DANZA CONTEMPORÁNEA: ENTREVISTA A JAVIER MARTÍN
Javier Martín: “Tengo la cabeza llena de Nietzsche
El coreógrafo e investigador de las Artes del Movimiento, el coruñés, Javier Martín presenta su último trabajo SOMA, junto al escultor catalán Joaquín Jara, el sonido, en vivo, de Arthur M. Puga y la iluminación de Octavio Más. Será los días 25 y 26 de mayo, en el Salón Teatro de Compostela, en co-producción con el Centro Dramático Galego.
Javier Martín concibe al ser humano como un ser en movimiento constante, por dentro y por fuera, en busca de identidad. “Mi trabajo es un pulso firme por la construcción de nuevos lenguajes y la desarticulación de aquellas formas que parasitan la propia danza”, explica.
- ¿Puede, la danza, ser revolucionaria?
- Sí, totalmente. Porque conecta con el ámbito de lo complejo. Un ámbito en el que uno entiende su identidad de un modo nómada. Ahí la relación con el deseo ya empieza a no ser simple o hegemónica. Te das cuenta que el cuerpo piensa, que los modos de comunicación no verbal son absolutamente vinculantes.
Hay toda una sabiduría que puede aportar mucho en el relato de la contemporaneidad. Sobre todo en occidente, que estamos todos tan desconectados de nuestro cuerpo. Vivimos en una virtualidad que, como mínimo, es solo mental.
- ¿Y ese cambio transgresor, en qué consiste?
- Pienso que en no dejarse atrapar por el valor de la técnica, por sí misma. No moverse en los rigores de una academia o de una ciencia de la danza, sino que tal memoria nutra otras posibilidades.
Como coreógrafos, hay cabalgar encima de todo ello y trabajar desarticulando aquellos puntos que en vez de construir presente y movimiento, al revés, se erigen como pétreos y retóricos, en el mal sentido del término.
- ¿Se puede decir que hace una danza anti-sistema?
- (Risas) Si entendemos los sistemas como una cosa establecida en el tiempo hacia infinito, como algo eterno, sí. Sin embargo, si los entendemos como ritmos que nos acompañan durante un ratito y vamos pasando de ritmo en ritmo, y desarticulando esos ritmos en aras de encontrar otros nuevos, o situarse en ambientes más complejos, pues bienvenidos sean esos sistemas. Claro.
- ¿Cuál sería el hilo conductor de sus investigaciones?
- Los temas que tienen que ver con la identidad, la relación que mantenemos con nuestro propio cuerpo y con el deseo. Sobre todo, los asuntos de las texturas de movimiento, como un paradigma sensible para practicar el cambio, si queremos decir revolucionario, para nuestras formas de entender la vida y el conocimiento. Esto sería, a grandes rasgos, el motor de mi trabajo. Después, hay distintas expresiones del fenómeno que me interesan mucho, que tienen que ver con qué es la muerte, qué es el amor, qué es el otro…
- ¿Sería como de-construir lo que se ha hecho hasta ahora y volverlo a construir desde otras premisas?
- En realidad, hay muchos orígenes del arte. En occidente construimos una historia demasiado sencilla, acerca de cómo han evolucionado no solo las artes, sino también la historia, la economía, la política. Creo que estamos ya en un contexto adulto en el que todos nos damos cuenta de que hay muchas cosas que pasan a la vez, porque no somos capaces de pensarnos desde el ámbito de lo complejo. Ver la realidad de una manera sencilla, compleja y sencilla a la vez.
Uno de mis referentes, Forsythe, post-estructuralista de la danza, hablaba de llevar el ballet al grado cero. Decía que cualquier paso del ballet no existe, que es una virtualidad, como un cristal. En cada bailarín vive un modo de entender el arabesque. Es a través de su experiencia y su cultura, lo que hace que surja de una forma nueva o singular.
- ¿Cómo definiría sus coreografías?
- Eso me cuesta. El trabajo intelectual me ayuda a sobrepasar mis límites físicos. El autoengaño en relación a las sensaciones físicas es muy potente. Nos auto-engañamos, muchas veces, en lo que es el cansancio o en desarrollar nuestras capacidades de movimiento. Entonces, necesitamos de espejos, exterioridades a través de las cuáles inferir en asuntos que por nosotros mismos no podemos. La teoría es un buen espejo para encontrar conceptos, para etiquetar las sensaciones físicas y así distinguirlas. Darse cuenta de las diferencias, para que uno no se auto-engañe, pensado que siempre siente lo mismo. Cuando asumes los matices avanzas. Entonces, esas etiquetas, son móviles. Estamos situados en conceptos móviles. No asociados ya para siempre.
- ¿En qué influencias filosóficas basa sus teorías?
