Pero este 31 de diciembre, Isabel cerrará las puertas de un negocio que ha sido mucho más que un local: un punto de encuentro, cuidado y conversación para tantas personas del barrio.

La historia de Isabel comienza lejos de aquí, en Venezuela, donde nació en el seno de una familia gallega. Su vocación por la estética despertó muy temprano, casi de niña, y a los 12 años ya estaba colaborando y aprendiendo el oficio. “Siempre me gustó, era algo que llevaba dentro”, cuenta con una sonrisa.

Con los años, su camino la llevó a Francia y, más tarde, de regreso a las raíces familiares en Coruña. Fue en Os Mallos donde encontró la oportunidad de dar el paso definitivo: trabajaba en el centro de belleza que tenía Susana, quien decidió dejar el negocio. Isabel, junto con una socia, asumió el reto y juntas dieron vida a Parisienne. Desde entonces, Isabel ha mantenido el proyecto con dedicación, cercanía y cariño.

“Han sido 14 años muy buenos, con clientas que ya son amigas. Estoy muy agradecida por todo el cariño y la confianza que siempre me han dado”, explica Isabel. Pero ahora llega el momento de decir adiós, una decisión que toma con la satisfacción de haber dejado una huella positiva en su barrio.

Las vecinas y clientas ya lamentan la despedida, y aunque no tienen claro dónde encontrarán un nuevo lugar para sus cuidados, el recuerdo de Isabel y su trabajo seguirá presente.

“Cierro las puertas el 31 de diciembre. Es el final de una etapa, pero me voy con el corazón lleno por todas las experiencias vividas aquí”, concluye Isabel, emocionada.

Desde este rincón del barrio, queremos desearle lo mejor en esta nueva etapa. ¡Gracias por todo, Isabel!