Circuito musical en A Coruña
“Tengo mentalidad de músico, no de empresario”
ENTREVISTA | Pepe Doré, gerente del Garufa Club
Cuenta la leyenda urbana (esta es real) que hace unos años el cantautor catalán Albert Plá dio un concierto en A Coruña del que no salió muy satisfecho. El local que lo acogió tenía una acústica inapropiada. Tras el bolo, Plá se fue con su mánager a tomar algo al Garufa Club, que regenta Pepe Doré. “Venía un poco desmoralizado porque la cosa no había ido bien. Y tras un rato y después de echar un vistazo en nuestra sala, le dijo a su mánager: ‘¿Y por qué demonios no me has traído a tocar aquí?’”.
Doré es músico profesional y lleva toda su vida dedicado a la música, como compositor e intérprete y también como empresario. El Garufa acoge el próximo jueves un debate abierto al público sobre el panorama del circuito musical coruñés que organizan los diarios Coruña Hoy, EntreNós y La Duda, que reunirá a músicos, programadores, gerentes de salas, patrocinadores y promotores, y que rematará con un concierto gratuito de las bandas coruñesas Nando y los Deibes, Calma Chicha y La Dance. Todo ello enmarcado en la Semana de la Música ao Vivo que se celebra en la ciudad entre el 12 y el 18 de junio.
El Garufa cumple este año su vigésimo quinto aniversario. No debe ser casualidad que una de las primeras actuaciones que ofreció para celebrarlo fuera, precisamente, la de Albert Plá.
- Cuando abrieron el primer Garufa hace 25 años, ¿pensaron que iban a llegar hasta aquí?
- No, la verdad es que en estos tiempos no hubiéramos durado tanto. El primer Garufa estaba en la calle Tinajas, lo abrieron Marcos Meléndrez y, Marcos Míguez. Meléndrez era mi compañero en Los Doré, y en el momento de la apertura del local yo estaba muy liado con todo lo que conllevaba la producción de Estás buscando guerra, que sería nuestro segundo disco, por lo que tardé unos meses en incorporarme a la gestión del local
- Era un pub, pero la apuesta ya era la música en vivo.
- Sí. Prácticamente desde que abrimos procuramos tener una programación extensa. Siempre había música en directo. Empezamos tocando nosotros todos jueves, como Los Dore o como Los Bonini. Boleros, tangos, directos bastante íntimos. Luego con otras bandas los viernes, y al final, casi todos los días de apertura. Y siempre mantuvimos una continuidad, en una época en la que en A Coruña la música en directo era casual, no había ninguna sala, a excepción del Filloa, el Playa Club y de Punto 3, aunque sin una programación estable.
- En el Garufa se han especializado en música latina, ¿es su target de público?
- No crea. Bajo la etiqueta de música latina caben desde Los Van-Van hasta Carlos Santana, pasando por el bachatero Romeo Santos, Ricky Martin, o incluso gente como Enrique Iglesias o Bisbal, por lo que es tanto como no decir nada. Yo por lo que he apostado es por la salsa, que es un concepto neoyorquino y que se refiere a la música de Cuba, Colombia, Puerto Rico, etcétera, que se hacía en los setenta en Nueva York con gente como Rubén Blades. Era una música de barrio, que además exige músicos con mucha preparación. De hecho, muchos de los intérpretes de salsa son intérpretes de jazz. Pero no está suficientemente valorada. Me llamó la atención que en los premios Martin Códax haya multitud de categorías, indie, rock, música electrónica, jazz, reggae, folk, blues y soul... Pero nada de salsa. Yo apuesto por ella, y es cierto que en España, salvo algunas salas de Barcelona, Valencia y Madrid, prácticamente nadie lo hace. Pero a la gente le gusta, porque como sucede con cualquier etiqueta que se degrada sin razón, acaba reviviendo. Tenemos dos bandas residentes, Son de Camagüey y Son al Son, y la respuesta de público es muy buena. Pero si se fija en nuestra programación, tampoco es cierto que sólo ofrezcamos salsa, que representa un 25% de los conciertos. El jazz está entre el 25 y el 30%, y el resto es pop, rock y otras manifestaciones, como la música popular gallega, que representa más de un 12% de nuestra programación.
-¿Cómo ve la oferta de música en vivo en A Coruña?
- Nunca hubo tanta música en directo como ahora en la ciudad. Cuando nosotros empezamos no había ni el 5% de lo que hay ahora. Otra cosa es que lo que se ofrece sea de más o menos calidad. Pero esa valoración la tiene que hacer el público,
- Pero muchas bandas de gente joven encuentran dificultades para encontrar una sala donde les acojan.
- Dedicarse a la música siempre ha sido complicado. Tienen que pesarte mucho más la pasión, el corazón y las ganas que cualquier otra cosa. Y yo creo que en A Coruña nunca ha habido tantas salas de conciertos como ahora.
- Usted es el vicepresidente en Galicia de Clubtura, la asociación de salas de música en vivo de Galicia. ¿Cuáles son sus objetivos?
- Queremos darle una salida al sector, ofrecer mejores condiciones, sanear y refrescar la música en directo con más colaboración entre todos nosotros. De hecho, estamos también en ACCES, la asociación española de salas. Intentamos estrechar los contactos, no sólo entre los empresarios de sala, también con los músicos, los programadores, los promotores... Porque las salas somos los intermediarios entre los artistas y el público.
- Hoy hay muchas salas que ofrecen conciertos sin tener las condiciones adecuadas, ¿eso es competencia desleal?
- ¿Una sala es cualquier bar que hace una actuación? Yo creo que no. La normativa para montar una sala de conciertos es durísima. De hecho, yo creo que es más fácil montar una fábrica de bombas que un establecimiento como el nuestro, que conlleva unos costes elevadísimos para cumplir con todos los requisitos legales, empezando por la insonorización. ¿Un bar que hace cuatro conciertos es una sala? Pues no. Y sí, en cierto modo, yo me siento agredido por esa competencia.
- En los premios Martín Códax de los que hablaba antes llevan tres años nominados en la categoría de mejor sala de Galicia. ¿Se lo darán algún día o les pasará como a Kubrick, que nunca ganó el Óscar a la mejor dirección?
- Pues no lo sé, creo que en los Martín Códax pesa siempre un poco el sentido romántico. Este año se lo llevó Este año se lo llevó Pousada das Ánimas, de Boiro y los dos anteriores , A Arca de Noé, de Vilar de Santos, y Aturuxo de Bueu.
- Su sala ofrece condiciones muy buenas para los músicos. La anécdota de Plá parece confirmarlo.
- Plá ya ha tocado dos veces aquí. Y la verdad es que todos los músicos que vienen quedan satisfechos. Tenemos un equipo de sonido de primer nivel, y, sobre todo, unos técnicos muy buenos. De hecho, toda la sala está montada siguiendo sus consejos. Las bandas lo saben, lo notan y lo agradecen. Además, el Garufa es un espacio amplio, limpio, sin columnas... Desde cualquier lugar de la sala ves y escuchas perfectamente cualquier actuación, por mucha gente que haya.
- A nivel personal, ¿se siente satisfecho con ella?
- Claro. Llevo toda la vida dedicándome a la música, como músico y como gestor de salas, es decir, conozco el sector desde dentro y desde fuera, porque me he pateado España como intérprete y he tocado en muchísimas salas. Y cuando montamos el nuevo Garufa Club, sabía lo que quería. Otra cosa es que sacar adelante toda esta inversión no sea complicado, manteniendo una programación estable y coherente, sin vender tu alma al diablo. Yo tengo mentalidad de músico, no de empresario, y eso acaba notándose.