Para mi, Jean Luc Nancy y su obra “Corpus” es fundamental. Gilles Deleuze también, y, bueno, Nietzsche, yo crecí con él. Tengo la cabeza llena de Nietzsche, que no es poco.
Pensadoras como Susan Sontag me fascinan. Por supuesto, todas las tesis de Judith Butler. Cómo sitúa el concepto de la performatividad en tantas y tantas capas de nuestra realidad, es incuestionable. En realidad, tengo mi biblioteca llena de estas personalidades, que, desde luego, iluminan mi trabajo.
- ¿Qué apoyos destacaría a lo largo de su carrera profesional?
- Para mí, fue clave Ana Vallés, de Matarile Teatro, que apostó por mi trabajo en origen, cuando yo estudiaba Química y no tenía ninguna experiencia escénica. Decidieron producirme un espectáculo. Tan solo porque me invitaron una vez a su teatro y bailé un rato.
Otra persona trascendental en mi vida, es uno de mis compañeros de trabajo, desde hace 15 años, Octavio Más. Que me acompaña con la luz. Construye poética, en mis piezas, con la iluminación, de un modo que a mi me enamora.
Hay, también, un capítulo, que es mi trabajo con Oleg Karavaichuk, el genial pianista ruso. Sin duda, para mí fue un antes y un después a la hora de acometer y concluir muchas de mis investigaciones, en torno al movimiento.
Comentar, aunque a veces son menos visibles, a Maria Asunción Pastor, neuróloga del Hospital de Navarra. De su mano, conocí muchas etiquetas, que en el ámbito de la enfermedad se emplean a la hora del movimiento y están circunscritas como síntomas de distintos procesos de enfermedad. Acompañaba mi coreografía “Control”, acerca de si esas etiquetas que asociamos a procesos de enfermedad, podrían ser asociadas con la solución de la identidad y de cómo trascender los modos de la identidad.
LABORATORIO DE ARTES EN MOVIMIENTO
- ¿Por qué decide montar un Laboratorio de Artes del Movimiento, qué carencias veía en la danza contemporánea?
- Muchas de las coreografías que se muestran, están construidas para ser vistas. Es decir, que la relación que se establece con el espectador es desde esa sensibilidad, la de la vista. Faltaba situar el trabajo coreográfico en el contexto propiamente del movimiento y de la sensibilidad de ese movimiento, que es la cinestesia.
Uno de los retos que tenemos los coreógrafos y coreógrafas, en la contemporaneidad, es reubicar la materia de nuestro trabajo: el movimiento en el centro del contexto de la creación.
TRABAJO EN CÓDIGO ABIERTO
- ¿Cuál es su dinámica de trabajo?
- Desde hace años, me interesa poner en crisis la idea del autor. Mis propias ideas, emotividad o conclusiones, no dejan de ser eso, un sesgo, desde mis entendederas. Debía situar mi trabajo en un contexto más amplio que mis propias entendederas, es decir una investigación.
Decidí generar distintas ocasiones, a través de grupos de trabajo, de conocimiento más experto. En el ámbito universitario, lo desarrollé en Políticas, Medicina, o Arquitectura. Son grupos más abiertos, le llamo trabajar en código abierto. Hacemos unas convocatorias públicas, en donde se acerca gente de toda índole y condición, a trabajar con nosotros. Depende del planteamiento del grupo, pueden ser dos semanas, una tarde o tres días. Lo que hacemos es situar en los cuerpos algunos de los contenidos que conforman las coreografías que estamos creando, para ver qué es lo que pasa en esos cuerpos.
Me interesa, sobre todo, aquellas situaciones de movimiento que escapan un poco del umbral de la conciencia de los individuos con los que estoy trabajando. Qué tics acontecen, cómo le cambia la presencia del cuerpo, si suceden pequeñas torsiones en brazos, cómo les cambia la mirada. Y, bueno, uno cuando se da cuenta que se repiten en tanta gente, de distintas geografías, de distintos estudios, de distintas culturas, de distintas intenciones, pues piensa que ahí pasa algo. Y esos son los contenidos que después declino yo en mis coreografías…
- ¿Hace falta ser bailarín profesional para formar parte de esos grupos?
- En esos cursos no. A veces me ha interesado hacer grupos solo de bailarines, para desarrollar algunas disquisiciones más concretas. Pero, en realidad, mi interés es no hacer arte para artistas, sino arte para las personas. Parece coherente trabajar con gente con distintos cuerpos, distintas capacidades de movimiento y en su diversidad. Ahí me sitúo yo también, como un espectador de mi propio trabajo.
SOMA | proceso abierto L'animal a l'esquena from javier martin | coreógrafo on Vimeo.
NUEVO ESPECTÁCULO “SOMA”
Auto-edipus, El Ansia, El estado crudo, El método negro, Yermo, etc… son algunas de sus investigaciones sobre las Artes del Movimiento. Los próximos 25 y el 26 de mayo presenta “Soma” en Santiago de Compostela.
