Comercio de Oza
Ricardo Rey: artesanía, moda y personalidad
Los kimonos, los bolsos, las mochilas… Cada diseño de Rey causa furor entre sus clientas que se muestran encantadas con el concepto del artesano que combina la originalidad y la sostenibilidad.
En el año 1980 la madre de Ricardo Rey comenzaba el largo camino que nos ha traído hasta hoy. Por aquel entonces, justo en frente de donde hoy se encuentra situado el taller del artesano, su madre abría una tienda de lencería. En 1998 deciden separar la ropa interior masculina y femenina: “Ella se quedó en el local que estaba en frente y yo abrí en este y estuvimos así hasta el 2020.”
Antes de que la pandemia nos golpease a todos, madre e hijo habían decidido cerrar: “Porque los tiempos habían cambiado. Se juntaron muchas cosas y yo ya estaba un poco quemado. Después de 20 años sin vacaciones, decidí darle un cambio a mi vida.” El confinamiento llegó cuando estaban en plena liquidación, aunque finalmente resultó exitoso: “después de tanto tiempo encerrados, la gente tenía ganas de salir y comprar.”
A Ricardo siempre le ha apasionado trabajar con las manos. La carpintería, la jardinería, la costura y cualquier cosa que le permita crear mediante su trabajo, en definitiva. La inquietud viene de largo, pero se consolidó definitivamente acompañando a Juan Carlos Guerra en su taller: “Ahí empecé a entender cosas que yo hacía sin entender por qué había que hacerlas así. Aprendí técnicas nuevas, formas distintas de hacer las mismas cosas que después puedes aplicar… Me abrió un nuevo mundo y empecé a hacer más cosas.”
El primer contacto de los diseños de Ricardo y el público tuvo lugar en el Mercado de las Nubes que se celebra en el mercado de San Agustín y a través de la venta online. La recepción fue muy buena y decidió apostar por su talento y convertir la tienda en su taller: “Abrí en noviembre y fantástico. La respuesta de la gente fue abrumadora. Me di cuenta de que no era capaz de confeccionar lo que estaba vendiendo.”
Cada pieza de Rey es única, a cada una le dedica tiempo y cariño. Es minucioso en el proceso, desde la compra de telas y hasta la confección, pasando por el diseño. Además, cada modelo está en constante cambio porque Ricardo presta atención a cada comentario de sus clientas para adaptarlos a las mejores características que les pueda ofrecer: “La gente aprecia la exclusividad. Yo saco dos kimonos de cada estampado, más o menos. No vas a ver 30 por la calle iguales. Siempre intento hacerlos distintos con el cuello más alto, con flecos… Es un kimono, pero es distinto”.
Otra de las peculiaridades de Ricardo Rey es su pasión por la reutilización de los materiales. Los bolsos, mochilas y neceseres de tela de vaqueros o sacos de café son algunos de los productos favoritos de quienes le conocen. Recoge los jeans que la gente le lleva y los reconvierte, dándoles una segunda vida. Tampoco el reciclaje se queda aquí, el taller lo ha remodelado él mismo con sus manos y la mayoría del mobiliario también es de segunda mano. El espejo, alguna silla e incluso el mostrador son supervivientes que no han sido desechados porque Rey los ha vuelto a poner en marcha.
Paso a paso el proyecto de Ricardo va creciendo. Está preparando novedades para las próximas temporadas. Entre ellas los monos. Por si fuera poco, este artesano recibe encargos que pueden hacer de sus productos, el perfecto para ti.
Ricardo Rey mira al futuro ilusionado, lleno de la energía que aporta dedicarse a lo que uno siempre ha querido y recibir el aprecio de la gente por tu trabajo. Ser artesano significa apostar por tu propia creatividad, por las capacidades de tu mente y cuando esos domingos de diseños culminan en alguien que luce orgullosa tu prenda, se cumple un sueño. Él se define a sí mismo como “Un aprendiz de modisto”, pero en realidad es un artista.