La salud de la mujer no puede seguir siendo una extrapolación de datos masculinos.
Cuerpos invisibles
No somos árboles frutales, decía la intelectual coruñesa Emilia Pardo Bazán, responsable de que las mujeres pudieran acceder a estudios universitarios en 1910, pero, para la medicina, las mujeres sólo han contado en función de su capacidad reproductiva, ni antes, ni después. Este sesgo a favor del hombre se remonta, como mínimo, a los antiguos griegos, quienes iniciaron la tendencia de ver el cuerpo femenino como un cuerpo “masculino mutilado”. Quién así nos definía era Aristóteles, que no dudaba en considerarnos “vasijas vacías”. Lo refleja, en su libro “La mujer invisible”, la periodista británica Caroline Criado Pérez.
La realidad es que más de 700 patologías se manifiestan de forma diferente según el sexo de quien las padece, pero si tenemos que hacer un ranking de enfermedades con mayor incidencia en el género femenino en el podium estará, contra la creencia generalizada, las afecciones cardiovasculares, seguidas de la osteoporosis, la cistitis, el cáncer de mama y el de cuello de útero, los quistes ováricos, la endometriosis, la migraña, la fibromialgia y, en general, las enfermedades autoinmunes que afectan mayoritariamente a las mujeres. En la menopausia, debido a la bajada de estrógenos, se sufre del síndrome del ojo seco, incontinencia urinaria, síndrome metabólico y algo que es común a ambos sexos, disminución de la vista, pérdida auditiva, hipertensión, diabetes y alteraciones de la piel.
El 25% de las consultas médicas en atención primaria realizadas a mujeres son diagnosticadas como enfermedades psicosomáticas y su tratamiento consiste en ansiolíticos y antidepresivos
El primer congreso de salud con perspectiva de género que organiza la asociación sin ánimo de lucro, La Ciencia es Femenino, comenzará con las ponencias dedicadas a la salud mental, un tema prioritario, porque, como señala la doctora Carme Valls, en su libro “Mujeres Invisibles para la medicina”, editado por Capitán Swing, “desde Freud hasta nuestros días, parte de la medicina se empeña en hacer creer a las mujeres que el problema lo tienen ellas y sólo está en su cabeza. “Es, asegura la endocrina, el territorio de la salud mental, donde las relaciones de poder y las normas de la sociedad, dominada por lo masculino, son más distorsionadoras. La invisibilidad de las mujeres y sus factores de riesgo se han convertido en la norma y pone como ejemplo algo con lo que muchas se sentirán identificadas, “hace treinta años, cualquier sintomatología era diagnosticada como neurastenia, actualmente el diagnóstico más frecuente es depresión o ansiedad.
Fue otro 28 de mayo, en 1987, cuando se celebró la asamblea de la Red Mundial de Mujeres por los Derechos Sexuales y Reproductivos, entonces circunscrito a la mortalidad y morbilidad durante el parto, embarazo y puerperio, una reivindicación consentida porque se circunscribía a nuestro papel de reproductoras, pero que convirtió la fecha, para la OMS, en el día por la Acción para la Salud de las Mujeres.
La doctora en medicina Lola Ferreiro Díaz, ponente de la primera charla, la de Salud mental, del congreso que se celebrará el próximo 28 de mayo en el Muncyt, de este 2022 pospandémico, escribía en el diario “Nos”, el pasado 11 de mayo, que, veinticinco años después, la salud de las mujeres recibe maltrato a nivel asistencial, considerándose la mayoría de sus dolencias de origen psicosomático, sin realizarse previamente cualquier exploración para llegar a esa conclusión. Cita Ferreiro Díaz en este artículo a su colega, la médica Carme Valls llobret, que pone el ejemplo de cómo se trata en este país al 90% de las diagnosticadas con fibromialgia, una patología que ha tardado en ser reconocida por la comunidad médica, quizá porque es prevalente en la población femenina y que se trata, como media, con siete psicofármacos diarios que las adormecen y atontan sin solucionar el problema desde el origen.
