Periodismo
“El precio que se paga es perder tu trabajo o perder tu libertad, que son las dos formas en las que el periodismo muere” - Javier Gallego Crudo
Tragué saliva al recibir el mensaje que me confirmaba que en unos días me reuniría con el Crudo para hacerle una entrevista… ¿Cómo se puede entrevistar a alguien que para ti ha sido una de tus asignaturas predilectas en tu carrera profesional? Pues no se puede, así que decidí que me sentaría con él a hablar y divagar sobre aquello que a ambos nos apasiona: El periodismo.
El periodismo, para ser periodismo tiene que ser incómodo. Si en tu carrera no has molestado a nadie, a absolutamente nadie, puedes estar seguro de que algo estás haciendo mal. Si en tu carrera has molestado a todos, a absolutamente todos, puedes dormir tranquilo y ondear con orgullo la bandera del buen periodista. Eso sí, rico no vas a ser. Seguramente como le pasó a Javier Gallego, te cierren una puerta tras otra y te toque aceptar que eres un paria y que tu senda transcurrirá por los márgenes, sorteando piedras y escalando acantilados. El papá de Carne Cruda pasó por Radio 3, hasta que llegó el PP, después se instaló en la SER, pero tampoco le duró mucho. Así que se lió la manta a la cabeza, hizo oídos sordos a todos los indicios que le decían que aquello era imposible y se montó su propia radio financiada por sus oyentes… A ver ahora quién le pone mordaza.
¿Está España preparada para la cruda realidad? o ¿Estamos demasiado inmersos en el síndrome de Estocolmo del sistema para ver al emperador desnudo?
El sistema funciona precisamente de una manera eficaz para que no veas sus defectos y convertirlos en virtudes. Muchas veces la realidad es muy difícil verla cuando estás dentro. Ese, por otra parte, es el papel del periodismo aportar una visión desde fuera, una visión de conjunto. Explicar los contextos, explicar las causas, de dónde venimos, adónde vamos, adónde podemos ir y tratar precisamente de señalar las grietas, las fisuras que tiene esa roca, muchas veces inamovible, que suelen ser los sistemas políticos, sociales, económicos, financieros…
En este momento en el que el mundo parece más frenético que nunca con pandemias, guerras, populismos, fascismos… ¿Cuál es la clave esencial, el papel esencial que debería desempeñar el periodista?
La labor del periodista es relatar la verdad en su mayor complejidad y detalle desde el conjunto hasta lo más pequeño. También tienen un compromiso social con el mundo en el que vivimos. Vivimos en una democracia que queremos proteger y el periodista tiene un compromiso y una responsabilidad social para la democracia en la que vive… Para protegerla y defenderla. Es decir, señalar todas aquellas amenazas que se ciernen sobre ella.
¿Crees que el plumilla promedio con la precariedad, la dictadura del click… ¿Puede cumplir esa labor?
No claro, el periodismo al igual que el ciudadano sufre ahora mismo una cantidad ingente de amenazas que le impiden razonar, trabajar y visualizar la realidad en todos sus detalles. El plumilla medio está afectado por la precariedad, por el paro que es probablemente uno de los mayores enemigos, si no el mayor enemigo, de la libertad de prensa. Una profesión periodística precarizada difícilmente puede tener la libertad y la independencia para contar lo que pasa y precisamente para señalar al poder. Porque una de las funciones que tiene el periodista no es ser tanto un cuarto poder, sino un contrapoder. Y, claro, tú si tienes una situación muy inestable y muchas presiones por parte de quienes dirigen las empresas periodísticas, que muchas veces además forman parte de ese sistema, es muy complicado que puedan la mitad de veces informar con libertad, con ecuanimidad y con veracidad incluso. Es muy habitual que el plumilla intente titular por un sitio y la empresa le titule por otro.
Como tu bien decías también está la dictadura y la tiranía del click, ahora mismo es todo "quiero ser el primero", aunque no lo sepa todo, aunque no tenga los datos, aunque no tenga el contexto o incluso no haya verificado la información. Es más importante estar ahí aunque no estés bien que elaborar la información con el tiempo que a veces requiere.
Si eres comprometido con la verdad ¿qué se puede hacer para cambiar esto a la larga?
