Renta Básica Universal
Sergi Raventós: "Frente a la pobreza y la súplica, es necesario dar un paso más y plantear una renta básica"
Pressenza | - Reino de España - Juana Pérez Montero
Conversamos con Sergi Raventós sobre el Plan Piloto de la Renta Básica en Cataluña, que dirige desde septiembre. Doctor en Sociología y diplomado en Trabajo Social, ha desarrollado su trabajo en el campo de la salud mental y la inserción laboral y es miembro de la Red Renta Básica.
Sigue costando mucho disociar renta básica de pobreza y caridad, ¿Nos ayudas a aclarar las diferencias entre renta básica y rentas mínimas?
Es cierto que, en algunas comunidades, se sigue utilizando la expresión renta básica para definir políticas de renta condicionadas para combatir la extrema pobreza. Son las llamadas rentas mínimas de inserción, ahora se utilizan expresiones como renta garantizada. Todas vienen a ser lo mismo, con diferentes criterios de acceso o condiciones. Se trata de asignar una renta que es de baja cuantía y con una cantidad grande de requisitos a los que es difícil llegar.
En este sentido, la renta básica es una propuesta que quiere ser incondicional, universal, de un importe suficiente, regular -a ser posible mensual-, y que se asigna a toda aquella persona que reside en un territorio -algo que podrá acreditar de algún modo-.
Vayamos a la noticia, ¿Cómo llegamos al Plan Piloto sobre Renta Básica en Cataluña, que vas a dirigir?
Imagino que, a raíz de todos los movimientos que se están dando en distintos lugares del mundo, aquí en Cataluña también aparecieron diferentes manifiestos que se hicieron durante la pandemia y que contribuyeron a que la CUP (candidatura anticapitalista) llevase en su programa electoral la renta básica.
La CUP juega un papel importante en la formación de gobierno, aquí en Cataluña, y pone como condición elaborar un programa piloto. Y Esquerra Republicana, que ostenta la presidencia, da luz verde. A partir de aquí se crea la Oficina de la que me encargo.
Es claro, entonces, que se trata de voluntad política…
Exacto.
¿En qué consiste el Plan Piloto? ¿Cómo será su implementación?
Ahora lo que queremos es diseñar un plan que sea lo más fiel posible a lo que entendemos por renta básica universal e incondicional, con un importe equivalente al umbral de la pobreza, que en Cataluña está en alrededor de 900€, y con una muestra lo más generosa posible; estamos pensando en 5000 personas y que sea en algunas comunidades a partir de conversaciones con algunos expertos. La idea sería pensar en localidades, en poblaciones, incluso en algún barrio de alguna ciudad. Se implementará durante dos años. Otra cosa es el tiempo que necesitamos para diseñarlo. Estamos pensando en ponerlo en marcha en diciembre del 2022 y a partir de ahí dos años. Luego habrá un periodo de análisis, evaluaciones, extracción de datos, etc. Y será financiado desde los Presupuestos de la Generalitat, no tenemos capacidad para hacer una reforma fiscal.
Se trata de un plan bastante ambicioso respecto a otros que se han puesto en marcha en los últimos años.
Respecto a los indicadores que vais a medir…
En los planes que hemos observado, hemos visto cambios. En algunos no son individuos aislados y, en otros, las personas que se han beneficiado no se conocen entre ellas.
Hay que analizar cambios individuales, por ejemplo, la mejora de la salud mental que se ha observado en la mayoría de los casos, cambios en sus planes de vida; se puede dedicar más tiempo al cuidado de los hijos, invertir en formación o juntarse con otros para hacer algún proyecto, de empresa, de cooperación…
Ahora bien, los cambios a nivel de comunidad, se han podido observar mejor en algunos experimentos como los de India o Namibia, donde se ha otorgado una renta básica a aldeas enteras.
Personas como Guy Standing nos han hecho ver que sería interesante tener este factor en cuenta en el contexto de un país, de una región del mundo como Cataluña. Creemos que esto no se ha hecho. Si bien, está el precedente de Dauphin en Canadá en los años ’70.
Allí encontramos datos interesantes en tal sentido, a pesar de las diferencias que podamos tener, porque se trataba de un complemento de ingresos. Pero pudimos ver cambios importantes que se dieron en aquella población, gracias a las investigaciones de Evelyn Forget.
Todo esto es lo que vamos a intentar poner en marcha aquí, en Cataluña. Previamente hay que seleccionar localidades que puedan ser lo más representativas de la población [que vive aquí]. Teniendo en cuenta las limitaciones que hay que poner también encima de la mesa. En esto, hay que ser honestos. Hay que mostrar que un plan piloto ya parte de una serie de limitaciones. Una de ellas es que no se va a producir una reforma fiscal, no se va a producir una redistribución de la riqueza, no vamos a observar reducción de desigualdades sociales, no vamos a observar cómo la renta se redistribuye entre la gente más necesitada.