Los psicofármacos son habitualmente recetados a personas del sexo femenino, especialmente ansiolíticos y antidepresivos, algunas veces para calmar cuadros de hipotiroidismo, o de anemia, en lugar de diagnosticar correctamente y recetar hormona tiroidea o hierro, como se requiere en cada caso, apunta la doctora. Rosa Cerqueiro Landín, psicóloga clínica del Sergas, y ponente en el primer bloque del congreso, en su artículo titulado A discriminación das mulleres a través da saúde mental, afirma que la pobreza es una causa de peor salud y tiene “faciana de muller: sobre todo de mulleres xoves, maiores, migrantes, mulleres que viven nas áreas rurais e aquelas que se fan cargo en solitario da crianza dos fillos e fillas (familias monomarentais). Temos un peor acceso ao mundo laboral, en peores condicións, a tempo parcial, postos menos cualificados e remunerados. Máis expostas á discriminación, o acoso e aos abusos no lugar de traballo. Sen posibilidades efectivas de emancipación e autonomía, sufrimos máis situacións de violencia de xénero.”
Las mujeres mueren por enfermedades cardiacas un 50% más que los hombres
Igual ocurre con con los infartos. Hasta hace unos años, las guías clínicas se centraban en los síntomas de los hombres. “El sexismo latente en la investigación de la salud cardiovascular no solo significa que, a menudo, los infartos no sean detectados en mujeres, sino que tienen menos probabilidad de ser sometidas a los tratamientos e intervenciones adecuados, así como a la rehabilitación correspondiente”, según afirma la especialista Glen Pyle, de la Universidad de Guelph.
Los ataques al corazón en las mujeres se pueden confundir con una indigestión, asegura la cardióloga Mila Pedreira, ponente también en el congreso del día 28 de mayo en el Muncyt y fundadora del grupo de trabajo de Enfermedad Cardiovascular en la mujer de la Sociedad Española de Cardiología. “La mujer puede sentir frecuentemente dolor en la espalda, brazos, mandíbula y, en ocasiones, solo notar muchísima fatiga y una falta de aire difícil de explicar”. La doctora Pedreira hace la foto de la candidata a un evento cardiaco: “tiene más de 60 años, sufre hipertensión y probablemente diabetes”. Pero, también, destaca el aumento de la patología cardiovascular en menores de 50 años, muy fumadoras, que, curiosamente, asegura tienen peor pronóstico y mayor mortalidad que los varones de la misma edad. “El tabaco es, sin lugar a duda, un factor que daña más el corazón de las jóvenes”, concluye.
De lo que no cabe duda es de que “las mujeres mueren más por infarto de miocardio” y que hasta ahora se afirmaba lo contrario. Para cambiar esta realidad, la doctora Pedreira trabaja en la Unidad de Enfermedad Cardiovascular de la Mujer, junto con las compañeras Amparo Martínez y Pilar Mazón, esta última también ponente en el congreso que se celebrará en el Muncyt.
Una de cada cinco mujeres en España padecen dolores de regla invalidantes y se estima que hay más de 60.000 gallegas que sufren endometriosis y tardan más de cuatro años en ser diagnosticadas.
Se tiende a considerar que las patologías propias de las mujeres son las que se tratan en ginecología, pero, también, esta especialidad médica, en muchos casos, se ocupa solamente del periodo reproductivo de las mujeres. De otro modo no se entiende que se sepa tan poco de la menstruación, hasta el punto de denegar financiaciones para estudiar más a fondo este periodo. “Esta ignorancia científica ha conducido a pensar- apunta la endocrina Carmen Valls en una entrevista para el periódico Redacción Médica- que la mejor forma de tratar las molestias menstruales es abolir la regla mediante la administración hormonal prolongada sin haberse estudiado sus consecuencias a largo plazo. La menstruación, cuando duele, indica que hay una alteración hormonal en el cuerpo; que no ha madurado todavía el ovario, que falta progesterona. Todo esto lo sabemos y el dolor avisa. Si es muy fuerte, repetido y no cede con un analgésico antinflamatorio se debe ir a ginecología para hacer una ecografía que descarte quiste, endometriosis”. Para Mar Rodríguez Romero, profesora del Departamento de Pedagogía en la UDC y coordinadora del Grupo de Traballo de Igualdade da Facultad de Ciencias da Educación la menstruación ha sido hasta ahora una experiencia contenida, forzada y vivida en la casi clandestinidad, por eso reivindica más investigación, formación, educación y visibilidad.
