Lara siempre tuvo pasión por el cuidado de las uñas y las manos, y decidió emprender su propio proyecto después de trabajar en otros salones de belleza. “Estoy contenta, ya que tenemos mucho trabajo y muy buenas clientas”, dice con una sonrisa.

Hace unos meses, Ziba cambió de instalaciones, por necesidad de tener más espacio en el local. “El otro local en la calle Cuba, para una persona estaba perfecto, pero ahora, ya necesitaba ampliar, porque necesitaba más zona de confort, para tener todo más ordenado con mis esmaltes… Cuando todo está ordenadito y en su sitio, ayuda a tener también la cabeza más ordenada y en la otra tienda ya estaba todo un poco desbordado. Y ahora trabajamos mucho mejor, contamos con el espacio suficiente, estamos más cómodas y nuestras clientas también están más contentas”, explica Lara.

El crecimiento de Ziba no sólo se ha dado en las instalaciones, sino también en el personal. Lara ha contratado a una persona más para atender muy bien a todas sus clientas. “La mayoría son chicas pero animamos a los chicos que se cuiden las uñas y las manos”, comenta.

Ziba se encuentra ahora en San Leopoldo número 7, una calle muy familiar, tranquila, alegre y soleada. Además, desde hace poco es peatonal, lo que ha mejorado la calidad de vida del barrio. “La peatonalización ha sido genial, además en el suelo hay juegos para los niños y niñas y ahí se entretienen jugando aquí al lado, aunque los peques que vienen con sus mamás, se involucran y los involucro en el diseño y colores que se ponen las mamás, proponen colores, cositas y la mamá encantada”, cuenta Lara.

Lara no piensa mucho en el futuro, sino que vive el presente con ilusión y ganas de seguir trabajando. “Sólo espero que me vaya bien, ¡como me está yendo hasta ahora! Sólo agradecer”, concluye.