Muy buena pregunta y muy difícil de contestar. Como en todas las profesiones creo que la validación colectiva es más poderosa que la acción individual. Yo siempre digo que cuando alguien saca solo la cabeza de la trinchera es más fácil que se la vuelen que si son muchos los que la levantan. Entonces, por un lado necesitamos unos profesionales unidos, organizados y compactos… Que defiendan la profesión en todas sus facetas. Desgraciadamente en nuestra profesión hay mucho corporativismo que tiene más que ver con la defensa de los intereses de ciertos medios que no con la defensa de la profesión en su conjunto. El plumilla tiene que seguir intentando defender a capa y espada, dentro de sus posibilidades, su dignidad y su honestidad como periodista. Tenemos que confiar en que si hay muchos periodistas haciendo cosas originales e interesantes en distintos medios se pueda generar un mejor periodismo, pero no existe una solución mágica a los problemas que tenemos.
Ahora mismo estamos asolados por muchos peligros, desde las presiones internas hasta esa vorágine y esa velocidad externa que impide el trabajo. Sin olvidar que hoy en día la mentira tiene una rentabilidad y unas patas desgraciadamente más largas que la verdad, a diferencia de lo que dice el refrán. No nos podemos resignar porque si miramos el panorama podríamos llevarnos hacia el pesimismo, pero bueno nosotros estamos formados precisamente para defender lo que son las herramientas e intentar hacer nuestro trabajo lo mejor posible. Obviamente no tengo una solución perfecta para esto porque no existe.
¿Cuál es el precio que se paga por ser un periodista comprometido?
Precisamente el precio que se paga es perder tu trabajo o perder tu libertad, que son las dos formas en las que el periodismo muere. En ese sentido creo que tenemos que concienciar a la sociedad de la importancia de una democracia sana y un periodismo sano. Entonces, ¿quién puede defender el periodismo? Unos ciudadanos que exigen un buen periodismo, igual que exigen un buen político o un buen médico. Si tu vas a comprar un producto, exiges un buen producto. Pues esto también es un producto, un político, un médico, de una sociedad que se basa entre otras cosas en la libertad de prensa. No existe una democracia sana sin una prensa que informe bien de lo que sucede. Desgraciadamente vivimos en una sociedad muy controlada por poderes fácticos, económicos y políticos con una complicidad entre ellos que hace difícil hacer un buen periodismo y un periodismo crítico.
Si los cínicos no sirven para este oficio ¿por qué los hay y porque mandan tanto?
Bueno, pues como decía con la mentira que tiene las patas muy largas el cinismo tiene las billeteras muy gordas. Desgraciadamente el cinismo vende. El cinismo requiere menos esfuerzo y da más beneficio económico, pero no da más beneficio social. Es una lucha desigual pero insisto en que no podemos resignarnos. Es decir, por supuesto que hay muchos elementos desestabilizadores de la profesión y de la sociedad y la democracia, pero también hay muchos elementos que trabajan en la dirección contraria. Hay muchos periodistas haciendo muy buen trabajo.
¿Crees por lo tanto que el camino es el que has elegido tú, el de poder financiarte con tus productores?
Es un camino, no sé si el único. Evidentemente no me parece que sea la única salida, pero sí es un camino interesante que explorar y creo que Carne Cruda lo ha explorado con éxito, el compromiso mutuo entre el informante y el informado.
¿Crees que podremos librarnos en algún momento como periodistas de la tiranía del anunciante y centrarnos exclusivamente en aquellos que nos leen y que nos exigen hacer bien nuestro trabajo?
Es una utopía… Tenemos que ser realistas sin ser pesimistas. Evidentemente el anunciante va a seguir pagando la información y por eso existen proyectos independientes que van a la contra de eso y por eso existen periodistas que tienen la autoridad porque han conseguido un número de seguidores o un prestigio social que les permite ser independientes. Yo de hecho creo que dentro de las grandes empresas periodísticas alguno de ellos que son santo y seña son quienes también deberían encabezar una cierta revolución y una cierta llamada de atención sobre que el periodismo se está degenerando y cuarteando en muchas de sus esquinas. Un mayor poder implica una mayor responsabilidad, y quienes tienen más poder como periodistas deberían asumir la responsabilidad que implica la sociedad en la que viven.
¿Qué papel tiene en todo esto la contracultura?
La contracultura está en el subsuelo, de ahí viene y siempre ha sido la agitadora, la que ha movido el tablero de juego, la que ha abierto los caminos a explorar. Lo que tiene que seguir haciendo la contracultura es ir precisamente contra la cultura con mayúsculas, oficialista y hegemónica. No dejarse comprar por sistema. Ya que el sistema solo sabe absorber aquello que le resulta incómodo para transformarlo en producto y en mercancía. Por lo tanto el papel de la contracultura debe ser poner en jaque al sistema.