La endometriosis y la adenomiosis, que producen dolores invalidantes a muchas mujeres, tarda en detectarse entre cuatro y diez años, según los especialistas. Con la reciente ley del aborto se ha debatido mucho sobre las bajas y muchas voces femeninas, incluso desde la izquierda política, se han manifestado en contra por el impacto discriminatorio que podría tener en el empleo de las mujeres. “El Gobierno asumirá el coste de esta baja, al no representar ningún coste empresarial directo, no supondrá ningún perjuicio económico para las compañías” declaraba el experto en derecho laboral Fabían Valero a María Viñas en La Voz de Galicia. Testimonios como este en Euronews: “He cambiado mucho de trabajo y siempre la problemática es que no soy productiva, porque falto; del último, me echaron por cogerme varias bajas médicas y, desde entonces, los síntomas han empeorado". Virginia García es la que cuenta esto y lleva más de cinco años sin trabajar. Con la nueva ley, ya no será una “carga” para la empresa. Esta ley ha dado visibilidad a una problemática que afecta a una de cada cinco mujeres en España y se estima que hay más de 60.000 gallegas que la padecen.
“Antes no le encontraba valor a mi ciclo menstrual. En los días previos a la menstruación me sentía limitada y hasta avergonzada. Ahora le encuentro valor a todo mi ciclo” así visibiliza la bióloga Catalina Cepeda Pereira su menstruación en el libro El Fruto, todo un ejemplo de lo importante que supone este cambio cultural que permite a las mujeres conocer y reconocerse en los ciclos hormonales. La doctora Raquel Carracedo Reboredo, ponente en del tercer bloque en el congreso de salud de la mujer considera que hay que estar en la menstruación, la infertilidad, el embarazo, la menopausia, que se es mujer desde que se nace hasta que se muere y no solo en la etapa reproductiva.
El 75% de los fármacos son investigados solo en ratas macho
El sexo femenino ha sido excluido de los ensayos de fármacos, a pesar de que el 80% de los productos farmacéuticos en EEUU los consumen ellas, así lo cuentan Eulalia Pérez Sedeño y S. García Dauder en su libro “Las mentiras científicas sobre las mujeres”, (Editorial Catarata, 2017). En el año 2016, el diario El País publicaba un artículo de Nuño Rodríguez en el que se hacía esta pregunta: “Si la mayoría de personas con dolor crónico son mujeres ¿por qué los estudios en este campo se hacen solo con animales machos? La farmacología y fisiología adolecen de investigaciones con animales hembras, y eso que de los diez medicamentos retirados del mercado en USA, desde 1997, por efectos adversos, ocho eran más dañinos para mujeres que para hombres.
Es decir, que los experimentos no tengan perspectiva de género afecta directamente a la salud de las mujeres, se podía leer en la misma información, donde se recogían las opiniones publicadas por el neurocientífico Jeffrey Mogil en la revista Nature en el que la falta de hembras en los estudios de ciencia básica hace menos fiables los resultados de la investigación biomédica. Según Mogil, la razón por la que no se utilizan es la mayor variabilidad de los resultados debido a las hormonas femeninas. Quizá el problema está, opina Tania Romeu, experta en neurorrehabilitación y una de las científicas ponentes en el congreso, en que se considera a la mujer como un colectivo, sin tener en cuenta el dato objetivo de que somos la población mayoritaria en el mundo.
Las mujeres tienen dos veces mas probabilidades de contraer enfermedades autoinmunes
No se sabe la razón, pero las mujeres tienen el doble de probabilidades de padecer enfermedades autoinmunitarias como diabetes mellitus insulinodependiente, tiroiditis de Hashimoto, enfermedad de Adisson, lupus eritematoso sistémico, artritis reumatoide, nefritis, vasculitis o psoriasis que son causadas por la exagerada respuesta de nuestro sistema inmunitario, causando inflamación. Los investigadores creen que podría deberse a que las mujeres al procrear desarrollan una respuesta inmunitaria particularmente rápida y fuerte para proteger a los fetos en desarrollo y a los recién nacidos, lo que significa que, a veces, reaccionan de forma exagerada y atacan a su propio cuerpo. Hay que tener en cuenta que la testosterona reduce la cantidad de células B, que son las responsables de producir anticuerpos.
