Comercio de barrio
Rosa María Darias Lafluff: el arte de la costura que cruza fronteras
A sus 53 años, Rosamari, así se hace llamar coloquialmente, ha recorrido un largo camino desde su Montevideo natal hasta su querido barrio en A Coruña, donde su destreza con la aguja ha ganado el corazón de muchos.
Los primeros pasos: el giro de la peluquería a la costura
La historia de Rosamari comienza en su infancia en Uruguay. Soñaba con ser peluquera. Sin embargo, el destino le tenía preparada otra ruta. A los 11 años, sus primeras clases de costura despertaron una pasión que rápidamente se convirtió en su verdadera vocación. “Al principio, la peluquería era mi ilusión, pero cuando empecé a coser, me olvidé de todo lo demás”, recuerda con cariño. A los 22 años, ya convertida en profesora de corte y confección, Rosamari había encontrado su lugar en el mundo.
Sus primeros trabajos en talleres de costura le dieron una sólida base técnica. En su tiempo libre, perfeccionaba su habilidad en el diseño y la confección, aprendiendo los secretos del oficio a través de la experiencia y la dedicación.
El salto a España: desafíos y oportunidades
En 2003, Rosamari y su familia, deciden emigrar a España, debido a la crisis económica en Uruguay. Junto a su esposo Gustavo, eligieron Galicia como su nuevo hogar, acogidos por los familiares de Gustavo en la localidad de Carballo. “Ha sido muy difícil dejar mi país”, comenta Rosamari.
Sin embargo, Galicia pronto se convirtió en su segundo hogar. A los pocos meses de llegar, comenzó a trabajar en talleres locales, primero en confección a medida, luego en talleres industriales y finalmente artesanales. Poco a poco el sueño de tener su propio taller seguía latiendo con fuerza.
Rosamari: un taller con alma
En febrero de 2024, después de años de trabajo y esfuerzo, abrió las puertas de su propio taller, “Rosamari”, en el barrio de Oza. Este espacio, ubicado en la Avenida de Oza, 93A, refleja su personalidad: acogedor, cálido y lleno de vida. “Quise que mi taller fuera como el salón de una casa, donde la gente se sienta cómoda y en confianza”, comenta Rosamari, orgullosa del ambiente que ha creado. Cada cliente que cruza la puerta de Rosamari recibe una atención personalizada, con total discreción, donde cada detalle cuenta y cada prenda es tratada como una obra de arte.
El taller de Rosamari ofrece una variedad de servicios que van desde la confección de prendas a medida hasta la transformación de piezas antiguas. “Me encanta dar una segunda vida a la ropa. Con un poco de creatividad, podemos transformar algo antiguo en algo moderno y único”, explica. Ya sean vestidos de novia, trajes de madrina o prendas para eventos especiales, cada creación en Rosamari lleva la huella de su dedicación y amor por la costura. También hace los pequeños arreglos que tanta demandan tienen.
Un barrio que la acogió con los brazos abiertos
El barrio de Oza ha sido clave en el éxito de su taller. Desde el primer día, Rosamari encontró en los comerciantes y vecinos un apoyo incondicional. “Mis compañeros me han dado todo, desde consejos hasta ayuda práctica, y eso es algo que valoro muchísimo”, comenta con gratitud.
También encontró en Galicia no sólo un lugar para trabajar, sino un verdadero hogar. “Es increíble cómo, en solo seis meses, puedes sentir que has vivido aquí toda la vida”, dice, destacando el cariño y la hospitalidad de sus vecinos.
Mirando hacia el futuro con optimismo
A pesar de los retos que ha enfrentado a lo largo de su vida, Rosamary sigue mirando al futuro con entusiasmo y esperanza. “Cada día aprendo algo nuevo. Mi trabajo me da la oportunidad de crecer y seguir mejorando”, afirma con una sonrisa. Aunque su taller es relativamente joven, tiene claro que este es sólo el comienzo. “Quiero seguir creando, innovando y ofreciendo lo mejor de mí a cada cliente que entre por la puerta”, comenta, con toda la pasión.
Con 35 años de experiencia, Rosa María Darias Lafluff ha demostrado ser una maestra de la costura y también una mujer con una gran pasión y dedicación. Su historia, desde Uruguay hasta España, es un ejemplo de cómo el amor por lo que se hace puede trascender fronteras y superar cualquier obstáculo. Hoy, su taller en A Coruña es más que un lugar de trabajo; es un espacio donde los sueños se confeccionan a medida, puntada a puntada.