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“Esto no se supera, se aprende a vivir de nuevo”: Jeanne Picard - Fundadora de Stop Accidentes
En 2021 más de 1500 personas fallecieron en las carreteras y muchas fueron gravemente heridas. Todavía queda mucho trabajo por delante para entidades como Stop Accidentes en su lucha por la concienciación, prevención y educación acerca de la seguridad vial.
Hace 23 años el hijo de Jeanne Picard falleció en un mal llamado accidente de tráfico: “Cuando fui capaz de pensar, pensé que no estaba sola llorando y que tenía que hacer algo para intentar que no le pasase a nadie más.” A través de internet se puso en contacto con Ana María Campo cofundadora de Stop Accidentes, madre como ella que había perdido a su hijo después de que un conductor alcoholizado lo arrollase mientras paseaba en bicicleta por las calles de Barcelona. “Stop accidentes nace de la rebeldía, de la impotencia, ante un hecho tan brutal y tan inesperado como lo es la muerte de nuestros hijos”.
Cuando nació Stop Accidentes, alrededor del año 2000, los accidentes de tráfico ascendían a cifras alarmantes. Casi 6000 personas fallecían en las carreteras españolas. “Hace 23 años éramos las víctimas olvidadas, silenciadas… Éramos las cifras del fin de semana.” Los avances en la seguridad vial, también impulsados por organismos como Stop Accidentes, han conseguido reducir la cifra hasta los más de 1500 muertos en el año 2021. Pese a todo, la realidad contemplada con justicia, sigue siendo abrumadora. Son muchas las víctimas de siniestros, son muchas las familias y las vidas truncadas. “Las víctimas no se restan, las víctimas se suman. No podemos olvidar a los 6000, ni a los anteriores”, señala Jeanne Picard
La lucha de Stop Accidentes es la de terminar con la siniestralidad vial. El tiempo les ha dado la razón al respecto de que la responsabilidad al volante consigue disminuir sustancialmente la peligrosidad en las carreteras: "Los siniestros son un hecho accidental, pero que se puede evitar. Se puede evitar si conduces con responsabilidad, si no bebes cuando vas a conducir…” En los primeros tiempos la lucha era trágica porque ni la sociedad, ni la voluntad política, eran conscientes de la magnitud de la catástrofe.
En el 2004 la organización presentó un foro contra la violencia vial que supuso un punto de partida para los necesarios cambios que era urgente abordar: “Había que visibilizar el drama para que fuéramos conscientes de que a todos nos puede pasar desde que salimos de nuestras casas". Mediante estas acciones y su presencia en la prensa, Stop Accidentes pudo trasladar su mensaje y comenzar a inculcar en la conciencia social, el verdadero riesgo que existe en las carreteras. Entre otras cosas, también, consiguieron convertir el tercer domingo de noviembre en el Día Mundial en recuerdo de las víctimas de los siniestros de tráfico, reconocido por Naciones Unidas.
A raíz del foro de Stop Accidentes, la situación comenzó a cambiar. El, para aquel entonces, nuevo Director General de Tráfico escuchó a las víctimas y comenzó el proceso de conversión al nuevo modelo de seguridad vial. El permiso por puntos, los radares con sanción directa, las reformas del código penal… todo fueron pequeños pasos adelante para lograr el objetivo de reducir al máximo el peligro en carretera. En la actualidad se está trabajando en el conocido como “Sistema Seguro” que coloca a las personas en el centro a la hora de hablar de tráfico y seguridad vial. El objetivo sigue siendo el de reducir la mortalidad y la siniestralidad, desde tres enfoques clave: infraestructuras seguras, coches seguros y educación: “Por mucho que tengamos coches seguros… Si aprietas el acelerador… Educación, educación, educación.” Stop Accidentes trabaja por concienciar a la sociedad y a las instituciones para asegurar la prevención de la siniestralidad, pero también para que se reconozca a las víctimas de esta violencia concreta. Así, la atención psicosocial y el asesoramiento de las víctimas es una parte esencial de su hacer diario: "Las víctimas están perdidas. Esto no se supera, se aprende a vivir de nuevo. Hemos reformado el código penal, pero todavía queda mucho por hacer. El dinero no consuela, necesitamos una justicia preventiva que sea justa para la sociedad. No escuchamos el perdón”, nos cuenta Jeanne Picard.