Seguridad ciudadana
Radiografía de la inseguridad ciudadana en A Coruña: delincuencia y exclusión social
Radiografía de la delincuencia
Que la inseguridad ha crecido en A Coruña ya no sorprende a nadie. Una sensación que expresan los vecinos y vecinas y que refrendan los datos. Tal y como se observa en las cifras publicadas por la Secretaría de Estado de Seguridad del Ministerio del Interior, desde el año 2014 los delitos no han dejado de aumentar. En 8 años aumentaron en un 44%, pasando de ser menos de 9.000 incidentes anuales, a superar los 12.000 en 2022. La única excepción fue el 2020 cuando se redujeron a causa de la situación generada por la pandemia.
Las noticias sobre hurtos o robos con violencia son una constante en la ciudad herculina y la preocupación no deja de aumentar. Vecinos, vecinas y comerciantes reclaman soluciones para una realidad que impacta con fuerza en los barrios.
A Coruña se divide en dos zonas policiales: El distrito norte y el sur. En el sur se cometen el 54.4% de los delitos. En él se engloban barrios como Os Castros, Os Mallos, Cuatro Caminos o Elviña. Pese al dato, lo cierto es que el aumento de operativos necesarios para atender a las demandas de los ciudadanos han aumentado en toda la ciudad, aunque con algunas diferencias. En el centro son más comunes las lesiones, las peleas, las agresiones sexuales y otra clase de incidentes relacionados con el mundo de la noche. Mientras tanto, los robos y hurtos con violencia en viviendas, comercios, vehículos o a personas son más frecuentes en los barrios periféricos. En ellos, son también más habituales los sucesos relacionados con el narcotráfico y los problemas derivados de las drogas.
Policías y vecinos reclaman más patrullas
En agosto alrededor de 200 personas se manifestaron contra esta situación. Los convocantes, representantes de las entidades vecinales de Elviña, Barrio de las Flores, Martinete, Sector 7-Someso, Matogrande, Novo Mesoiro y Orzán-Pescadería habían entregado también una recogida de alrededor de 5.000 firmas con la solicitud de más presencia policial en la ciudad.
El diagnóstico es claro: la delincuencia crece en la urbe herculina. La policía Nacional, la Policía Local y la inmensa mayoría de las agrupaciones comerciales y vecinales llegan a la misma conclusión: faltan efectivos.
Este jueves 18 de octubre, la Asociación Profesional de la Policía local se reunió con las asociaciones de vecinos de Barrio de las Flores, Breogán, Elviña 2 fases, Os Mallos, Matogrande, Monte Alto, Monte Martelo, Novo Mesoiro, Orzán, Plaza Comercio, Rosales, Sector 7 Recinto Ferial, Zapateira, Juan Flórez-Ensanche. En este encuentro, los representantes vecinales concluyeron que: “El número de intervenciones diarias, es demasiado alto para el número de agentes que hay, más de 97 mil llamadas atendidas en 2022 aprox. 260 al día.”. También expusieron en el mismo comunicado, la necesidad de reponer vehículos y equipos que ya están anticuados. En definitiva y tal y como señalaron, para cumplir con la normativa europea a A Coruña le faltan más de 100 agentes locales. “Esta situación se refleja a diario en nuestros barrios es uno de los motivos por los que la inseguridad ciudadana ha crecido de manera exponencial en el último año.”, señalaron.
La Policía Nacional es otro de los cuerpos que indican la falta de efectivos como una de las claves del problema. Desde el sindicato SUP en Galicia han comentado la situación en numerosas ocasiones. En A Coruña hay alrededor de 900 agentes nacionales en servicio, pero una parte de ellos están dedicados a áreas especializadas y no actúan, por lo tanto, en la ciudad y a pie de calle. La necesidad de más radio patrullas es un reclamo constante del cuerpo nacional de policía en la urbe herculina.
A este respecto el Delegado del Gobierno, Pedro Blanco y la alcaldesa, Inés Rey ofrecieron una rueda de prensa conjunta el pasado 18 de septiembre. En ella, confirmaron su conocimiento de la preocupación vecinal sobre la seguridad y afirmaron que aumentaría la presencia y visibilidad policial con la cooperación entre agentes nacionales y locales.
La exclusión social: El factor olvidado.
Tratar la delincuencia y la inseguridad ciudadana como un factor aislado de su entorno social, sin embargo, no conlleva una solución de la problemática. Tal y como señalan los estudios realizados al respecto, la delincuencia está íntimamente relacionada con otros factores: el consumo de sustancias, la vulnerabilidad social, la exclusión social, el riesgo de pobreza… Las crisis económicas y el aumento de algunos tipos delictivos, han ido históricamente de la mano. De tal forma que la disuasión gracias a la presencia de fuerzas y cuerpos de seguridad no es más que una de las medidas de necesaria implementación ante una situación de inseguridad en una comunidad. Los expertos en el campo social, señalan que el tratamiento de la delincuencia ha de ser integral y su análisis también.
En A Coruña el aumento del riesgo de exclusión social está avalado por datos que resultan preocupantes. La tasa Arope, indicador europeo que mide el riesgo de pobreza y exclusión social, señaló que el 21,61% de la población de la ciudad herculina y su área de influencia está bajo este riesgo. El estudio, realizado con datos del 2021, presenta un aumento de 4 puntos en la tasa con respecto al año anterior que era de un 17,41%.
Unos datos que no son aislados y que se complementan con otros. Sin ir más lejos, el informe anual de la Cocina Económica de A Coruña señala que el número de personas nuevas atendidas se sitúa incluso por encima de los niveles alcanzados durante la crisis de 2011, siendo esta cifra un máximo histórico desde que se viene recogiendo. Así, más de 1.700 personas fueron atendidas por la entidad y de ellas un 40% acudían por primera vez.
