retorno. Lo que sí sabemos es que, en gran medida, todo ello es responsabilidad de nuestra especie. Y, por otro lado, también sabemos que esta crisis no va a pasar de la noche a la mañana. No nos levantaremos un día y moriremos de inanición. El asunto será lento, al menos a escala humana. Esto significa que, en el transcurso de la crisis climática y de la extinción de especies, la Humanidad va a sufrir en gran medida. Probablemente, si no somos capaces de detener la debacle, la economía mundial va a verse muy afectada y esto redoblará el dolor de muchas personas, especialmente las más vulnerables. Los expertos, los científicos, los ecólogos… nos llaman a multiplicar los esfuerzos para contener, todo lo posible, el cambio climático, la destrucción de ecosistemas y la extinción de especies. Si no lo hacemos, la vida, como hoy la conocemos, se verá enormemente afectada y las generaciones futuras vivirán de maneras muy diferentes a la nuestra (para peor). Es fundamental incrementar la conciencia, a escala gubernamental y social, para tomar medidas urgentes.

BIOECONOMÍA

Una bioeconomía es posible. Es decir, una eco-nomía sustentada en los flujos de la vida y no contra los flujos de la vida. Una bioeconomía que respete la justicia social, que respete a vegetales y animales, que enfríe el clima, que proteja la biodiversidad… ¿Cómo tiene que ser esta eco-nomía? Una economía libre de toda acción usurera y especulativa. Una economía que ponga límites a los monopolios y a la acción empresarial. Toda actividad financiera, empresarial, productiva y/o científica tiene que estar basada en el Riesgo 0 y/o Principio de Precaución. Si no, estamos abocados a un desastre de dimensiones colosales. En agroalimentación, alimentos ecológicos, de proximidad, de temporada, más vegetales que animales, artesanales, etc. En energía, energías renovables y totalmente descentralizadas: además habría que rediseñar ciudades, edificios… para ahorrar energía al máximo. En salud, prevención, prevención y prevención. Y medicinas integrativas. Lo mejor de la medicina alopática con lo mejor de las medicinas complementarias. La gestión de residuos es fundamental: hay que ahorrar residuos, reciclar, revertir, reutilizar y compostar todo lo que se pueda. Hay que concienciar a la población de que va a ser necesario llevar a cabo muchos cambios. La ciudadanía tiene que ser un frente activo en todo este asunto. En eco-nomía, es imprescindible la relocalización de las actividades eco-nómicas, generadas a partir de monedas reales y flujos financieros reales: “la usura y la especulación son, como ya dije alguna vez, a la economía, lo que los pesticidas y la modificación genética a la agricultura”.


TRANSICIÓN PRODUCTIVA

La transición productiva hacia una forma de producción completamente ecológica y compostable, que proteja la diversidad y ahorre recursos, tiene que realizarse con toda urgencia. Estas fórmulas productivas tienen que proteger la biodiversidad desde su raíz. En agroalimentación, en energía, en servicios… La clase política sigue mirando hacia otro lado pero hay señales para la esperanza. Por un lado, una gran parte de  la sociedad es consciente, cada vez más, del gran desafío al que nos enfrentamos, en biodiversidad o frente a la crisis climática, y de ahí el éxito de la agricultura ecológica, por ejemplo. Por otra parte, un alto porcentaje de la juventud ha empezado a despertar: su futuro está en juego. Las manifestaciones y las protestas se multiplican en todo el planeta. Y, en Alemania, Los Verdes escalan puestos. Lo mismo podría ocurrir en toda Europa en un futuro no muy lejano. Las cosas, cuando llega el momento, cambian de la noche a la mañana. Si los políticos no cambian, tenemos que obligarles a hacerlo, pero no sólo en las urnas, sino a través de actos de consumo responsable y ejerciendo toda la presión que seamos capaces de hacer allí donde sea posible llevarla a cabo, empezando por los consistorios municipales y también en las áreas gubernativas internacionales. La biodiversidad es un tesoro que hay que proteger no sólo por razones ecologistas, sino por razones económicas, poéticas, espirituales, etc. La biodiversidad es garante de fertilidad, de eco-nomía, de plenitud… Su escasez, su agotamiento, significa pobreza, hambre, miseria. Podemos seguir cavando nuestra fosa u optar por regenerar el mundo apoyando todo aquello que signifique conservar la biodiversidad y apostar por lo compostable, lo ecológico y lo sano. Pase lo que pase a nuestro alrededor, es una obligación moral empezar el cambio en nosotros mismos y a nuestro alrededor.

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