Comercio de barrio
Tino y Mary cierra sus puertas después de 45 años produciendo sellos de caucho
Aproximadamente en el año 1978 Tino y Mary abren su negocio de Sellos de Caucho en la calle San Rosendo.
Los sellos de caucho han sido y siguen siendo herramientas versátiles que facilitan la identificación, organización y personalización de documentos y objetos en una amplia gama de aplicaciones personales y comerciales. Desde hace siglos son muy utilizados por instituciones, profesionales, empresas… Hoy en día siguen teniendo las mismas utilidades, aunque sus materiales y producción han cambiado notablemente.
La empresa familiar de Tino y Mary producía sellos para muchas empresas e instituciones de la ciudad. Tino era el especialista en la creación de los sellos y Mary se encargaba de la parte administrativa y también del manipulado. Pronto, Juan se une al equipo. Comenzó siendo aprendiz que, como era habitual en la época, comenzaban haciendo los recados y se iban introduciendo en la profesión por puro aprendizaje. “En esa época, un porcentaje muy alto era manual, ayudándonos las máquinas para favorecer las transformaciones necesarias. Con la incorporación de los ordenadores todo cambia, la rapidez, eficiencia… no cabe duda que facilita muchísimo el trabajo”, señala Juan.
En unos años amplían el negocio e introducen la papelería, en donde se vendía de todo. Con la década de los 90 llega al negocio una revolución: Tino y Mary incorpora el ordenador y una parte manual importante pasa a realizarse con él. Así, se simplifican los procesos más laboriosos y mejoran su eficiencia. Tino y Mary ha sido testigo de los cambios tecnológicos de una época, y también de los cambios sociales que se expresaron en el barrio.
En estos 45 años hubo cambios: Tino falleció una vez que se había prejubilado de su trabajo en la Voz de Galicia y Mary cogió las riendas de la empresa con la ayuda de su hermano Juan. Juntos dan continuidad al legado, llegando a la jubilación de Mary. Es entonces cuando Juan se hace cargo de la empresa y sigue dando servicio a muchas empresas de la ciudad.
Todos íbamos a hacer el sello para nuestra empresa, asociación… a Tino y Mary, era la “fábrica” de sellos de caucho. Hace ya unos años, el sello de caucho se transforma y estos ya son automáticos y autoentintables. Los años no lo han vuelto un objeto obsoleto, muy al contrario, hoy en día y a pesar de la firma digital, siempre se tiene un sello a mano. Son muy requeridos para dar identificación de documentos importantes.
Ahora, 45 años después de su apertura, Tino y Mary cierra sus puertas de la mano de Juan.
Es una época que se cierra, ya que además de la llegada de su jubilación, algunos de los materiales que se necesitan para la producción han dejado de fabricarse. Todo se cierra en un momento: un modo de producir y una etapa de una vida.
Juan se emociona pensando en toda su historia en Tino y Mary. “Me gustaba el trabajo, me encantaba la tipografía y era una gran satisfacción escuchar a los clientes decir que estaban encantados con nuestro trabajo”, relata Juan. A la pregunta: Juan, ¿qué le dices al barrio después de todos estos años? Él contesta: “Gracias”.
Así se despide Juan, dando las gracias al barrio y a tanta y tanta gente a la que con sus manos y las de Tino y Mary han dado su servicio.
Gracias Juan, Gracias Tino y Mary.