Una situación que es confirmada por otras entidades. La Real Institución Padre Rubinos ha detectado un aumento del 45% de las peticiones durante este mismo año, un escenario que supera para ellos también los niveles de la pandemia o la crisis económica anterior.
Pese a todo, no solo encontramos malas noticias. El pasado 17 de octubre la entidad EAPN Galicia presentó el Informe del Estado de la Pobreza en Galicia que arrojaba datos optimistas. Según este, el porcentaje de gallegos y gallegas en riesgo de pobreza se redujo del 25,2% al 23,6% en un año. Desde la entidad señalan que se trata de una reducción muy positiva debida sobre todo al efecto de las ayudas públicas. Son 42.000 personas menos en riesgo. Los representantes señalaron que de no haber sido por estas ayudas, el porcentaje se hubiera disparado hasta alcanzar hasta a la mitad de la población gallega.
La inseguridad ciudadana es una realidad multifactorial. Responde a la conjunción de muchas pequeñas y grandes condiciones que afectan de manera positiva o negativa a la valoración que una sociedad tiene de su entorno. Otro factor que está actuando en A Coruña y que preocupa en gran medida es la problemática con las drogas.
Ya durante el 2022 el colectivo Moucho, dedicado durante mucho tiempo en la ciudad a la atención de personas drogodependientes, alertaba de un aumento del consumo y, sobre todo, de la venta de estas sustancias. El devenir de los acontecimientos no ha hecho más que confirmar aquella alerta.
A principios de septiembre, en el pleno que inauguraba el curso político, la concejala de Benestar Social, Yoya Neira, habló al respecto. Señaló que resultaba alarmante la presencia de heroína, cocaína y marihuana y que el repunte del consumo en menores desde los 14 años también resultaba preocupante. Inés Rey se hizo eco de estas palabras en la rueda de prensa junto al Delegado del Gobierno, Pedro Blanco. Pero los políticos no son los únicos que han mostrado su preocupación por este acrecentamiento. La Asociación Ciudadana de Lucha Contra la Droga de A Coruña ha advertido del aumento de consumo de estupefacientes, especialmente entre los jóvenes y han confirmado que en la calle se observa también el crecimiento de la heroína. Alrededor del 70% de sus usuarios son consumidores de cocaína o cannabis, las drogas más frecuentes durante los últimos años en nuestro país. Desde ACLAD han pedido calma, aunque admiten que están desbordados: durante el año pasado realizaron 72.000 intervenciones y atendieron a 1.000 nuevos pacientes.
La droga y la delincuencia están relacionadas solo indirectamente. Es importante destacar que no por ser consumidor de un estupefaciente, te conviertes en un delincuente. Ese es un estigma basado en estereotipos y, a todas luces, erróneo. No obstante, resulta innegable que en los lugares que son focos de venta y tráfico de drogas, los conflictos, la violencia, la marginalidad y los delitos proliferan. Mientras exista un crecimiento de la demanda, el mercado de narcóticos seguirá existiendo, con todas sus consecuencias indeseables.
En A Coruña el problema de los narcopisos ya no es una sorpresa para nadie. Fuentes policiales del grupo que lucha contra el narcotráfico afirmaron a La Voz de Galicia que: “Todos los barrios de A Coruña tienen sus narcopisos, pero lo de Os Mallos y Monte Alto es una barbaridad. También señalaron que hay zonas con hasta una decena de puntos de venta de droga y que, aunque saben donde están, no pueden desarticularlas tan fácilmente. El proceso es largo y complicado y los grupos están cada vez más organizados y preparados para mantenerse seguros e incluso en el caso de ser detenidos, salir rápido y volver a ponerse en marcha.
La ocupación que sigue siendo un tema recurrente en los reclamos y preocupaciones vecinales, está íntimamente vinculada con esta problemática. Pedro Blanco señaló en la rueda de prensa con la alcaldesa que la ocupación se había reducido en un 35%. Sin embargo, los vecinos y vecinas siguen sintiendo sus efectos. Esto es debido a que, desde el principio, el problema palmario se encontraba en una tipología concreta de ocupación: la que se realiza para cometer actividades delictivas como la venta de drogas o la trata de personas. Son estos los casos que generan en los barrios, una situación crítica de conflictividad, inseguridad o incluso terror entre la vecindad. También son estos los casos cuyo desalojo es meramente temporal, pues una y otra vez se observa que su reubicación es inmediata. Los narcopisos no desaparecen, solo se van trasladando de zona en zona, huyendo de la presión policial.
Hay más factores que afectan a la seguridad ciudadana de forma negativa. La delincuencia, la marginalidad, también tiene su hábitat. Las zonas más abandonadas de los barrios, las calles que han sufrido el cierre de muchos o de todos los negocios, la falta de iluminación… Son elementos que forman parte de aquellas circunstancias que facilitan la proliferación del clima de inseguridad que atraviesa la urbe herculina y cuya mejoría o solución formaría parte de una correcta intervención integral en la problemática coruñesa. En este sentido, el comercio de barrio ejerce como potente `preventivo de la criminalidad y su cuidado, por lo tanto, es clave para salir de este bache
En definitiva, a la hora de tratar la inseguridad de A Coruña no podemos quedarnos en la superficie del problema. Se trata de una problemática transversal y multifactorial. El tratamiento y las propuestas para erradicarla, por lo tanto, deben de contemplarlo de forma integral. Las soluciones parciales a largo plazo solo tienen una función cosmética que perpetúan y cronifican el mal. Sin una perspectiva estructural de todo el contexto por el que atraviesa nuestra ciudad, es imposible realizar verdaderas propuestas de valor.