salud bucodental
Alimentos probióticos para prevenir la caries
La noción de incorporar al organismo especies microscópicas que velen por nuestra salud, a la manera de animales domésticos de mínimas dimensiones que realicen para nosotros tareas que puedan ser esenciales, roza el universo de la utopía y de la ciencia ficción. Sin embargo existe una larga historia relacionada con la presencia de microorganismos vivos en los alimentos, en particular las bacterias ácido-lácticas (que se alimentan de la lactosa o azúcar de leche). Ya en el año 76 a.c el historiador romano Plinio recomendaba la administración de leche fermentada para el tratamiento de la gastroenteritis.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), los PROBIÓTICOS son “microorganismos vivos no patógenos que, cuando se administran en cantidades suficientes, pueden ser beneficiosos para la salud del huésped”.
El uso potencial de los probióticos o “bacterias amigables” como también se las llama, está aumentando continuamente en base a nuevas evidencias científicas que apoyan su efecto sobre la prevención y el tratamiento de distintas enfermedades como infecciones urogenitales, fibrosis quística, distintas alteraciones gastrointestinales y varios tipos de cáncer.
Si bien no especificaremos las diferencias entre unos y otros, existen distintos grupos de probióticos con varias particularidades entre sí. Así se distinguen probióticos naturales, probióticos comercializados, suplementos alimenticios que contienen probióticos, y por último, productos medicinales o agentes bioterapéuticos.
Los probióticos promueven la salud mediante la exclusión competitiva o positiva de bacterias patógenas. En este sentido, se decidió investigar la existencia de microorganismos probióticos presentes en la cavidad bucal, que pudiesen utilizarse con una acción preventiva contra las caries dentales. Existen cepas de Lactobacillus y Estreptococos propios de la boca que son considerados bacterias cariogénicas, pero otras cepas de estos mismos microorganismos actúan como antagónicas o son inversamente proporcionales entre sí y pueden estar asociados con estados de salud bucal. Hasta el momento, en los últimos años diferentes investigaciones ponen el foco sobre los denominados Lactobacillus reuteri, Lactobacillus rhamnosus, Lactobacillus salivarius y Bifidobacterium, así como en los Estreptococus sanguinis y oligofermentis, microorganismos probióticos que reducen el número de los Estreptococos mutans, uno de los principales responsables de la caries dental, e inhiben la adhesión de la placa bacteriana a la superficie del diente resultando así en una disiminución de la actividad cariosa de las bacterias (especialmente en niños) o incluso tratando alteraciones como la enfermedad periodontal (piorrea), periimplantitis, halitosis... Algunas de las bacterias mencionadas se encuentran en alimentos comunes y muy asequibles tales como yogures frescos, queso crudo, kéfir, leche bovina fermentada, miso, col fermentada, etc.
En cuanto a la enfermedad periodontal (enfermedad de las encías y tejidos que rodean los dientes), la administración de los probióticos resultó en la normalización de la microbiota oral en el grupo de pacientes que consumía esta sustancia en comparación con el grupo control que no la ingería, demostrando así una disminución de la gingivitis y el acúmulo de placa.
Los efectos de probióticos como la Weissella Cibaria pueden también controlar la halitosis disminuyendo los niveles de componentes volátiles de sulfatos debido a la presumible producción de peróxido de hidrógeno.
Por otra parte, la acción de estos microorganismos en infecciones por Candidiasis está aún muy cuestionado ya que los escasos estudios que existen demuestran resultados poco consistentes, aunque en alguno se observó una disminución del crecimiento de Candida Albicans, principal responsable de infecciones intraorales por hongos.
Como acabamos de resumir y si bien todavía son pocos los estudios disponibles sobre la acción de probióticos en la cavidad oral siendo necesarios más estudios in vivo que concreten todo ello, y considerando además que el éxito de probióticos específicos como éstos depende no sólo de la cepa bacteriana utilizada sino también del número de especies y de la concentración bacteriana de la alteración en sí, los resultados obtenidos hasta la fecha son prometedores, e indican que éstos tendrían alguna efectividad clínica en la prevención de las enfermedades más comunes de la cavidad oral, además del beneficio ya conocido para la salud en general.