"Hay que vencer la tentación de ocupar siempre el centro, porque el centro siempre está muy manejado por quien está en la centralidad y habitar los márgenes. Ya desde esos márgenes torpedear el centro".
¿Hay periodismo underground, contracultura en España?
Sí, yo me considero un poco underground. Yo creo que hay muchos periodistas haciendo un buen trabajo en medios independientes, también en medios grandes. No hay que pensar que todos los medios grandes están vendidos al capital y que todo el que trabaje ahí no lo hace bien, al contrario. Conozco muchos compañeros y compañeras que hacen muy buen trabajo en medios que tienen enorme difusión.
El periodismo a la contra o en el margen, sin ser marginal, también existe y yo creo que las redes sociales y los medios técnicos ahora mismo a nuestro alcance permiten hacer un periodismo que antes no era posible. Antes solo existían los medios hegemónicos donde la tele iba a misa y ahora en las redes sociales se produce una quiebra de la autoridad de aquellos que tenían el mando. Precisamente yo creo que Carne Cruda se compone de esas comunidades en un sentido anarquista y libertario que funcionan de manera autónoma con apoyos mutuos de otros medios, con sinergias con otros periodistas y tiene una cierta influencia.
Hay que vencer la tentación de ocupar siempre el centro, porque el centro siempre está muy manejado por quien está en la centralidad y habitar los márgenes. Ya desde esos márgenes torpedear el centro. Precisamente esta idea de comunidad permite una relación más directa desde los dos lados para hacer un periodismo más al servicio del público. Porque no hay que olvidar que el periodismo es un servicio público. Precisamente las redes sociales han permitido esa comunicación bidireccional de la que siempre se hablaba pero que no era tan real como es en la actualidad. Recoge mucho de esos medios comunitarios… De lo que ha pasado en Latinoamérica con los movimientos radiofónicos por ejemplo muy relacionado con las pequeñas comunidades.
Carne Cruda vive de ese espíritu, yo creo que los zapatistas lo pusieron un poco en la palestra, para que se entienda que se pueden hacer cosas de otra manera y ser muy viral, gente que al final acaba teniendo incidencia en el discurso mayoritario. Como te decía hay que olvidar esa tendencia de querer estar siempre en el ojo del huracán, a lo mejor no hay que competir siempre con los grandes medios sino colaborar entre los medios pequeños. De hecho muchas veces lo que ha ocurrido es que las redes sociales en colaboración con estos medios han conseguido cambiar la agenda mediática del discurso. A lo mejor el discurso hegemónico va en una dirección pero aparece una mayoría que te están señalando otras realidades y esas realidades cambian. Ha pasado con el feminismo, como pasó con los desahucios, como ha pasado con muchos temas que son preocupaciones sociales que no llegan a los grandes medios porque quienes los manejan no quieren que llegue, pero recogidos por pequeños medios acaban convirtiéndose en temas de debate.
¿Cómo o cuándo decidiste tú ser periodista, aparte "este" periodista?
Ser este periodista no lo decidí en un día, lo he decidido a lo largo de muchos días y de muchas circunstancias que me han llevado a ser lo que soy. Yo decidí ser periodista desde muy pequeño porque muy joven quería escribir y tenía el convencimiento de la profesión en la que se escribía y se contaban historias aparte de la de literato era la de periodista. Entonces a mi siempre me ha interesado mucho la realidad, me interesa mucho el ser humano, la sociedad, la sociedad de masas, la comunicación. Eso me llevó a ser periodista, teniéndolo muy claro antes de saber muy bien qué era el periodismo. Cuando ya deduje de qué va esta profesión no tuve muchas dudas aunque tampoco lo decidí de una manera consciente sino que los hechos y las circunstancias me hicieron llegar a lo que soy. A ver, yo tengo compromiso con la sociedad en la que vivo, juego un papel, tengo una responsabilidad, quiero una sociedad más justa, quiero una sociedad más igualitaria. ¿Cuál es mi papel en ese tablero? pues intentaré incidir en la medida de mis posibilidades en ello y colaborar para que la sociedad sea más democrática.
¿Vale la pena ser periodista?
Sí, totalmente. No sé si es el mejor oficio de todos, pero es un oficio apasionante. Estar inmerso en la sociedad y poder contarla y poder dar voz a quienes no la tienen o explicar discursos que no están en el centro del debate. Poder mirar con atención y que te paguen por poder explicar el mundo en el que vivimos me parece una actividad que tiene mucho que ver con ese sueño que tenía yo de pequeño de contar el planeta en el que vivo.