Derechos humanos
Pınar Selek y su lucha incansable por la libertad
La pasada semana la libertad, la justicia y los derechos humanos han vuelto a perder la batalla frente al totalitarismo, la represión y el despotismo. En esta ocasión la víctima del acoso sin cuartel de un régimen que pervierte las instituciones, las leyes y todo aquello que queda a su alcance es Pınar Selek. Esta socióloga y escritora es hoy en día un símbolo de resistencia no violenta y de defensa a ultranza de la libertad y la dignidad humana.
Selek nació en Estambul en 1971. Desde muy jóven conoció el significado del término represión. No en vano, su abuelo fue cofundador del Partido de los Trabajadores de Turquía y su padre un abogado defensor de los derechos humanos. Creció, por lo tanto, en una familia opositora al régimen. Fue en 1980, tras el golpe de Estado, cuando Pınar se enfrentó por primera vez a la absoluta crudeza de un régimen criminal que encarceló a su padre durante cuatro años y medio solo por sostener un pensamiento libre. Ella misma lo explicaba en una entrevista: “Crecí frente a cárceles que encerraron a mi padre y a muchos de nuestros allegados. Luego mi juventud está marcada por numerosos juicios contra militantes, intelectuales, artistas que defienden los derechos de los y las oprimidos y oprimidas. Sabía que en Turquía si eres crítica corres el peligro de prisión, exilio o muerte”
Pınar Selek se graduó en Sociología por la universidad de Bellas Artes Mimar Sinan. En sus estudios han estado siempre presentes los colectivos excluidos, vulnerables o perseguidos. Durante la primera década de los 90 con motivo de su tesis doctoral estudió y convivió con las distintas comunidades presentes en la calle Ülker de Estambul: niños sin hogar, homosexuales, transexuales, prostitutas, gitanas… Estas investigaciones no dieron lugar solo a obras que exploraban sociológicamente estos temas, también provocaron la creación de distintos proyectos de intervención comunitaria con ellos. Por ejemplo el Taller de Artistas de la Calle que cofundó en 1995 con la participación de personas sin hogar, prostitutas y transexuales entre otros. Durante estos años Pınar Selek también dedicó parte de sus esfuerzos al estudio del genocidio armenio y cofundó una revista feminista llamada Amargi.
En 1998, un año después de haber defendido su tesis doctoral, Selek estaba inmersa en una investigación acerca de la diáspora kurda y la represión a la que esa comunidad estaba sometida. Pınar sabía que se la estaba jugando, pero en sus propias palabras: “Nunca pensé que me vería inmersa en una mala película de ciencia ficción que duraría tanto”
Era el 11 de julio de 1998: Selek no lo sabía, pero su vida estaba a punto de cambiar para siempre. Dos días antes, en el Bazar de las Especias de Estambul 7 personas fallecieron y 100 resultaron heridas a causa de una explosión. Según las autoridades turcas detrás del suceso estaban las manos de esta activista que, en complicidad con el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), había organizado ni más ni menos que un atentado terrorista.
Ese 11 de julio fue arrestada y comenzó una brutal persecución en su contra que llegaría hasta el 2022. Durante estos 24 años el gobierno Turco y sus autoridades han vulnerado los derechos de Selek una vez tras otra: 2 años encarcelada, torturas, acusaciones falsas y un sinfín de atropellos. Los objetivos eran dos: silenciarla y hacerse con los contactos de personas kurdas que colaboraban en su investigación. En ambos casos han fracasado.
Hasta 4 veces Pınar Selek ha sido absuelta por distintos tribunales. En el año 2000, de hecho, fue puesta en libertad al demostrarse que la explosión había sido producida por un accidente con una bombona de gas. El Tribunal Superior de lo Penal de Turquía no encontró prueba alguna para inculparla. Sobretodo después de haber declarado como inadmisible el testimonio de Abdülmecit Öztürk, un supuesto cómmplice que confesó, bajo tortura, haber organizado los atentados junto a Selek.
En 2013 lo inaudito del caso de Pınar Selek fue un paso más allá cuando el Tribunal Superior de lo Penal de Turquía revocó su propia sentencia, por primera vez en su historia, y condenó a la mujer a cadena perpetua, emitiendo una orden de arresto inmediata. Para aquel entonces Pınar ya residía en Francia, exiliada de su país y tratando de resistir en la lucha desde lejos.
Esta semana, pese a la lucha incansable de sus abogados y de las entidades que se han organizado para defender su caso a nivel nacional e internacional, una nueva sentencia reafirma la condena a cadena perpetua. Selek es oficialmente ciudadana francesa, sin embargo el gobierno turco puede exigir su extradición y el embargo de sus bienes. Motivo por el que los Comités Solidarios con Pınar Selek hacen un llamamiento al Estado Francés para que muestre su apoyo a la activista y la proteja frente a los abusos del gobierno turco.
Selek es un ejemplo de lucha y por eso no va a abandonarla. Nadie, ni el gobierno más tiránico y brutal, conseguirá callarla y obligarla a rendirse. La resistencia forma parte de su naturaleza, como la violencia conforma la médula del régimen turco. Por suerte mujeres como Pınar tienen claro cuál es su camino y nos regalan este valioso legado. “He resistido desde el primer día de mi arresto, he resistido a fuertes torturas, he resistido en prisión, he resistido a las amenazas y resisto en el exilio porque este país al mismo tiempo es un espacio de resistencia, he crecido en la resistencia, he incorporado esta cultura de resistencia, de creación, de esperanza”.