Hablando de dónde, ¿En qué tipo de localidades pensáis aplicarlo?
Nos gustaría que fueran lo más representativas de diferentes ejes sociales, económicos del territorio de Cataluña. Un territorio en el que haya tejido industrial; en un sector agrícola; en otro con más servicios o turismo; en algún barrio … más interior, un territorio más urbano… para ver los distintos cambios que operan en ámbitos muy diferentes cuando asignas a una población entera una prestación universal e incondicional, cuando la gente tiene la subsistencia material garantizada.
Y esto, no deja de ser muy sugerente de entrada. Ver qué cambios se pueden producir a nivel de comunidad, hábitos de cohesión social, de participación en proyectos, ver cómo la gente se puede agrupar para realizar determinadas cosas; qué cambios se pueden operar en cuanto a nivel educativo, en cuanto a cuidado de los mayores o de las y los infantes… En fin, todo este tipo de dinámicas que pueden ser muy interesantes y, a diferencia, de lo que estamos observando actualmente con la gente que está percibiendo prestaciones condicionadas, que no acaban de salir tampoco de la pobreza; alguna gente no puede tampoco complementarlo con algún tipo de empleo porque son prestaciones que son incompatibles.
¿Vais a introducir algún tipo de “filtro” que facilite el análisis de las conclusiones de las que hablas?
Poder ver qué pasa si tomamos un territorio determinado y todo el mundo cobra; o bien, empezar viendo qué gente de tal territorio tiene una renta superior y plantearnos ¿tales personas van a cobrar o nos lo podemos ahorrar y dárselo a más gente? Porque, si nosotros queremos replicar el modelo de financiación que, por ejemplo, establecieron Jordi Arcarons, Lluis Torrens y Daniel Raventós, en el que el 20% más rico saldría perdiendo respecto al 80% restante, nos encontramos con que no podríamos aplicarlo tal cual.
Esto nos lleva de nuevo a la financiación del Plan ¿Puedes explicárnoslo un poco más?
Nosotros, al ser una Comunidad Autónoma, no tenemos la posibilidad de hacer una reforma fiscal. No nos dejan, tendríamos que ser independientes, tener un Estado propio, no tenemos el Ministerio de Hacienda. Ello no nos permite hacer cambios fiscales para que los más ricos paguen la renta básica.
Entonces, tenemos dos opciones: o dárselo a todo el mundo y que los ricos complementen más dinero del que tienen; o bien ver quién es el 20% más rico de esta comunidad y no asignarles la renta básica. Es una posibilidad. No digo que es lo que vamos a hacer, es una posibilidad que está encima de la mesa en este momento. Esto no es poner condiciones a la gente, sino valorar si jugamos esta carta o no.
A partir de aquí, veremos qué otros problemas pueden surgir. Por ejemplo, qué ocurre con la gente que actualmente está cobrando la Renta Garantizada de Ciudadanía en Cataluña; qué pasa con esta gente si le damos unos dineros. ¿Les vamos a fastidiar? Porque el sistema actual impide que perciba más ingresos de la renta garantizada. ¿Qué vamos a hacer aquí? Tendremos que negociar con el Departamento que asigna esta ayuda y ver de qué manera estas personas no van a salir perjudicadas. Estamos hablando de un experimento, no es la renta básica aplicada en un mundo futuro que nos gustaría. Estamos hablando de un experimento con todas las limitaciones legales, contraprestaciones jurídicas y todas estas historias que nos pudieran hacer la puñeta. Habrá que ver también quién está empadronado en el municipio en cuestión, si hay gente que se queda fuera, gente en situación irregular… Todas estas situaciones son las que también tenemos que estudiar sobre el terreno.
Para ello, sabemos que te has rodeado de un equipo multidisciplinar con el que trabajar, ¿Qué características tiene?
Es gente con perfiles muy variados, de diferentes disciplinas. Vamos a contar con gente del campo jurídico, de la sociología, de la economía, analistas de datos, gente que se va a encargar de tareas de comunicación de la propuesta. Este es uno de los aspectos que nosotros consideramos fundamental, porque durante todo este tiempo tendremos que intentar explicar lo que es la renta básica, difundirla, explicar en qué va a consistir el proyecto… Y todo esto va a llevar una tarea importantísima de comunicación. Además, vamos a contar también con expertos que participaron en el proyecto de B-Mincome de Barcelona.
