Últimos días de la exposción pictórica "Capturas"
"Capturas" de Pablo Livio en la sala Monty Cuatro
“Capturas” es el acertado título de la exposición del pintor Pablo Livio en la Sala Monty Cuatro.
Capturada se siente la persona que llega a la exposición nada más ver el primer cuadro. Capturados están los objetos que aparecen representados en los cuadros, pero también las situaciones, la cotidianeidad, los significados…
A Coruña, 25/06/2018
Llama poderosamente la atención la técnica hiperrealista, pero es sólo el comienzo. Si bien cuesta unos minutos sobreponerse a lo llamativo de la realidad de los cuadros, que parecen ventanas a los bodegones vitales que representan, la inquietud aparece inmediatamente después.
Cristina Oliveira, coordinadora de Monty Cuatro nos cuenta que la idea de la exposición surgió hace dos años cuando un contacto común les presentó a Pablo Livio, quien le mostró la obra “María y mis demonios” una obra absolutamente increíble a nivel técnico”, un óleo sobre lienzo (aunque una persona visitante preguntó “¿pero no es azulejo?”) con distintos niveles de profundidad a nivel narrativo. Cada objeto mueve una carga emocional y la estructura que ordena los objetos cuenta una historia. Al mismo tiempo, nos va narrando partes de su vida. Utiliza elementos muy contemporáneos (cómic, aparatos tecnológicos…) en cuadros que son bodegones con retratos, naturaleza, paisaje, con homenajes (por ejemplo a Salvador Dalí), a Dominique Ingres, en el retrato contenido en “María y mis demonios” que recuerda a La bañista de Valpinçon o La gran bañista. Los cuadros expuestos en “Capturas” son una obra muy cargada de símbolos.
Pablo nos explica cómo trata de asociar el machismo a ambientes cutres, tabernarios, con elementos como periódicos deportivos con fotos de mujer desnuda… mezclado con la ironía de un grifo, fuente de agua, de vida, que proyecta una sombra que recuerda un pene… Usa elementos de cómic, personajes como el Jocker o Harley Quinn para trasladar actitudes contrastadas de maldad, locura, ingenuidad… En el último cuadro, “Pausa”, un retrato del hijo de Pablo, lo vemos rodeado de objetos de los años 80 y 90, de la generación anterior, mientras él utiliza objetos actuales. Sentado en un rellano, está entre la niñez y la adultez, desprendiéndose de una época ya para él obsoleta. En una composición de equilibrio triangular, el tratamiento de la luz nos remite a La Lechera, de Johannes Vermeer.
También hay cuadros de flores, espacios para la belleza, para el sosiego, la tranquilidad… porque con su obra, Pablo Livio trata de crear momentos de reflexión, de paréntesis ante la vertiginosa actualidad que nos roba la paz.
“Actualmente quiero transmitir, que la gente que ve el cuadro, entienda. Captar tu atención y que el cuadro te diga algo, te sugiera y tú interpretes, completes la comunicación” apunta Pablo.
“Para mí la obra de Pablo tiene esa cualidad: te abstrae, hace que tu mente se pare, tu atención se fije y empieces a ver estas historias con esa belleza visual y narrativa…” dice Cristina.
Son los últimos días de una exposición fuera de lo común que no hay que perderse. Está en Monty Cuatro, C/ Montroig, 4.