Comercio dos Mallos
Calzados Yolanda: 50 años de soñar en familia
A. Garci y Marisa Fernández
Sin embargo, allá por el año 72, Calzados Yolanda era el sueño y la ambición de unos hermanos convencidos de que su esfuerzo daría frutos.
José, más conocido en nuestras casas como Pepete, fue el primero de los futuros empresarios en formar parte del negocio de los zapatos. “El patriarca de Calzados Yolanda, Pepete, empezó a trabajar en el 49 en Los pequeños suizos”: nos cuenta Carlos Monteagudo que, para aquel entonces apenas acababa de nacer.
Poco a poco y año tras año, los hermanos se fueron incorporando al negocio del calzado. José, Fernando, Ricardo y Carlos fueron trabajadores en las zapaterías Triay. Carlos era el más pequeño, empezó en el negocio a los 13 y fue aprendiendo al amparo de sus hermanos.
Con el tiempo, al último de los hermanos Monteagudo, se le hizo pequeña la empresa Triay: “Me fui de Triay para ser viajante porque no quería ser el dependiente de una tienda, aspiraba a más… Mi madre se llevó un gran disgusto porque, claro, todos trabajando allí y va el pequeño, el rebelde, y se marcha”. Una decisión atrevida al principio, pero que se demostró como un paso adelante en el camino de la familia. Porque un tiempo más tarde, el mayor de los hermanos, José, también daría el paso.
Corría el año 72 cuando José y Carlos deciden emprender la aventura de montar su propio negocio. “Fuimos buscando bajos y encontramos el de la esquina de Los Castros”. Aquella fue la primera tienda de Calzados Yolanda. Sin almacén, pero con una enorme experiencia por haber sido los encargados de las tiendas de Triay, los dos hermanos comenzaron a trabajar a destajo. “Nos fueron bien las cosas y se llamó a Fernando, otro de nuestros hermanos.”
“Duerme deprisa que tienes que hacer escaparates”
Dos años después aproximadamente, aumentaron la empresa con el bajo de Los Mallos e incorporaron al cuarto hermano: Ricardo, alias Carocho. “Era mucho trabajo. Sacábamos los escaparates a la hora de cerrar por la noche y los teníamos terminados a las 9 de la mañana para abrir las tiendas. Mi madre me decía: Duerme deprisa que tienes que hacer escaparates.” Pese a ese inmenso esfuerzo, Carlos lo recuerda con cariño y admite que fue muy agradable, que siempre trabajaron a gusto: “Nuestro otro hermano, Alberto, trabajaba en la fábrica de tabacos, pero cuando tenía la mañana o la tarde libre, venía al negocio y nos ayudaba… Estaba ahí poniendo su granito de arena.”
Los hermanos Monteagudo querían crear una base sólida, un negocio que poder legar a las futuras generaciones y asegurar a sus familias un buen futuro. “Nos fue muy bien porque se ha trabajado mucho. Había mucha confianza con la clientela, en aquel momento nos conocían más a los encargados que a las dependientas, así que había mucha relación. Antes, en Triay las clientas para nosotros eran las señoras de, pero aquí pasaron a ser Loli, María… Yo creo que ese fue uno de los grandes motivos de que se llegara donde se llegó”.
Calzados Yolanda siguió creciendo, subiendo escalón a escalón, hasta llegar a las 8 tiendas que permanecen abiertas hoy en día: dos en Los Castros, tres en Los Mallos, una en el Agra del Orzán, una en rúa Nova, una en Teresa Herrera, una en cuatro caminos y el outlet. Un crecimiento que ha hecho, también, que la familia del negocio se expandiese. Muchos de sus trabajadores llevan más de 40 años con ellos. Es decir, han pasado su vida en Calzados Yolanda y el negocio se ha desarrollado de su mano.
Hace ya 20 años que la segunda generación de la familia se incorporó a la empresa. Esa había sido la gran ambición de José y Carlos, que pudieron ver cumplida gracias al sacrificio de los cuatro hermanos. Hoy, ya es la tercera generación la que gestiona el negocio: “Ahora el tren tiene las vías hechas y está funcionando a buena velocidad. La tercera generación está mucho más preparada para la gestión. Ahora hay internet, venta online y esas cosas… Calzados Yolanda seguirá creciendo. La tercera generación va a seguir luchando”, afirma Carlos.
En todo este trayecto hay un lugar especial para Los Mallos. Al principio, cuando llegaron al barrio, los vecinos creían que estaban “tolos”, no entendían los precios, pero los hermanos conocían la calidad del producto y la importancia de ofrecer lo mejor. El tiempo les dio la razón y se convirtieron en una tienda referente para el barrio. Tan referente que, Carlos fue uno de los primeros en formar parte del Distrito Mallos: “Al venir para aquí tuve la fortuna de conocer a Salgado, para mí “el Presi”. Le tengo un cariño enorme, le tengo ahí como un gran amigo. Y un día me dijo que si me apetecía empezar entre los dos una cosa nueva… El Distrito Mallos… Que hoy es el centro comercial abierto. Ha sido un trayecto largo juntos de mucha lucha.”
50 años después del nacimiento de Calzados Yolanda el negocio sigue teniendo mucho del espíritu con el que José y Carlos le dieron vida. La empresa sigue siendo una gran familia entre los administradores, los trabajadores y la clientela y su enfoque sigue siendo el de apostar por la máxima calidad. “La mayoría del calzado es español, excepto un par de marcas italianas. Es de lo mejor que hay, primeras marcas de mucha calidad.”
Carlos tiene 73 años, muchos de ellos dedicados a Calzados Yolanda y cuando mira hacia atrás tiene muy claro con lo que se queda: “Lo que me queda es la gente… La gente que ha trabajado con nosotros y la que trabaja y las clientas… La clientela formaba parte de la familia.”