La plaga venenosa que invade las playas coruñesas
En los últimos días del año llegaron a las costas gallegas multitud de carabelas portuguesas que, arrastradas por las corrientes, han llenado con sus cuerpos las playas de gran parte de la comarca coruñesa. Ayuntamientos como el de Oleiros, Laracha, Ponteceso, Ferrol, Carballo y A Coruña han optado por cerrar los arenales por el peligro que podrían suponer las propiedades tóxicas que producen estos organismos.
La aparición de la carabela portuguesa no es un acontecimiento extraño para Galicia. Todos los años llegan algunos ejemplares a nuestras costas arrastrados por la corriente del golfo. Sin embargo, no resulta tan común ver tal cantidad de ellas. Esta plaga podría deberse en primer lugar a los temporales que hemos venido sufriendo en el litoral gallego, pero según los expertos también por el aumento de temperaturas en las aguas producido por el cambio climático y por la desaparición de tortugas marinas que son su principal depredador. Esta conjunción de fenómenos explica la aparición de grupos tan numerosos de estos organismos que podemos ver tanto en el agua como en la arena de multitud de playas gallegas en estos días.
En A Coruña, según fuentes del ayuntamiento, no se recoge ningún ejemplar de carabela, pero el primer día pasaban del centenar: “Os primeiros especimes detectáronse na mañá do día 2, con especial incidencia nas praias de Riazor, Orzán e Lapas.” Protección Civil se está ocupando de liberar las playas de estos organismos para evitar su peligro. “Recóllense directamente cunha pala, intentando eliminar o máximo de aporte de area, e deposítanse no contedor de residuos orgánicos”: Explican desde el gobierno municipal.
Aunque las carabelas portuguesas no representan ningún peligro para nuestro ecosistema, lo cierto es que sí que pueden llegar a ser perjudiciales para los seres humanos. Las picaduras de estos ejemplares son venenosas y sus propiedades tóxicas pueden llegar a provocar problemas respiratorios. Desde el ayuntamiento de A Coruña tranquilizan al respecto aunque advierten: “O risco destes exemplares está en que se se tocan, a reacción é dunha enorme quemazón tipo alerxia, tremendamente molesta e que dura un certo tempo, e salvo que se sexa previamente alérxico ou exista unha patoloxía cardíaca non adoita pasar a maiores.”
La carabela portuguesa, de nombre científico Phisalia Phisalis y también conocida como "falsa medusa" por su parecido con ellas, es un organismo invertebrado compuesto por cuatro partes. Para ser más exactos se trata de una colonia de organismos que se juntan y asemejan un solo animal. Estos cuatro pólipos que forman la carabela son individuos que se necesitan mutuamente para sobrevivir, pues cada uno de ellos realiza una función concreta en la que están especializados.
El neumatóforo es el individuo encargado de aportar la capacidad de flotar gracias a una mezcla de gases en su interior. Tiene forma de vela y hace que el organismo se desplace con los vientos. La carabela no tiene capacidad de nadar, sólo es arrastrada por el aire y la corriente marina. Esta parte, además, sostiene el resto de la colonia.
Los gastrozoides son los pólipos encargados de digerir los alimentos mediante la liberación de enzimas.. Están situados a lo largo de la parte inferior del neumatóforo y cada uno de ellos tiene su propia boca por la que ingiere la comida y expulsa la que no es digerida. La carabela es una especie carnívora que se alimenta sobre todo de peces medianos y pequeños.
Los gonozoides son los individuos encargados de la reproducción de esta especie. La Phisalia Phisalis es hermafrodita y cada uno de sus gonozoides son machos o hembras. Ellos mismos producen los gametos que después son liberados al agua para ser fertilizados cerca de la superficie.
El último grupo de individuos que forman la colonia de este organismo es el de los dactilozoides. Estos son los tentáculos que emergen del neumatóforo. Son largos y delgados, con una medida habitual de 10 metros, aunque puede ser mayor. Estos pólipos son los encargados de la caza y la defensa de la carabela portuguesa. Para realizar esta función los tentáculos están recubiertos de células microscópicas que contienen unos tubos capaces de liberar veneno. Esta cápsula urticante tiene propiedades neurotóxicas, citotóxicas y cardiotóxicas que pueden llegar a paralizar a un pez y darle un buen susto a un ser humano. Las picaduras de las carabelas son muy dolorosas y más graves si uno resulta alérgico, dolencia que no se conoce hasta que se recibe el ataque.
Las carabelas portuguesas están de paso en nuestras costas, son propias de mares más cálidos. Suelen concentrarse en las regiones tropicales y subtropicales de los océanos Índico y Pacífico y en la corriente del Golfo del Atlántico norte. Así que aunque la visita de las carabelas no será definitiva, los vecinos debemos tener cierto cuidado estos días en las playas y no tocar bajo ningún concepto esta especie tan bella como compleja.