Agra do Orzán
Plaza del Comercio: del molino hasta Uruguay
Del molino al comercio
Antes de que la plaza luciese tal y como lo hace hoy, en esta zona del barrio se levantaba el conocido molino de A Gramela. Con sus 7 metros de alto y en un excelente estado, había contemplado cómo el barrio pasaba de ser una zona agrícola a convertirse en otra rama de la ciudad.
El desarrollo urbanístico de la Plaza del Comercio, llegó allá por los años 60. Por aquel entonces los empleados del comercio tuvieron una idea fantástica: formarían una cooperativa con la que comprar un terreno donde construir sus futuras casas. Así lo hicieron, escogiendo esta zona de la ciudad. Unidos se hicieron con el espacio. Sin embargo, para llevar a cabo la construcción, necesitaron fondos públicos. Incluso con este inconveniente, el proyecto prosperó y en 1966 los pisos fueron entregados a los cooperativistas. Así funcionaron las cosas hasta 1998, cuando los socios decidieron disolver la cooperativa y hacerse con los pisos en propiedad.
Algunos abandonaron el barrio, otros se quedaron y otros volvieron después de algún tiempo. Hoy en día todavía son muchos los hijos y nietos de los cooperativistas que tienen su hogar aquí, en uno de los únicos espacios verdes que tiene el Agra del Orzán y cuyos vecinos defienden a capa y espada.
Tributo a Uruguay
Además de ese espacio verde y esas casas, la plaza tiene otro detalle curioso y que traslada el espíritu del barrio con meridiana claridad. En este rincón del Agra podemos ver un busto, un rostro para algunos desconocido y para otros muy respetado. Se trata de un homenaje a José Gervasio Artigas, personaje de suma importancia para la independencia de Uruguay.
Todos sabemos que el Agra es un barrio multicultural que ha absorbido una gran cantidad de población migrante, alrededor del 10% de sus vecinos. Entre las nacionalidades con más presencia se encuentran los uruguayos quienes, además, tuvieron allí la sede de la Asociación de Uruguayos y Gallegos Retornados 25 de agosto.
La multiplicidad de nacionalidades presentes en el agra se puede ver en detalles como este pequeño guiño a la historia uruguaya. José Artigas era nieto de dos de los primeros pobladores de Montevideo. Naturales de Zaragoza, cruzaron el charco para instalarse al otro lado y, sin saberlo, participar de manera definitiva en la creación de un futuro país. El joven Artigas creció en las campiñas al este Del Río de La Plata. Compañero de los gauchos y de tribus indígenas, disfrutó durante muchos años de la libertad más salvaje y aprendió mucho acerca de la cultura de su tierra.
La Revolución de Mayo, donde las provincias al este y oeste de La Plata se opusieron al control del imperio español comenzando un proceso de independencia, insufló ánimos a José que abandonó el ejército para unirse a las tropas insurgentes. Poco a poco, se fue destacando como un militar intrépido y un excelente estadista.
Junto a sus compañeros de la banda oriental, José plantó cara a las tropas españolas y portuguesas una vez tras otra. Cada día era más conocido, cada día sus ideas llegaban más lejos: él quería hacer de Latinoamérica una especie de Estados Unidos. De hecho fue uno de los padres del federalismo en la zona. Unos años más tarde estuvo a punto de conseguirlo a pequeña escala creando la Liga de los Pueblos Libres. Allí pretendía integrar a todas las provincias rioplatenses con aspiraciones federalistas que plantaban cara al control central de Buenos Aires. Sin embargo fue traicionado y después derrotado militarmente. Finalmente tuvo que exiliarse a Paraguay donde vivió el resto de su vida protegido por los gobernadores del vecino país.
El Agra es sinónimo de respeto por la historia de los otros y su Plaza del Comercio nos lo recuerda así, con un homenaje a un héroe de la independencia uruguaya.