Poesía
Triste realidad
no hay ruido que silenciar
porque reina la armonía.
Hay una paz celestial
que no parece real,
sino pura fantasía.
Las calles están vacías,
no hay ruido que silenciar
porque reina la armonía.
Hay una paz celestial
que no parece real,
sino pura fantasía.
Oigo pájaros cantando
y veo las nubes muy negras.
Pero no veo niños jugando,
aunque despierta la primavera.
Algunos hombres anhelan
que venga pronto el verano,
volver a romper la calma
ensuciando el ambiente,
contaminando sus almas
como hace un lelo imprudente,
mas inseguros seguramente,
o más locos que una cabra.
La aptitud de los sanitarios,
a la altura que se espera.
Ganando un pequeño salario,
se juegan la cabellera,
y luchan desde sus trincheras
con los EPIS muy precarios.
Si el mundo de la cultura
pone su grano de arena,
otros, van sembrando dudas.
Son patriotas de verbena
que vejan de forma obscena
a las clases inseguras.
Rescatamos a los bancos,
exportamos el talento.
Rescatamos de un barranco
fachas para el parlamento,
caciques que en malos momentos
saltan primero del barco.
Para nada sirven las banderas
cuando hay penurias,
para nada las fronteras,
ni tampoco las tertulias
que toleran las injurias
de charlatanes o verduleras.
¿Qué esperanza puede quedar,
si tropezamos con una piedra
y volvemos una y mil veces a tropezar? .
Agotamos los recursos de la Tierra
y ganamos dinero con las guerras.
Esa es nuestra triste realidad.