También se cree que el sistema inmunitario está detrás de las respuestas específicas de cada sexo a las vacunas: las mujeres responden mejor a los anticuerpos y tienen reacciones adversas más frecuentes y graves a las vacunas (J Infect Dis, Sabra L Klein, 2014). “Hay estudios que demuestran que las mujeres y las niñas producen más anticuerpos para combatir infecciones que los hombres cuando se vacunan contra la gripe, la fiebre amarilla, la rabia, la hepatitis A y B y cuando reciben la vacuna triple contra el sarampión, las paperas y la rubeola”, asegura la científica Rosemary Morgan, de la Facultad de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins. Esta información, publicada por Michael Crouch en AARP, asegura que durante el primer mes de vacunación contra la COVID-19, las mujeres reportaron más del 79% de los efectos secundarios de la vacuna. En la misma publicación, Donnelly reporta que hay más mujeres con “sintomas covid persistentes” y lo atribuyen a que “el sistema inmunitario se acelera y lucha incluso después de haberse eliminado el virus”.
El placer femenino hace mucho tiempo que se sabe que no depende del coito
La primera vez que se describió el orgasmo femenino lo hizo una mujer, la religiosa alemana Hildegarda Von Bingen (1098-1179), en su libro “Causa est curare”. La princesa Marie Bonaparte, ocho siglos después, rechazó también el rol de sumisión femenina y realizó estudios sobre el orgasmo y el clítoris, y lo publicó en su libro Sexualidad femenina, en 1950. Ya en España, la malograda Hidelgart Rodríguez Carballeira escribió, a los 16 años, su libro sobre Educación Sexual. Pero fue El Informe Hite (1976), un trabajo de entrevistas sobre las experiencias sexuales de 3500 mujeres, recogido por Shere Hite (1942-2020) el que desmentía uno de los grandes mitos de la sexualidad, ese que consideraba que la mayoría de mujeres solo podían alcanzar el orgasmo a través del coito. Fue el primer desacuerdo público con el heteronormativismo, pero no el único. A Helen O´Conell le debemos la descripción anatómica completa del clítoris en 1962. La médica sexóloga Estefanía Fernández Otero, también ponente del congreso, reivindica la sexualidad como una parte central de ser humano e insiste en que desde que nacemos hasta que morimos somos seres sexuados y que esta es una dimensión fundamental de nuestra vida.
La alimentación como aliada en la salud de la mujer
Este es el título de la conferencia que impartirá la doctora en Farmacia y catedrática de Tecnología de Alimentos Ángeles Romero Rodríguez. La experta en nutrición sigue la máxima hipocrática que recomienda que nuestro alimento sea nuestro mejor medicamento.
En la práctica, las mujeres se preocupan de lo que comen con el objetivo de disminuir el peso o “moldear” el cuerpo, los hombres para conservar la salud. Ellas lo hacen para intentar alcanzar un estereotipo de belleza. En una encuesta realizada a 2.944 mujeres, de edades comprendidas entre 25 y 45 años, por la SEEDO (Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad) el 76% declaran no estar contentas con su peso y querrían perder una media de diez kilos, en cinco meses. Es obvio que las mujeres sienten presión social y buscan ser aceptadas ajustándose a un modelo corporal hegemónico. Esta exigencia de imágenes sin celulitis, estrías y de cuerpos delgados se interioriza casi desde la infancia. La obsesión por tener un cuerpo “ideal” se ha incrementado con la dependencia de las RRSS y afecta, sobre todo, a las niñas. Por esta razón son las adolescentes las más afectadas por transtornos alimentarios.
Trabajar con la nutrición con perspectiva de género pasaría por profundizar en la autopercepción que tenemos de nuestro cuerpo, aceptarlo para comenzar a generar hábitos alimentarios saludables sin necesidad de perseguir un modelo estético ajeno.
Mejorar y recuperar la salud con un enfoque fisiológico, psicológico, nutricional y social
El dermatólogo Ricardo Ruiz cuenta que aprendió en la Clínica Mayo que “la buena medicina trata enfermedades, pero la medicina excelente trata a las personas que la sufren”. Y ese es el enfoque global con el que ejerce la medicina la doctora Otilia Quireza, ponente en el último tramo de la tarde del congreso de salud con perspectiva de género del Muncyt, el 28 de mayo: Buscar el origen del problema, la causa, y no tratar sólo los síntomas. Para la doctora Quireza la salud es equilibrio entre cuerpo y mente.