No podemos dejar de preguntarte por la relación entre precariedad y enfermedades mentales, algo en lo que eres especialista y que ha quedado mucho más de manifiesto con la pandemia
Básicamente, yo creo que la pandemia ha mostrado aspectos que son fundamentales. El primero es el hecho de poder tener una seguridad económica y cómo esto facilita que la gente pueda afrontar las situaciones que vengan, por ejemplo, derivadas una situación de pandemia como la que hemos padecido, y en las que te puedes quedar sin nada de un día para otro. Y esta es una situación muy grave, que mucha gente ha padecido y que afecta clarísimamente a la salud mental; esta incertidumbre de no saber qué va a pasar, si te vas a quedar sin empleo, si vas a perder lo poco que tienes, o no poder contar con ingresos por el confinamiento; no poder salir a la calle, no poder vender tus productos… para toda la gente que tiene trabajos ambulantes, ha sido tremendo.
Y luego están todas las situaciones que vamos arrastrando de precariedad vital, de trabajos precarios, de situaciones que se van arrastrando de crisis en crisis… Mucha gente no había acabado de levantar cabeza de la última del 2008 y hemos vuelto a padecer una crisis muy fuerte, a otro nivel pero que va provocando que mucha gente vea que sus empleos son inestables, son precarios, con contratos temporales, que no pueden embarcarse en proyectos, que no pueden iniciar una vida aparte de sus padres, mucha juventud tiene contratos eventuales, viven en la precariedad.
Son muchas situaciones que es muy difícil ahora poder resumir. Pero sí es cierto que ha afectado a grandes colectivos de población: a gente joven, a mujeres que han tenido que hacer doble triple jornada; el teletrabajo en viviendas de pocos metros cuadrados, tener que compaginar el empleo con el trabajo doméstico y que ha recaído sobre todo en la mujer. También los trabajadores de la sanidad, que han tenido que afrontar jornadas muy largas (hay algunos informes que hablan de que son el colectivo más afectado mentalmente) … todo ello está pasando factura.
Si sumamos a toda la gente que ya tenía algún trastorno diagnosticado o no, que la mayoría ya tenían trabajos muy precarios, y añadimos la crisis de las dimensiones que hemos vivido, nos encontramos con indicadores de salud mental peores: más problemas de ansiedad, adicciones, depresión, consumo de ansiolíticos, intentos de suicidios, etc. Todos ellos indicadores que han preocupado a muchas instituciones y finalmente hay un intento de aportar más dinero para la salud mental y poner más psicólogos. Pero estos son parches porque no es preventivo. Quienes trabajamos en el ámbito de la salud mental, entendemos la importancia de los determinantes sociales de la salud y de poner determinados factores para prevenir estas situaciones. Y uno de ellos es disponer de ingresos garantizados que te permita tener una red de protecciones para cuando lleguen situaciones de pandemia. Desgraciadamente esta no va a ser la última que vamos a padecer.
Una pregunta más personal ¿Por qué te dedicas a esto?
Yo desde hace muchos años, aparte de estar comprometido con el tema de la renta básica desde los orígenes de la asociación renta básica, desde joven, me han preocupado aspectos sociales, la desigualdad existente entre ricos y pobres y cómo está mal estructurado, mal diseñado el mundo en el que vivimos. En este sentido, la renta básica empezó a vislumbrarse como una propuesta que podía poner solución a una serie de problemas. Por supuesto, ni mucho menos va a dar solución a todos. No, porque hay problemas de índole ambiental, de índole feminista, ley para extranjeros… hay tantas cosas que van más allá de la renta básica, pero sí que se entendió o entendíamos que es una propuesta que puede poner bastantes arreglos a una serie de temas que tenemos encima de nuestras sociedades. Entre ellos, puede acabar con la pobreza desde el punto de vista económico, y puede ayudar a que las personas tengan más libertad a la hora de poder planificar sus vidas; de poder hacer otras cosas que no pasen siempre por el empleo cada vez más precario y vidas condenadas a la súplica, a tener que suplicar prestaciones, suplicar contratos, etcétera.
Entonces, decía, apareció esta propuesta que, analizada desde muchos ámbitos, el ámbito filosófico, el político, social… resulta una propuesta muy sugerente a este nivel de aportar soluciones.
¿Quieres añadir algo para terminar?
Es cierto que hemos avanzado con la idea: recogida de firmas a nivel europeo, planteamiento de una ILP en el País Vasco, esta experiencia piloto… Pero el tema está ahí: no hemos conseguido acabar con la pobreza y esto ha de obligarnos a replantearnos que las rentas condicionadas no están siendo una solución al conjunto de problemas de precariedad, de pobreza. Y, por tanto, tenemos que dar un paso más y este paso es una propuesta tan tan interesante como la renta básica.