Banco de Alimentos
El legado de Conchi Rey y su equipo en el Banco de Alimentos Rías Altas
Conchi Rey es conocida en nuestro barrio por ser la propietaria de Shoes & Bags en la calle Eusebio da Guarda número 19, pero también por su larga trayectoria en el Banco de Alimentos Rías Altas. “Llevo como voluntaria en el banco 11 ó 12 años. En la junta directiva casi 7, primero como vicepresidenta y luego como presidenta. Seguiré como voluntaria los años que hagan falta”, cuenta Conchi.
El día 15 de junio se pone fin a esta última etapa del banco, pero se hace con broche de oro al observar el camino y ver los avances que el equipo ha logrado. “Estoy muy orgullosa del trabajo que se ha hecho, tanto de mi labor como la de todo mi equipo. Nosotros cogimos un banco en el que había que hacer todo y dejamos un banco con todo hecho. Cuando llegamos a la directiva había muy poco dinero, muy pocos recursos, muy pocas subvenciones… Muy poco de todo. Hoy en día es un banco saneado económicamente, se ha hecho visible a la sociedad. Tenemos un reconocimiento ante la Xunta, la Diputación y ante toda la sociedad coruñesa”.
El Banco de Alimentos Rías Altas tiene cuatro almacenes: dos en A Coruña, uno en Ferrol y otro en Santiago de Compostela. Desde ahí salen los alimentos que van a parar a las entidades que, mediante un convenio con el banco, reparten la ayuda entre los beneficiarios: personas con pocos recursos de la provincia de A Coruña. “Hay que cumplir unos requisitos. Nosotros los tenemos que tener identificados, con sus informes sociales…”, relata Conchi. En total, el banco ofrece alimentos a alrededor de 180 entidades, lo que se traduce en más de 28.000 personas beneficiarias del servicio.
Durante estos cuatro años de presidencia, Conchi ha tenido que enfrentarse a dos crisis con escala de tragedia. Primero fue la pandemia, que dejó a cerca de 7 personas ocupándose en solitario de todo el trabajo del banco. Además de atender a las necesidades de las entidades habituales, el equipo de Conchi tuvo que hacer un esfuerzo mayor para atender a la demanda de Servicios Sociales de A Coruña que se encontraba sobrepasado ante el aumento de las necesidades de la ciudadanía. “La pandemia es lo peor que ha pasado. Espero nunca más tener que pasar por algo así. Yo creo que donde se ve la catadura de la gente y la grandeza de una ONG, es en una situación de emergencia.”
Después llegó la guerra de Ucrania y el Banco de Alimentos Rías Altas volvió a mostrarse a la altura en el contexto de crisis. Tras la petición de ayuda por parte de la Asociación de Vecinos de Camelle, el banco se organizó para llevar a cabo dos viajes mediante los cuales transportar ayuda humanitaria y traer a España a personas refugiadas. En estos dos viajes, consiguieron trasladar a alrededor de 60 personas. Muchos de ellos se han quedado, otros han vuelto a su país después de haber podido recuperarse y descansar de la experiencia que la guerra supone. Entre ellos 40 niños y sus profesoras que fueron acogidos en un colegio de Ourense para poder pasar una temporada alejados de las bombas. Esta experiencia marcará para siempre la vida de Conchi y del equipo que colaboró en la hazaña: “Fue tremendo, la experiencia más grande de mi vida. Es la experiencia que me voy a llevar de mi periplo en el banco de alimentos y como persona. Fue algo impresionante”.
Hoy en día el Banco de Alimentos Rías Altas cuenta con unos 50 voluntarios fijos que son su mayor valor, el elemento fundamental que la última etapa de la entidad con Conchi a la cabeza, deja para el nuevo equipo directivo: “A la nueva directiva les digo que tienen ahí un valor enorme que son los voluntarios, la gente que viene todos los días como si fuese a trabajar y que no cobra un duro y que está ahí todos los días. Que los cuiden mucho, porque son la base. Sin esa gente, no funciona el banco”.