El templo data del siglo XII y es uno de los pocos vestigios que quedan del pasado de Oza como ayuntamiento independiente. Así, la ermita constituye un valor patrimonial y cultural para el barrio que, sin embargo, observa cómo se deteriora a causa del abandono y cómo su desuso les impide disfrutar de un espacio que beneficiaría a los vecinos y vecinas de la zona.

La capilla de Santa María de Oza es una iglesia construida en sillería, de planta cruciforme que conserva de su construcción inicial un ábside de testero plano y parte de su única nave, separados por un arco sobre columnas y capiteles. Sus capillas laterales fueron construidas aproximadamente en el siglo XVII, momento en el que también se amplió la nave y se añadió una espadaña.

Desde hace varios años la asociación vecinal de Oza, con Paulo Sexto en la presidencia, viene alertando del deterioro que este edificio de enorme valor histórico está sufriendo. Así mismo, reclaman la pertinencia del uso social y cultural que la capilla podría tener para el barrio. Un reclamo que se ha venido dando de bruces con la situación legal del templo. 

Este, hoy en día, forma parte del complejo hospitalario de la zona y es, por lo tanto, propiedad del SERGAS. Sin embargo, la institución solo puede darle un uso sanitario. Cuestión que ha derivado en el consiguiente abandono y olvido de la obra. 

Hace unos años y con algunos pronunciamientos institucionales que demostraban estar dispuestos a comenzar los trámites que, primero cediendo la propiedad a la Tesorería General del Estado, terminarían con su apertura al público para definitivamente tener un uso comunitario; parecían agilizarse los trámites. Pese a todo todavía en el presente, los vecinos y vecinas no han recibido noticias concluyentes. Esta demora no hace más que complicar más y más la conservación de esta pieza patrimonial que ya necesita una urgente rehabilitación.