Comercio de barrio
Peluquería Gloss: 34 años de pasión por la peluquería
Ana lo tenía claro: “Siempre quise ser peluquera. En mi familia no es que se viera mal, pero no se entendía. Era la época en la que todos podíamos estudiar y ellos creían que podía seguir estudiando, pero yo soy muy tenaz. Me formé y empecé a trabajar a los 19 años”. La trayectoria de Ana comenzó con la que sería para el resto de su vida su mentora: Marisol. De la peluquería personal de su maestra, pasaron a una franquicia de Rizos. Ya llevaba 3 años trabajando cuando llegó a A Coruña la primera peluquería Llongueras. Ana vio una oportunidad y decidió aprovecharla: “Estuve 6 años trabajando en Llongueras. Trabajamos mucho. Éramos un equipo muy joven. Aprendíamos mucho, pero disfrutábamos. Fue una etapa muy bonita a todos los niveles.”
Por aquel entonces volvió Marisol a su vida con un nuevo proyecto que, además del trabajo de siempre, le ofrecía participar en la creación de una escuela de peluquería. “El problema que hay en peluquería es la formación y más en aquel momento. Fue un proyecto muy bonito, con mucha ilusión. Queríamos formar a la gente.”
Con el tiempo, Marisol y Ana, dieron un nuevo paso adelante. Juntas crearon la que hoy es la peluquería Gloss. Aunque en un primero momento era una franquicia de Rizos, a los 5 años decidieron independizarse: “Ya sabíamos lo que queríamos, teníamos mucha formación y era el momento de darle un cambio a esto. Después mi socia se jubiló y me quedé yo con la peluquería. Marisol es mi maestra y mi mentora. Fue quien me introdujo en el mundo de la peluquería y de la empresa.”
Gloss hoy es una peluquería que apuesta por la calidad: en las profesionales y en los productos. “Nuestra máxima es la buena calidad, hacer las cosas muy bien y conseguir que las clientas estén a gusto y se sientan más guapas. A La peluquería se viene a disfrutarlo y a salir mejor de lo que una entró.”, señala Ana.
En estos años, Ana, ha ido viendo cambiar y desarrollarse el negocio de la peluquería. Entre otras cosas señala el auge y la caída de las peluquerías low cost, el avance en los productos cosméticos para el cuidado de cabello, el aumento de las peluquerías de una sola persona trabajando y su paulatina reducción por la pandemia… Considera que el futuro pasa por ofrecer más seguridad y confianza a los y las usuarias. “Debería de haber más control a la hora de abrir un negocio. Hoy no es necesario tener ningún certificado, ningún diploma… Ningún reconocimiento de tu formación. Eso es preocupante”. Se muestra escéptica con la implantación de la inteligencia artificial en el sector: “La peluquería es algo más. Puede haber una máquina que te haga unas mechas, pero eso hay que controlarlo. Cada pelo es un mundo. Hay una parte que es humana. La gente siente la peluquería como parte de su vida.”
Las tendencias van y vienen. Este año, Ana, nos cuenta que vuelve a triunfar el rubio y los rizos. Lo que se mantiene, en este camino, es el compromiso de profesionales como ella que han encontrado en su trabajo, su pasión: “Yo disfruto de la peluquería. Es muy gratificante conseguir en media hora que alguien se sienta alegre y feliz.”