Oza
“Las familias y las instituciones nos vemos sobrepasadas en el cuidado de nuestros mayores”: Olga Pedre Fernández Presidenta de AGASDEP
El conocimiento cada vez más profundo que tenemos sobre esta etapa de nuestra vida nos permite cuidar mejor, cuidarnos mejor y dejarnos cuidar más.
Olga Pedre Fernández lleva 20 años dedicándose en cuerpo y alma a la geriatría. No resulta extraño pues, descubrir que fue partícipe del primer centro de día para mayores de Galicia: El Centro Frama del Paseo Marítimo. Su experiencia profesional le ha ido descubriendo el incomprensible abandono al que muchos de nuestros mayores se ven relegados. Al observar los déficits que presentaba y presenta la ley de dependencia, decidió organizar la Asociación Asistencial Galega de Servizos á Dependencia. (AGASDEP).
Desde AGASDEP no sólo se pretende asistir a las personas con dependencia, también ofrecen otros servicios como la formación a familiares, a profesionales… Además, la asociación gestiona su propio centro en la calle de La Merced, donde amplía su actividad a personas en riesgo de exclusión social junto a los usuarios más habituales de la entidad.
¿Nuestros mayores están bien cuidados?
Bueno… Intentamos entre todos hacer lo que podemos. En ocasiones nos vemos un poco sobrepasados… Todos: las familias y las instituciones. La pandemia también ha hecho que se hayan quedado un poco aislados. Se han priorizado otras urgencias, otros perfiles, y han quedado más olvidadas las personas mayores, sobre todo las de edad muy avanzada. La edad media entre nuestros usuarios desde que yo empecé, sobre todo en mujeres, ha aumentado casi en 8 años. El perfil es de personas cada vez más mayores.
¿Las instituciones responden ante las necesidades de las personas mayores?
Van respondiendo… El problema es el tiempo de espera para estas respuestas. Estamos hablando de gente con una edad muy avanzada y esperar un año no suele ser una buena solución y esperar 6 meses tampoco. El mecanismo de la administración va tan lento que hay veces en las que no llega a tiempo. De ahí nació AGASDEP. Nos dimos cuenta que cuando llegaban al centro de día era tal la urgencia que se convertía en desesperación. Claro, se puede caer hoy tu madre o le puede dar un ictus a tu padre y tú mañana tienes que ir a trabajar, pero la administración tarda meses. Ante esas urgencias la asociación intenta dar cabida a las necesidades familiares. Desde lo más básico que es la alimentación, la higiene, la ropa adaptada a su dependencia de ese momento… Incluso tenemos un armario solidario.
¿Cuál es el lugar al que debe de acudir una persona que se encuentra con un familiar en situación de dependencia?
Realmente la administración, ya desde el SERGAS, debería de guiarlos o si no, las trabajadoras sociales del Ayuntamiento. La comunicación con la administración falla un poco, normalmente en esas situaciones lo que más funciona es el boca a boca. Habitualmente son personas mayores que cuidan a personas más mayores todavía… Entonces les cuesta llegar, y más a la ley de dependencia. Hay mucha gente que ni sabe que existen estas ayudas. Lo primero es contactar con el trabajador social de referencia. Desde la asociación nosotros podemos guiarles. Desde nuestros centros podemos ayudar a gestionar y tramitar todo.
¿Funciona bien la ley de dependencia?
A ver, estuvo estancada mucho tiempo con la pandemia… La verdad es que es muy tediosa. Es cierto que se han dado cuenta de que la tienen que agilizar. Están haciendo un trabajo extra para simplificar toda la tramitación, pero ahora mismo funciona despacio.
En los últimos años han llegado hasta la sociedad civil algunos casos preocupantes en cuanto a la atención de nuestros mayores: negligencias, deficiencias en los servicios… Incluso deshumanización ¿a qué se deben estas problemáticas?
Es muy complicado porque son servicios muy caros que a las familias les cuesta mucho llegar a adquirir y aunque existan ayudas no llegan a cubrir todo. Esto lleva a la administración a bajar calidad en el servicio porque sabe que ni con ayuda van a poder llegar. Claro que no es la mejor situación, pero es que si no, puede llegar a ser inalcanzable para el público en general y son necesarios. Las instituciones tienen que apoyar más.
Además en ocasiones es difícil evaluar hasta dónde llegan las capacidades de una persona dependiente. Hay cambios muy rápidos. Lo que ayer era capaz de hacer, hoy ya no, y hay que detectarlo. Las necesidades van cambiando y hay un tiempo para darse cuenta y aplicar los cambios. Todos trabajamos hacia la personalización del servicio, pero hay situaciones complejas. Los trámites de la Ley de Dependencia quedaron paralizados a raíz de la pandemia del Covid.
¿Cómo ves el futuro en el cuidado de las personas mayores?
Es un momento complicado, económicamente complicado también. Nosotros llevamos trabajando mucho tiempo y al principio los casos que llegaban al centro eran casos de urgencia, por necesidad. Con los años la gente fue aprendiendo y nos fuimos mentalizando y ya venían a prevenir el deterioro tanto físico como cognitivo… Para mantener una mejor calidad de vida durante el mayor tiempo posible. Ahora con la pandemia hemos retrocedido un poco… Empieza a llegar gente por necesidad. Las familias aguantan todo lo que pueden y entonces vienen con cuadros muy complicados que ya no veíamos. Con todo lo sucedido en la Sanidad incluso con cuadros sin tratar.
La esperanza para el futuro está en el cambio generacional. Los cuidadores de ahora y del futuro tienen otra forma de pensar, distinta a la de los del pasado. Los cuidadores van a tener mucho más conocimiento y más herramientas para detectar los problemas y buscar las soluciones.