- ¿Tiene algo que ver este SOMA con el de Aldoux Huxley en “Un Mundo Feliz”?
- Hay poca gente que recuerde que Soma era una droga que tomaban los individuos del Mundo Feliz de Huxley, para estar bien. El libro de Huxley fue muy importante para mí, no solo él, sino la filosofía perenne, de la que aprendí mucho.
Nosotros no salimos tanto desde ahí, sino sencillamente desde el Soma, como cuerpo, a la hora de intentar construir una somatología, un estudio del cuerpo.
Más allá de la dramaturgia, también hay un modo de construir tiempo y espacio a través de cómo construimos los cuerpos y sus situaciones, es decir su perfomatividad encima de un escenario.
- ¿Qué es SOMA?
- Es un encuentro entre el escultor y performer Joaquín Jara, con cuyo trabajo estoy fascinado, y yo. Llevábamos ya unos años y ha surgido ahora la ocasión, a través de un apoyo del Centro Dramático Galego y del Centro de Creación L´Animal a L´Esquena, que está en Girona, de la compañía Malpelo. Unos auténticos referentes, para mí, de la danza.. Y queremos investigar a cerca de cómo entendemos el cuerpo hoy en su identidad. Cómo en realidad construimos nuestra propia realidad a través de fragmentos. Y las sombras de esos fragmentos quizá sean los lugares que nos ayuden a visibilizarlo como un conjunto, cuando en realidad, si nos ponemos a verlo de un modo más minucioso, tal identidad, la del cuerpo, se pondría en cuestión y duda, muy hábilmente para todos nosotros.
Es decir, el modo en que vivimos nuestro propio cuerpo no deja de ser un constructo cultural o una narración que nos contamos a nosotros mismos.
Escultura de Joaquín Jara
Estamos trabajando con una estructura antropomórfica hecha, en sus partes con distintas maderas. Una escultura muy hermosa, que ha hecho Joaquín, y jugamos a despiezarla, a pesarla, a bailar con distintas de sus partes… En esta idea de metaforizar ese ejercicio de desidentificación o de des-subjetivización de los cuerpos.
- ¿Por qué escogieron la madera?
- Como material orgánico nos encantaba a todos. Es curioso, cuando desmembramos esa escultura, uno deja de ver partes del cuerpo y lo que está viendo realmente es materia, puedes ver piedras, perfectamente. Entonces nos gustaba ese lugar de la madera, que es orgánica, pero que también puede evocar lo inorgánico muy hábilmente.
Nos acompaña en la pieza Octavio Más, como iluminador del trabajo, que en esto de transformar la materia en otras identidades ayuda mucho, desde su poética de la luz. Y también con el ambiente sonoro creado en tiempo real, o en directo de Arthur M. Puga.
En la producción está Sabela Mendoza, del proyecto de “Corpos presentes”, que acompaña desde la teoría, y desde la propia praxis de la producción y del proyecto.
- ¿Esto es producto del Laboratorio?
- Empezó con el encuentro entre Joaquín y yo, después se generaron algunos desbordamientos como a través del proyecto Tribuna Pública, del Concello de A Coruña. Generamos el grupo “Corpo en Acto”, que nos acompañamos durante dos semanas investigando algunas de las texturas de movimiento y asuntos que tienen que ver con la gracia y la potencia.
OTROS PROYECTOS
- Tengo en repertorio cinco o seis piezas, y voy situando una u otra, porque siento que también se comunican entre ellas. No doy por cerradas las piezas. Están conectadas, de alguna manera, unas con otras.
Tengo muchas ganas de llevar al plano escénico mi colaboración con Vertixe Sonora, que es un ensemble de música contemporánea. Estamos trabajando piano, saxofón y percusiones. Me pondré con ese trabajo, como muy tarde en otoño. Hicimos una pequeña muestra de nuestros primeros contactos en el Centro de Arte Contemporáneo y quedamos muy contentos. Es un trabajo de improvisación a través de música experimental y movimiento. Me apetece mucho meterme en ese proceso de creación.
- ¿Qué piensa de esa tendencia al mestizaje de todas las artes y los estilos?
- Es recuperar esa capacidad de juego. Es decir que los límites no han de serlo, al menos no tanto. Y generar sinergias que puedan resultar estimables a la hora de entender nuestros propios trabajos. Personalmente pienso que la música está muy cerca de la danza. Son vibraciones. Es el lenguaje de lo vivo, que cuando uno lo reconoce, y lo trata de tú a tú se da cuenta que no puede ser sistematizado, analizado y puesto ahí, a operar, como si fuese un ente que se va a estar quieto.
http://www.javiermartin.gal/artesdelmovimiento/javiermartin.html